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ERRNVPHGLFRVRUJ La Habana, 2012 Catalogación Editorial Ciencias Médicas Velázquez Pérez, Luis. Ataxia espinocerebelosa tipo 2. Diagnóstico, pronóstico y evolución.—3 ed.——La Habana: Editorial Ciencias Médicas, 2012. 120 p. : il., tab. Ataxias Espinocerebelosas WL 390 Edición y corrección: Lic. María Luisa Acosta Hernández Diseño de cubierta: D.I. Meylín Sisniega Lorigados Realización: Elvira M. Corzo Emplane: Teresa Bernabeu Castrisano © Luis Velázquez Pérez, 2012 © Sobre la presente edición: Editorial Ciencias Médicas, 2012 ISBN 978 -959- 212-713-5 Editorial Ciencias Médicas Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas Calle 23, No. 654, entre D y E, El Vedado, La Habana, Cuba Correo electrónico: ecimed@infomed.sld.cu Teléfono: 836 1893 ERRNVPHGLFRVRUJ A la memoria de mi madre, principal artífice de mis metas. Ella me enseñó que merece la pena tener un objetivo e ir hacia este, independientemente de las circunstancias. A mi padre, por inculcarme los valores más puros que deben caracterizar al hombre de cualquier tiempo. A mi querida esposa, que me acompaña desde hace más de veinte años, y a su extraordinaria paciencia, la cual me permitió lograr este noble empeño. Ella es un claro ejemplo de que el amor eterno es posible. A mis adorados hijos, que me imprimen los deseos de vivir y luchar por la vida. Sin ellos nada tendría sentido . ERRNVPHGLFRVRUJ En esta nueva edición, quiero agradecer a todos mis familiares, amigos y compañeros de trabajo que me apoyaron en la realización de esta obra; en especial, al doctor Gilberto Sánchez Cruz, quien me estimuló y aportó sus ideas para desarrollar la primera edición, así como a los licenciados Roberto Rodríguez Labrada y José Miguel Laffita Mesa por sus valiosos aportes y ayuda en la revisión del texto. También, a los doctores Raúl Aguilera Rodríguez y Jacqueline Medrano Montero; a los licenciados Nalia Canales Ochoa, Julio C. Rodríguez Díaz, Yanetza González Zaldívar, Dany Coello Almarales, Dennis Almaguer Gotay, Luis Enrique Almaguer Mederos y Yaimeé Vázquez Mojena. A la Universidad Médica “Mariana Grajales Coello”, de Holguín, por todo su apoyo en estos últimos años, en la ejecución de diferentes investigaciones, principalmente a las doctoras Marieta Cutiño Rodríguez y Katia Ochoa Aguilera. A los colaboradores internacionales que han contribuido al desarrollo y la capacitación científica de nuestra institución. A todos los trabajadores del Centro de Investigación y Rehabilitación de las Ataxias Hereditarias (CIRAH) que, desde sus puestos de trabajo, facilitan el desarrollo de todo nuestro trabajo. Es el momento de dar agradecimientos a todos los enfermos con ataxias hereditarias y sus familiares, que durante tres décadas han contribuido con todas las investigaciones que se realizan en el país, sobre esta enfermedad. A todos, mis más sinceros agradecimientos. ERRNVPHGLFRVRUJ El desarrollo vertiginoso de la biología molecular y el estudio del genoma humano ha permitido delinear el vínculo entre el genotipo y el fenotipo en su sentido más amplio, así como la influencia del medio ambiente en múltiples enfermedades. Uno de los campos más impactados y, además, el más retador, es el de las neurociencias. Cientos de enfermedades neurodegenerativas son muy estudiadas y la gran mayoría de las investigaciones están dirigidas a entender este vínculo entre lo que se lleva dentro y lo que se expresa. Las investigaciones clínicas y neurofisiológicas sobre las ataxias hereditarias en Cuba son un ejemplo fehaciente de lo anterior y constituyen la base del contenido de este libro en todas sus ediciones. He sido testigo y partícipe de varias generaciones de investigadores y fue un honor que el autor me pidiera prologar esta tercera edición del libro, por diversas razones: primero porque Cuba es el país que concentra las más altas tasas de prevalencia e incidencia para un tipo particular de ataxia, la ataxia espinocerebelosa tipo 2 (SCA2; del inglés Espinocerebellar Ataxia Type 2 ), siendo la provincia de Holguín la más afectada; en segundo lugar, el autor es un científico que ha dedicado casi la mitad de su vida a las investigaciones de esta enfermedad de manera integral, pero con particular énfasis en las alteraciones neurofisiológicas, él ha obtenido resultados únicos internacionalmente en este campo y le ha impreso nuevas aplicaciones a la neurofisiología clínica desde el ángulo molecular. En esta edición, el autor ha introducido importantes cambios para la actualización de los diferentes capítulos, así como la incorporación de otros. Refleja las investigaciones neurofisiológicas que durante más de 20 años ha realizado en sujetos con la mutación SCA2. Aborda la interpretación fisiopatológica y su relación con las alteraciones moleculares. Describe marcadores electrofisiológicos relacionados con el daño genético, la progresión de la enfermedad y predicción del inicio de esta; por lo cual incorpora nuevos conceptos y aplicaciones de esta ciencia en el campo de las ataxias hereditarias, pero que son extensibles a otras enfermedades neurodegenerativas. Un capítulo que merece atención especial es el segundo, donde el autor caracteriza la enfermedad y brinda las herramientas para el diagnóstico clínico positivo y diferencial, y las principales alternativas terapéuticas, lo cual permite que el médico se actualice sobre el manejo de los enfermos y sus familiares. Por lo tanto ERRNVPHGLFRVRUJ se convierte en una guía de prácticas clínicas e investigación para neurofisiólogos, genetistas, biólogos y otros profesionales involucrados en investigaciones de individuos con trastornos neurológicos relacionados con las ataxias. Los demás capítulos abordan las principales alteraciones de la conducción nerviosa, las vías sensoriales aferentes, los movimientos oculares sacádicos, la actividad eléctrica cerebral, los principales trastornos del movimiento durante el sueño, así como el estado funcional del sistema nervioso autónomo. Sin duda, el presente libro es sui generis, al establecer nexos entre los hallazgos electrofisiológicos y los moleculares, evocando el concepto de “neurofisiología molecular”; por lo que, coincidiendo con el prólogo a la primera edición considero que el texto resume el trabajo de muchos años dedicado a la comprensión de la fisiopatología de la SCA2 y la búsqueda de biomarcadores para el desarrollo de ensayos clínicos, lo que la convierte en obligada referencia nacional e internacional. Dra. PURA CONCEPCIÓN AVILÉS CRUZ Doctora en Ciencias Profesora Titular Investigadora Demérito Académica Titular ERRNVPHGLFRVRUJ La ataxia espinocerebelosa tipo 2 (SCA2) representa un problema de salud para Cuba, especialmente para la provincia de Holguín, que concentra la población enferma y en riesgo más grande que se haya reportado a nivel mundial hasta el momento. Lo anterior ha permitido la ejecución de importantes investigaciones durante más de 30 años, así como la creación del Centro para la Investigación y Rehabilitación de las Ataxias Hereditarias (CIRAH), único de su tipo en el área de Iberoamérica y uno de los pocos, internacionalmente; estas investigaciones han tenido un impacto significativo en los enfermos y los descendientes con riesgo de enfermar. Por otra parte, la SCA2 constituye la segunda forma molecular más frecuente a nivel mundial; sin embargo, muchas veces el manejo y la conducta sobre estos pacientes no son los más adecuados por diversas razones. Estos elementos, de conjunto, constituyen razones importantes para transmitir la experiencia cubana mediante un texto que, de manera práctica, pone al servicio de los especialistas y del médico general herramientas para la comprensión, y el manejo de los enfermos con estas entidades nosológicas. Esta nueva edición incluye importantes cambios en la mayoría de los capítulos y la ampliación de otros. En el primero se elimina el acápite de las ataxias hereditarias en Cuba y se actualizan los tipos moleculares de ataxias, en los que ya se ha mapeado el locus cromosómico y se conoce la mutación; se incluyen las SCA29, SCA30, SCA31 y SCA32. El segundo capítulo surge con el objetivo de brindar una información actualizada, a los especialistas, en el manejo de los enfermos con ataxias hereditarias en general y, específicamente, de la SCA2, así como de los sujetos portadores de la mutación. Se plantean las principales características epidemiológicas, clínicas, fisiopatología, el diagnóstico positivo y diferencial, evolución y pronóstico, tratamiento, y los programas de diagnóstico presintomático y prenatal. El resto de los capítulos constituyen una extensión y ampliación del segundo, se analiza parte de las investigaciones neurofisiológicas que, durante más de 20 años, se realizaron en enfermos y portadores asintomáticos cubanos de la mutación; se aborda la interpretación de los principales aspectos fisiopatológicos y su relación con las alteraciones moleculares. En el tercero se estudia la cuantificación de los principales signos clínicos de la ERRNVPHGLFRVRUJ enfermedad, como trastornos de la coordi nación, estabilidad postural y reflejos osteotendinosos; se eliminan algunas figuras e introducen otras nuevas. En el cuarto se resumió parte del contenido introductorio para centralizar las alteraciones básicas oculomotoras de la SCA2. El quinto actualiza y describe los principales marcadores de progresión de la enfermedad durante un período de 20 años. En el sexto se introducen aspectos de los capítulos quinto y sexto de la anterior edición, y se incluyen otras alteraciones relacionadas con el daño olfatorio y el estado funcional de la actividad eléctrica cerebral. El séptimo es nuevo, aborda las principales alteraciones motoras durante el sueño, lo cual completa el fenotipo de la SCA2. El octavo trata las principales alteraciones del sistema nervioso autónomo (SNA). Mis propósitos fundamentales están encaminados a entregar información científica con claridad sobre la SCA2 cubana, que permita utilizar las herramientas prácticas en la evaluación y análisis no solo de esta forma molecular, sino que es aplicable a otros tipos de ataxias, ya sean hereditarias o esporádicas y que, de manera consecuente, se puedan aplicar para bien de las personas que necesitan atención. No creo que sea una obra acabada ni mucho menos perfecta. He querido ofrecer también la experiencia acumulada durante años en el trabajo diario, con sencillez, claridad, objetividad y actualidad. El texto va dirigido, en particular, a neurofisiólogos, neurólogos, internistas, fisiatras, biólogos, genetistas, médicos generales, neurocientíficos y, en general, a todos los profesionales y personal técnico que desde diferentes áreas trabajen con personas discapacitadas. EL AUTOR ERRNVPHGLFRVRUJ Capítulo 1. INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LAS ATAXIAS ESPINOCEREBELOSAS/ 1 Antecedentes históricos universales sobre las ataxias hereditarias/ 1 Características generales de las ataxias espinocerebelosas autosómicas dominantes/ 3 Bibliografía/ 21 Capítulo 2.ATAXIA ESPINOCEREBELOSA TIPO 2/ 27 Epidemiología/ 27 Fisiopatología/ 29 Caracterización molecular/ 31 Caracterización bioquímica/ 35 Caracterización neuropatológica/ 38 Diagnóstico semiológico/ 39 Evolución y pronóstico/ 41 Tratamiento/ 42 Bibliografía/ 47 Capítulo 3.ALTERACIONES CUANTITATIVAS DEL SÍNDROME CEREBELOSO EN LAATAXIA ESPINOCEREBELOSA TIPO 2/ 51 Coordinación/ 52 Estabilidad postural/ 54 Reflejos osteotendinosos/ 58 Bibliografía/ 60 Capítulo 4. MOVIMIENTOS OCULARES/ 62 Estructuras que forman el aparato oculomotor/ 63 Movimientos oculares sacádicos/ 63 Movimientos oculares sacádicos en los enfermos de ataxia espinocerebelosa tipo 2/ 65 Estudio longitudinal y evolución de las alteraciones sacádicas/ 70 Movimientos oculares sacádicos en portadores de la mutación de ataxia espinocerebelosa tipo 2/ 70 Bibliografía/ 72 Capítulo 5. ESTUDIOS DE CONDUCCIÓN NERVIOSAY POTENCIALES EVOCADOS EN LAATAXIA ESPINOCEREREBELOSA TIPO 2/ 75 Estudios de conducción nerviosa periférica/ 75 Potenciales evocados / 81 Bibliografía/ 85 ERRNVPHGLFRVRUJ Capítulo 6.ALTERACIONES FUNCIONALES MULTISISTÉMICAS DE LAATAXIA ESPINOCEREBELOSA TIPO 2/ 88 Respuestas tardías (onda F y reflejo H)/ 89 Electromiograma convencional/ 91 Daño olfatorio/ 93 Cerebro y electroencefalograma/ 94 Bibliografía/ 95 Capítulo 7. MOVIMIENTOS PERIÓDICOS YACTIVIDAD MOTORA DURANTE EL SUEÑO/ 97 Aspectos fisiológicos y genéticos del sueño/ 97 Trastornos motores durante el sueño/ 99 Trastornos motores durante el sueño en pacientes con ataxia espinocerebelosa tipo 2/ 101 Bibliografía/ 106 Capítulo 8. RESPUESTA SIMPÁTICA DE LA PIEL EN ENFERMOS Y PORTADORES ASINTOMÁTICOS DE ATAXIA ESPINOCEREBELOSA TIPO 2/ 108 Características anatomofuncionales del sistema nervioso autónomo/ 108 Respuesta simpática de la piel en enfermos de ataxia espinocerebelosa tipo 2/ 110 Respuesta simpática de la piel en portadores asintomáticos de ataxia espinocerebelosa tipo 2/ 112 Bibliografía/ 112 Anexo/ 114 Siglas/ 116 ERRNVPHGLFRVRUJ El término ataxia se refiere a un estado patológico de la coordinación de los movimientos. Se utiliza para describir un trastorno de la marcha que se manifiesta por inestabilidad, incoordinación y aumento de la base de sustentación. Es una disfunción a nivel del cerebelo y sus vías, así como alteraciones en la médula espinal, nervios periféricos o una combinación de estas tres condiciones. El conocimiento científico sobre las ataxias hereditarias transitó por diferentes etapas, desde las primeras observaciones clínicas y morfológicas del siglo XIX, hasta los más novedosos descubrimientos de la década de los 90, relacionados con la identificación de nuevos genes, caracterización de las mutaciones dinámicas y modelos animales transgénicos, lo que contribuyó a la profundización del conocimiento fisiopatológico de estas enfermedades. Las observaciones iniciales sobre la marcha atáxica se realizaron por Galen en 1821, quien sustentó el efecto de la senilidad como desencadenante de esta. A estos supuestos se le añadieron las enfermedades venéreas, como la sífilis. Flourens, en 1824, planteó la hipótesis de que la lesión de la médula espinal, más que la del cerebelo, era la base para este trastorno de la marcha. Jowitt, citando a Platón, en 1892 dio valor a las teorías iniciales del efecto del alcoholismo y el estado de senilidad. En 1963, Rolando consideró el valor de las alteraciones de la médula espinal sobre la ataxia de la marcha, por lo que coincidió con los argumentos iniciales expuestos por otros autores. Con el desarrollo sistemático de la neuroanatomía y la fisiología, la atención médica y científica se concentró en la “ataxia locomotora”, causada por lesiones cerebelosas. Nicolás Friedreich realizó la primera descripción clínica en 1863, de una forma de ataxia familiar progresiva que observó en los habitantes de los pueblos de la región de Heidelberg, en Alemania. Este trastorno se caracterizaba por tener un modo de herencia autosómico recesivo y una edad de inicio promedio de 10,5 años. La enfermedad comenzaba con ataxia de la marcha progresiva, abolición de los reflejos profundos de miembros inferiores, voz escandida, hipopalestesia en las cuatro ERRNVPHGLFRVRUJ extremidades con predominio de los miembros inferiores y manifestaciones de un síndrome piramidal de inicio en las piernas e hipotonía (síndrome ataxotabeto-piramidal). Además, aparecían alteraciones esqueléticas, oculares, cardíacas y endocrinológicas. En 1891, Menzel describió una familia en la cual cuatro miembros presentaron ataxia de las extremidades, disartria y movimientos coreicos. Él nombró este síndrome como atrofia olivopontocerebelosa (OPCA, del inglés Olivoponto-cerebellar-atrophia). Estos casos se diferenciaban, de los descritos por Dejerine y Thomas (1900), únicamente en su presentación familiar. En 1893, Pierre Marie publicó bajo el término de Ataxia hereditaria tipo Pierre Marie un grupo de ataxias familiares descritas por otros autores. Estas se distinguían, de la ataxia de Friedreich, por el modo de herencia autosómico dominante y la edad de inicio tardía; así como el predominio de los signos cerebelosos, reflejos profundos normales o exaltados, oftalmoplejías, atrofias de los nervios ópticos y el hallazgo morfológico de una degeneración acentuada del cerebelo. Muchos intentos se realizaron para establecer una clasificación de las ataxias hereditarias de inicio tardío, a partir de elementos clínicos y anatomopatológicos. Según las alteraciones morfológicas, los casos se dividieron en atrofia olivopontocerebelosa, degeneración cerebelo-olivar y cerebelosa cortical. En los pacientes con atrofia olivopontocerebelosa, además del síndrome cerebeloso, se describieron otras características adicionales, según Eadie en 1975. Por tanto, se demostró la existencia de una variabilidad dentro de las mismas familias. Los elementos clínicos que se asociaron fueron la oftalmoplejia, atrofia óptica, demencia, signos extrapiramidales, retinosis pigmentaria y amiotrofia. Los reflejos osteotendinosos se encontraban aumentados o disminuidos en miembros de una misma familia, lo que fue descrito por Schut en 1954. Por consiguiente, la clasificación, a partir de los elementos clínicos, tampoco permitió agrupar correctamente a estos enfermos debido a la gran heterogeneidad clínica. Schut en 1954 y Currier en 1972 estudiaron dos grandes familias con ataxia cerebelosa dominante procedentes de los Estados Unidos de Norteamérica. Posteriormente, en 1974, Yakura y colaboradores localizaron el locus del gen de esta ataxia hereditaria [ataxia espinocerebelosa tipo 1 (SCA1)] en el cromosoma 6p. Jackson, en 1977, demostró ligamiento entre el locus de esta ataxia y el sistema HLA con un lod score de + 3,15 a una distancia del HLA de 12 cM. El diagnóstico prenatal en familiares con riesgos de desarrollar la enfermedad se pudo establecer con 90 % de seguridad por medio del HLA. ERRNVPHGLFRVRUJ En 1978, Countinho y Andrade describieron una familia con más de 200 enfermos con ataxia cerebelosa autosómica dominante en las Islas Azores, bajo el término enfermedad de Machado -Joseph (MJD), con una prevalencia de 1 por cada 140 habitantes. Los criterios diagnósticos propuestos fueron el modo de herencia autosómico dominante, ataxia de la marcha, signos piramidales, síndrome extrapiramidal, neuropatía periférica, disfagia y oftalmoplejía. Desde el punto de vista anatómico se reportó la ausencia de lesión en el núcleo olivar inferior. Entre 1992 y 1994 se identificaron, por Kawaguchi y Orr, las mutaciones de estos dos tipos de ataxias espinocerebelosas (SCA1 y SCA3/MJD). Estas se producen por expansiones de un trinucleótido en la región de codificación de los genes respectivos. En noviembre de 1996, se publicó el locus del gen productor de la SCA2, así como la mutación génica, que consistió en la expansión del trinucleótido CAG. Estos estudios demostraron que, para las familias con SCA2 procedentes de Francia, los alelos normales eran de 17-29; para las de Japón, 15-24; y de 22 para las de los Estados Unidos de Norteamérica; sin embargo, en los enfermos, estos alelos alcanzaron valores de 37-50, 35-59 y 36-52, respectivamente. Después, se realizaron valiosos aportes que en la actualidad permiten conocer parte de las características genéticas de al menos 30 formas moleculares de ataxias espinocerebelosas autosómicas dominantes. Según la edad de inicio de las ataxias hereditarias, estas suelen clasificarse en dos grandes grupos: las de inicio temprano y las tardías. Dentro del primer grupo se encuentran las que se heredan con un patrón de herencia autosómico recesivo, asociadas o no a trastornos metabólicos. Entre las asociadas con trastornos metabólicos se incluye una extensa gama de enfermedades que se caracterizan por ataxia intermitente o progresiva. Las ataxias recesivas no asociadas con trastornos metabólicos definidos, son progresivas y entre estas se encuentran las ataxias de Friedreich, por déficit de vitamina E, telangiectásica y otros síndromes que cursan con trastornos en la reparación del ácido desoxirribonucleico (ADN), con apraxia oculomotora, espástica autosómica recesiva y mioclónica recesiva. Las ataxias hereditarias de inicio tardío o del adulto, generalmente se transmiten con un patrón de herencia autosómico dominante. Estas se caracterizan por la degeneración aislada o predominantemente combinada del cerebelo, la médula espinal y sus vías de conexión, por lo que tradicionalmente se les ERRNVPHGLFRVRUJ ha llamado ataxias espinocerebelosas (SCA; del inglés Spinocerebellar Ataxia). Dentro de las ataxias con patrón de herencia autosómico dominante se encuentran las SCA, los síndromes atáxicos, las ataxias episódicas y otros síndromes dominantes que cursan con ataxia. La clasificación de las ataxias hereditarias autosómicas dominantes de tipo SCA ha transitado por diferentes etapas, pero no fue hasta el desarrollo de la “Era Genómica”, en la década de los 90, cuando realmente se pudo establecer una verdadera y objetiva clasificación. Esta se basa en aspectos moleculares, en dependencia de la mutación o del gen que las origina. Hasta la fecha se conocen 32 formas moleculares de SCA; de estas, la SCA9 no tiene locus asignado aún. La SCA16 es causada por una variante alélica del gen de la SCA15, mientras que la SCA24 tiene un patrón de herencia autosómico recesivo y, actualmente, no se trata como una SCA, sino como la ataxia espinocerebelosa autosómica recesiva tipo 4 (SCAR4). De los 29 subtipos con asignación de locus se conoce el gen y la mutación causante en 17 formas (SCA1, 2, 3, 5, 6, 7, 8, 10, 12, 13, 14, 15/16, 17, 23, 27, 28 y 31). En las restantes todavía no se ha identificado el gen (SCA 4, 11, 18, 19, 20, 21, 22, 25, 26, 29, 30 y 32; Anexo). La heterogeneidad genética de las ataxias autosómicas dominantes sugiere que, por lo menos, faltan por identificar 20 % de la etiología molecular de estas. La ataxia espinocerebelosa tipo 1 (SCA1), también se conoce como enfermedad de Schut, atrofia hereditaria olivopontocerebelar (OPCA) y ataxia de Marie. Esta fue la primera de las SCA, en la que se identificó el defecto genético. En la mayor parte del mundo es menos común que las SCA2, SCA3 y SCA6; los mayores porcentajes se encuentran en Italia y Sudáfrica. Las investigaciones de la SCA1 empezaron en la década de los 40 del pasado siglo, conducidas por dos neurólogos americanos, cuyas familias tenían riesgo de desarrollarla. El éxito en la investigación de la SCA1 llegó en 1993, cuando investigadores de Minnesota y Texas identificaron el gen responsable en el brazo corto del cromosoma 6 (6p22-23). Se trata de un desorden neurodegenerativo y progresivo que se caracteriza por una disfunción cerebelar, amiotrofia y oftalmoparesias. Los síntomas iniciales se caracterizan por incoordinación de las manos y trastornos del equilibrio, a una edad promedio de 30 años. Existe la forma juvenil, con inicio antes de los 15 años de edad, la cual se asocia con el fenómeno de la “anticipación genética”, en el cuadro clínico predominan las manifestaciones cerebelosas. La disfagia y disartria son, comúnmente, progresivas después de varios años de evolución. En algunos enfermos existen neuropatía periférica, espasticidad, debilidad y dificultades de la memoria. Cuando el inicio ocurre a ERRNVPHGLFRVRUJ edades tempranas, los síntomas neurológicos son más severos y los adicionales más frecuentes. También se presentan nistagmo y trastornos de la motilidad ocular que progresan hasta la oftalmoparesia. La amiotrofia distal de las extremidades, la espasticidad y la coreoatetosis se pueden observar, pero el parkinsonismo es infrecuente. El intelecto se conserva hasta los estadios más avanzados, cuando puede ocurrir un síndrome parecido al del lóbulo frontal. La expresión fenotípica de la SCA1 tiene variabilidad intrafamiliar e interfamiliar. Sin embargo, la enfermedad siempre es moderada a lo largo de los años. La SCA1 se produce por una repetición expandida del trinucleótido de CAG el cual codifica para la síntesis de una proteína con expansión de poliglutamina, la Ataxina-1. Las repeticiones normales de CAG, en el gen SCA1, son de 6 a 38 unidades y las mayores de 21 se interrumpen por 1 a 4 repeticiones de CTG. Los alelos patológicos presentan repeticiones ininterrumpidas de CAG, desde 39 hasta 82 unidades. Al igual que en otras enfermedades producidas por poliglutaminas (poli-Q), las grandes repeticiones de CAG se correlacionan, significativamente, con el inicio temprano de la enfermedad. Mediante los estudios de Orr y Zoghbi (2001), se profundizó en la patogenia de la SCA1, lo que permitió obtener resultados para la terapia génica en esta enfermedad. Se demostró que la proteína mutada forma agregados intranucleares en neuronas específicas, lo que constituye un elemento crítico en la patogénesis y la expresión de los genes específicos, con la temprana aparición de la enfermedad. La mayor descripción de enfermos con ataxia espinocerebelosa tipo 2 (SCA2), se produjo en las familias cubanas, lo que se abordará en el capítulo 2. Se caracteriza por un síndrome cerebeloso asociado con alteraciones de los movimientos oculares sacádicos y alteraciones de los reflejos osteotendinosos. Los estudios genéticos demuestran que la SCA2 es una de las formas moleculares de SCA más encontradas a nivel mundial. Los síntomas se inician, generalmente, entre la tercera y la cuarta décadas de la vida, con una evolución de 10 a 15 años. La enfermedad progresa muy rápido cuando se inicia antes de los 20 años. Belal y colaboradores, en 1994 describieron en 23 % la presencia de distonía y corea, así como de mencia en un tercio de los pacientes. Durr y colaboradores, en 1996, enfatizaron en el predominio de demencia en la SCA2 y reportaron un estado mental anormal en 29 % de sus pacientes. Geschwind y colaboradores (1997) encontraron la presencia casi universal de ataxia cerebelosa y movimientos oculares lentos en el exámen clínico, así ERRNVPHGLFRVRUJ como distonía o corea (38 %) y demencia (37 %). En una serie de 111 pacientes procedentes de 32 familias con diversos orígenes, Cancel y colaboradores (1997) reportaron similares resultados e identificaron movimientos oculares lentos en 56 %, fasciculaciones en 25 % y distonía en 9 %. La ataxia es poco progresiva y puede asociarse con nistagmo. Los reflejos osteotendinosos están incrementados en los primeros años de evolución, pero desaparecen después. No hay rasgos clínicos que permitan un diagnóstico con certeza, este depende del estudio genético molecular, porque los movimientos oculares sacádicos enlentecidos son muy frecuentes, pero no patognomónicos. Los estudios radiológicos y anatomopatológicos muestran una atrofia olivopontocerebelosa, que se distingue de la SCA3, pero no de la SCA1. El gen de la SCA2 se localiza en el brazo largo del cromosoma 12 (12q23-24,1) y la mutación consiste en una repetición expandida del trinucleótido de CAG que oscila entre 32 y 77 unidades. Se reportaron expansiones súbitas de hasta 200 repeticiones. El gen SCA2 codifica para la síntesis de una proteína citoplasmática, la ataxina-2, cuya función no se conoce. Se caracteriza por un dominio poliglutamínico, por lo que la SCA2 clasifica dentro del grupo de las enfermedades producidas por poli-Q. Los alelos normales tienen interrupciones de citosina adenina adenina (CAA), que se pierden en los expandidos. Los alelos expandidos entre 32 y 34 repeticiones tienen una penetrancia reducida, por lo que no todos los individuos que los portan manifiestan signos de la enfermedad a lo largo de sus vidas. Al comparar los alelos de la SCA2 con los de la SCA1, SCA3 y SCA7, el rango de patogenicidad en la SCA2 es el de menor repetición de CAG. La ataxia espinocerebelosa tipo 3 (SCA3) se conoce como enfermedad de Machado-Joseph (MJD), por la combinación de los nombres o apellidos de las primeras dos familias descritas con esta dolencia en el año 1972. Los enfermos que, originalmente, se describieron residían en América del Norte y tenían sus orígenes en las Islas de Azores, Portugal. Se piensa que la mutación genética quizás se originó en Portugal, y se concentró en Azores en los siglos XV y XVI, donde 1/3 de la población se relacionaba con esta. Se diseminó por todo el mundo a lo largo de las rutas portuguesas de comercio por el negocio ballenero, en el siglo XIX, por lo cual también se le conoce como enfermedad neurológica azoriana, así como atrofia espinopontina y degeneración nigroespinodentada. Primero se pensó que era una enfermedad poco frecuente, solo encontrada en ciertos grupos étnicos aislados, pero con la posibilidad actual del diagnóstico molecular confirmativo se conoce que es la más frecuente de todas ERRNVPHGLFRVRUJ las SCA a nivel internacional, fundamentalmente en Portugal, Brasil, Alemania, China y Japón, pero rara en Rusia e Italia. El gen responsable de la SCA3/MJD se localiza en el brazo largo del cromosoma 14 (14q32.1) y se identificó por un equipo de investigadores de Japón, en 1993. La mutación se reportó por Kawaguchi y colaboradores, en 1994, como una repetición expandida de CAG en el gen MJD1. Esta mutación resulta en la síntesis de una proteína con una expansión de poliglutamina, la ataxina-3. La repetición de CAG en el alelo normal es de 12 a 42 unidades y en el patológico de 60 a 84 repeticiones. Este espacio entre el nivel de repeticiones de CAG del alelo normal y del patológico es superior que en cualquier otra de las enfermedades por poli-Q. Solo en pocos individuos se han identificado alelos con tamaños intermedios (53 y 54 repeticiones), en los cuales se puede observar el síndrome de las piernas inquietas y polineuropatía. Se trata de una degeneración espinocerebelosa de carácter progresivo, que se caracteriza por una disfunción cerebelar asociada con manifestaciones piramidales y oftalmoplejía. Se inicia hacia la mitad de la vida en los adultos (tercera o cuarta décadas) y la progresión se extiende durante varios años (un promedio de 15), con una duración de unos 30 años. Existen enfermos con inicio en la adolescencia y en edades tan avanzadas como los 70 años. El primer síntoma se manifiesta con deterioro del equilibrio, seguido por incoordinación de las manos o dificultades del lenguaje. También presentan limitación de los movimientos oculares, con enlentecimiento de estos, lo que da la apariencia de “observar fijamente”. Otros signos son la distonía y las contracciones de los músculos faciales periorbital, perioral y linguales, así como la oftalmolplejía externa progresiva que, inicialmente, afecta la mirada fija hacia arriba, después la horizontal y por último la mirada hacia abajo. Existen manifestaciones piramidales y extrapiramidales, trastornos de nervios periféricos, amiotrofia e inteligencia normal. Pueden asociarse manifestaciones sistémicas, como las infecciones pulmonares, diabetes mellitus e hiperuricemia. También se reportan la presencia de hipotensión ortostática y otras alteraciones disautonómicas. También son síntomas la fatiga, la depresión, las perturbaciones del sueño y el temblor. Un tercio de los enfermos muestra retracción del párpado y disminución del pestañeo, lo que le imprime a los ojos la característica de “ojos en bamboleo”. La disartria se inicia, normalmente, después de varios años de evolución, seguida de disfagia y disfonía. Las fasciculaciones son más frecuentes en la SCA3 que en otras SCA. Los pacientes evolucionan a la postración y fallecen en unos 15 a 25 años, conservando las funciones cognitivas. El fenotipo también muestra variabilidad intrafamiliar y depende en gran medida del tamaño de la repetición de CAG. En los pacientes con grandes expansiones, la edad de inicio suele ser juvenil y clínicamente evidencian ERRNVPHGLFRVRUJ rigidez y distonía. Existen cuatro formas clínicas: la tipo 1 cursa con distonía y la tipo 2 es la más común, comienza en la adultez, y cursa con manifestaciones cerebelosas y piramidales; la tipo 3 tiene una edad de inicio tardía, mayor de los 40 años, y se caracteriza por una ataxia ligera que se acompaña de neuropatía periférica y pérdida de neuronas motoras; la tipo 4 se caracteriza por parkinsonismo sensible a la dopamina. La mayor variabilidad del cua dro de la SCA3 se produce en el grado de afectación periférica, por lo que algunos pacientes desarrollan hiperreflexia, mientras que otros evidencian marcada amiotrofia distal con arreflexia. En la SCA3 tampoco existen hallazgos patognomónicos. Las alteraciones neuropatológicas incluyen la degeneración de las vías cerebelosas aferentes y eferentes, el puente, el núcleo dentado, la sustancia nigra, los núcleos subtalámicos, el globo pálido, los núcleos motores de pares craneales y las células del asta anterior de la médula espinal. Existe una reducción de las poblaciones neuronales de la corteza cerebral, la cerebelosa, el striatum y la oliva. En los estudios de resonancia magnética nuclear (RMN) se reportan el agrandamiento del cuarto ventrículo, la atrofia espinopontina severa y la disminución de las olivas. La tomografía por emisiones de positrones y emisión de fotón simple demuestran la disminución del metabolismo de la glucosa y del flujo sanguíneo en estructuras del tallo cerebral. La ataxia espinocerebelosa tipo 4 (SCA4) también se conoce como “ataxia con síndrome cerebeloso, trastornos piramidales y neuropatía axonal”. El locus genético del gen se mapeó en el brazo largo del cromosoma 16 (16q22, 1) por Nagaoka y colaboradores, en el año 2000, pero la mutación aún no se ha reportado. Es una forma de ataxia hereditaria autosómica dominante de inicio tardío, en la que la rigidez piramidal, la lentitud de los movimientos y la neuropatía axonal sensitiva son los síntomas predominantes. Los movimientos de los ojos se describen como normales, aunque las familias japonesas presentaron alteraciones de la persecusión ocular sacádica en 57 %. Se describió, inicialmente, en seis familias japonesas; en las que se observó variabilidad interfamiliar en su expresión clínica, manifestada como un síndrome cerebeloso puro. Los enfermos mostraron una edad de inicio tardía (desde 45 hasta 59 años, con una media de 56). En algunos casos de familias escandinavas y alemanas, se asociaron manifestaciones neurológicas extracerebelosas de tipo piramidales, extrapiramidales y neuropáticas. Las familias escandinavas mostraron una edad de inicio más temprana que las japonesas (mínimo de 19 años y máximo de 59, con una media de 39 años). Existe ERRNVPHGLFRVRUJ el fenómeno de la anticipación genética. El síntoma inicial, por lo común, es la ataxia de la marcha. Las familias japonesas con síndrome cerebeloso puro evidenciaron los trastornos de la marcha en 100 % de los casos, con predominio proximal; también expresaron dismetría, disartria, hipotonía, alteraciones de la persecusión sacádica, movimientos anormales de los dedos y evolución lenta durante décadas. Otras manifestaciones son la polineuropatía, la respuesta plantar presente en 20 % de los casos y la ausencia de oftalmoplejías. La polineuropatía se manifiesta por trastornos pansensoriales distales y faciales, alteraciones de los reflejos osteotendinosos, debilidad distal y manifestaciones electrodiagnósticas de pérdida axonal con predominio sensitivo. Los estudios de RMN evidencian una atrofia cerebelosa y el examen morfológico refleja una atrofia cerebelosa generalizada con pérdida de las células de Purkinje, de los axones de los cordones posteriores de la médula espinal, disminución de las células de los ganglios de la raíz dorsal y de los axones de los nervios periféricos sensitivos. Las primeras descripciones clínicas de la ataxia espinocerebelosa tipo 5 (SCA5) se realizaron en 1907, por Holmes, en cuatro hermanos, de ahí que se conoce también como “ataxia de Holmes”. Otros autores la llaman “ataxia de Lincoln”, por la relación de esta con la familia del ex presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Abraham Lincoln. Los estudios moleculares se iniciaron en 1993. El gen de la SCA5 se localizó en el brazo corto del cromosoma 11q13.2 y codifica para la proteína espectrina ß-III. Ikeda y colaboradores (2006) demostraron que la enfermedad es causada por tres mutaciones distintas en este gen: dos deleciones de 39 pb y 14 pb en los exones 12 y 14, respectivamente, así como una transición de timina a citosina en la posición 758 del séptimo exon que produce una mutación sin sentido en el dominio proteico correspondiente. Los efectos de estas mutaciones se limitan más al cerebelo que en otras SCA. El inicio de los síntomas suele ser tardío, generalmente después de los 50 años, aunque la edad promedio es a los 33 años. Estas características permiten una evolución favorable. El fenotipo se restringe al síndrome cerebeloso con trastornos de la coordinación, del equilibrio, la marcha y el lenguaje. Se conservan la fuerza muscular, las funciones cognitivas, esfinterianas, vesicales, intestinales y esofágicas. Esta enfermedad tiene una frecuencia de presentación baja; se limita a una familia de descendientes de los abuelos paternos de Abraham Lincoln, en los Estados Unidos de Norteamérica y a otra en Alemania. Los estudios de RMN muestran atrofia del vermis y de los hemisferios cerebelosos, así como conservación de las estructuras supratentoriales y del tallo cerebral. Los estudios de conducción nerviosa son normales. ERRNVPHGLFRVRUJ La ataxia espinocerebelosa tipo 6 (SCA6), junto con la SCA2 y SCA3, es una de las SCA más frecuentes encontradas. En contraste con las anteriores, la SCA6 es una enfermedad menos severa. Se caracteriza por un síndrome cerebeloso puro, aunque pueden asociarse manifestaciones neurológicas extracerebelosas, fundamentalmente en estadios avanzados de la enfermedad. La SCA6 se produce por una expansión de CAG/poli-Q, la cual es relativamente pequeña. El gen (CACNL1A4) se localiza en el brazo corto del cromosoma 19 (19p13.1) y codifica para una subunidad de los canales de calcio dependientes del voltaje, los cuales existen en todas las células nervio sas. Esta subunidad, llamada alfa1A, crea un poro en la membrana de la neurona que permite la entrada de calcio, con el consecuente efecto excitador e interviene en la comunicación celular. El gen de la SCA6 es el mismo, que con otras mutaciones, codifica para la ataxia episódica tipo 2 (AE2) y para la migraña hemipléjica familiar. En el alelo normal, la repetición de CAG oscila entre 3 y 17 unidades, mientras que el alelo expandido tiene desde 21 hasta 30 repeticiones, por lo que el rango patológico del nivel de CAG para producir la SCA6 difiere del de otras enfermedades por poli-Q, lo que sugiere la existencia de otro mecanismo patogénico en esta enfermedad. No obstante, recientes evidencias sugieren que la proteína mutada aumenta, anormalmente, dentro de las neuronas afectadas. En la SCA6 no existe el fenómeno de la anticipación genética. Las manifestaciones clínicas son uniformes, inespecíficas y de lenta evolución. La edad de inicio oscila entre 19 y 71 años, y el término medio está entre 43 y 52 años. Los primeros síntomas son los trastornos de la marcha en 90 % de los casos y la disartria en el resto. Otras alteraciones son la diplopia, los problemas visuales que se relacionan con dificultad para fijar los objetos en movimiento, así como el nistagmo horizontal y vertical. Existe hiperreflexia, repuesta de los músculos plantares, disfagia y signos de lesión de los ganglios basales, como distonía y blefaroespamos. Las capacidades mentales están preservadas, pero 10 % tienen demencia. Existe una superposición fenotípica entre la SCA6 y la EA2. Los pacientes con SCA6, ocasionalmente, manifiestan ataxia episódica. Geschwind y colaboradores (1997) observaron en 33 % de los pacientes con más de 21 repeticiones de CAG, la presencia de rasgos episódicos prominentes y suficientes para el diagnóstico de EA2. En una familia, varios miembros afectados tuvieron ataxia progresiva y otras ataxias episódicas, todos con 23 repeticiones CAG en el alelo anormal. ERRNVPHGLFRVRUJ La ataxia espinocerebelosa tipo 7 (SCA7) está dada por una expansión de CAG superior a 37 unidades en el brazo corto del cromosoma 3 (3p21-p12), pudiendo llegar hasta 200 repeticiones. El alelo normal tiene un rango de 7 a 17 unidades, mientras que los alelos intermedios oscilan entre 28 a 36. En relación con el resto de las enfermedades por poli-Q, esta SCA presenta mayor inestabilidad intergeneracional, dependiente del sexo del progenitor. Las grandes expansiones se producen con la transmisión paterna; en algunos casos originan la enfermedad en la infancia o se manifiestan como un “embrión abortivo”. La SCA7 se caracteriza, clínicamente, por la presencia de degeneración retiniana y un síndrome cerebeloso. Las personas con ataxia pueden perder la visión por muchas razones: retinopatía diabética, esclerosis múltiple, degeneración macular relacionada con la edad y otras; por lo que el estudio molecular es un pilar importante para el diagnóstico confirmativo de la SCA7. El electrorretinograma demuestra la degeneración retiniana con funciones anormales de los conos y los bastones, así como defectos en los exámenes de la visión en color (azul/amarillo). Con la progresión de la enfermedad aparecen cambios maculares en el fondo de ojo. Las alteraciones de la visión de colores y la agudeza visual son los signos iniciales de la enfermedad y se presentan al final de la adolescencia o al comienzo de la segunda década de la vida, antes del inicio de los signos cerebelosos. La degeneración retiniana es progresiva hasta la ceguera. De la misma forma, las manifestaciones cerebelosas progresan, severamente. Cuando los síntomas cerebelosos se manifiestan muy temprano, la degeneración retiniana progresa más rápido hacia la ceguera. Por ejemplo, en los casos que la enfermedad se inicia antes o durante la adolescencia, la ceguera se presenta en el transcurso de una década o menos. En el inicio infantil, la degeneración cerebelosa y del tronco cerebral es tan rápida que la lesión retiniana no tiene tiempo de manifestarse y la pérdida visual no se expresa clínicamente. El inicio tardío se relaciona, igual que en otras SCA, con un curso evolutivo más lento. Los signos cerebelosos y demás síntomas progresan hacia un estado de postración. Otra manifestación que se puede presentar en el adulto es el enlentecimiento de los movimientos oculares sacádicos. Existe el fenómeno de la anticipación genética y puede ser tan dramático que, en ocasiones, se diagnostica un niño con una “enfermedad neurodegenerativa esporádica” muchos años antes que los padres o abuelos . La SCA7 puede confundirse, clínicamente, con otros tipos de ataxia. En tre los diagnósticos por descartar se encuentran las ataxias mitocondriales que cursan con degeneración visual. Estas se distinguen de la SCA7 por el patrón ERRNVPHGLFRVRUJ de herencia materno y la no asociación con el fenómeno de la anticipación genética. En niños, la combinación de la afección retiniana y de la ataxia puede ser confundida con enfermedades producidas por almacenamiento de lípidos. También se deben diferenciar las ataxias secundarias a la diabetes mellitus y la esclerosis múltiple, en las cuales se presentan alteraciones visuales. La ataxia espinocerebelosa tipo 8 (SCA8) representa alrededor de 3 % de todas las SCA a nivel mundial. Las manifestaciones clínicas están dadas por un síndrome cerebeloso de inicio tardío, aunque la edad de comienzo varía desde 1 hasta 65 años. La evolución, por lo general progresa lentamente durante décadas. La SCA8 se inicia con disartria e inestabilidad al caminar. Algunos pacientes presentan nistagmo, dismetría sacádica y raramente oftalmoplejía. La hiperreflexia osteotendinosa y la respuesta plantar extensora están presentes en los pacientes más afectados. La mutación se identificó por Koob y colaboradores en 1999 y consiste en la expansión repetida del trinucleótido CTA/CTG. Se localiza en el brazo largo del cromosoma 13 (13q21) y tiene una escasa penetrancia. La asociación de repeticiones de CTA polimórfico hace difícil determinar un nivel de afectación, por lo que se sugiere combinar la cuantificación de ambos tripletes (CTA/ CTG) y realizar una sumatoria de estas para el diagnóstico molecular. Esta expansión se transcribe en el ácido ribonucleico (ARN), pero no se traduce en una proteína. Algunos individuos con grandes expansiones de CTG no desarrollan la enfermedad, probablemente por no tener una penetrancia completa. También se piensa que la verdadera mutación que origina la SCA8 se produzca en otras regiones del gen, por lo que se debe interpretar con cautela el diagnóstico molecular confirmatorio. Por estos motivos se plantea que el mecanismo patogénico de la SCA8 todavía es incierto. El rango normal de repeticiones de CTA/CTG combinado es de 15 a 50 unidades, mientras que el patológico alcanza valores de 80 a 250 unidades . Sin embargo, en algunos enfermos, estas repeticiones varían de 71 a 800 unidades. El fenómeno de poca penetrancia es más frecuente entre los individuos con menos de 100 repeticiones. En contraste con otras SCA, en las cuales la transmisión paterna se asocia con el incremento de la expansión del triplete, en la SCA8 este fenómeno se relaciona con la transmisión materna, lo que se puede explicar por la desaparición de los espermatozoides con grandes expansiones, durante el proceso de espermatogénesis. ERRNVPHGLFRVRUJ La ataxia espinocerebelosa tipo 10 (SCA10) se caracteriza por ser lentamente progresiva, asociada con convulsiones. Se inicia con trastornos del equilibrio, disartria y disfagia. Los movimientos oculares anormales son frecuentes. Las convulsiones periódicas están presentes entre 20 y 100 % de los pacientes. Algunos tienen trastornos cognitivos, alteraciones del comportamiento, signos piramidales y neuropatía periférica. La anticipación genética también se observa en este tipo de SCA. El gen se localiza en el brazo largo del cromosoma 22 (22q13). Esta enfermedad se describió en familias de procedencia mexicana, aunque en los años 2002 y 2003 se comunicó la identificación de esta en familias de etnias brasileñas y francesas. Su prevalencia mundial aún se desconoce, pero en México ocupa el segundo lugar, después de la SCA2. Matsuura y colaboradores (1999) identificaron el defecto genético como una expansión repetida, sumamente grande, del pentanucleótido ATTCT en el noveno intrón del gen SCA10. La repetición de ATTCT en los alelos normales es de 10 hasta 22. En los alelos patológicos la expansión puede llegar hasta varios miles de repeticiones (desde 800 hasta 4 500 repeticiones). La ataxia espinocerebelosa tipo 11 (SCA11) no tiene definición molecular. Worth y colaboradores (1999) identificaron el ligamiento en el brazo largo del cromosoma 15 (15q14-21,3), en dos familias británicas. Se trata de una ataxia cerebelosa de intensidad moderada, de inicio a los 25 años y lenta progresión, lo que permite una expectativa de vida normal. El cuadro clínico se caracteriza por manifestaciones cerebelosas, trastornos de los movi -mientos oculares sacádicos e hiperreflexia. No existen manifestaciones extrapiramidales, toma de la fuerza muscular ni alteraciones sensoriales. La RMN muestra una atrofia cerebelosa aislada y los estudios de conducción nerviosa son normales. La descripción clínica de la ataxia espinocerebelosa tipo 12 (SCA12) deriva del reporte de Holmes y colaboradores (1999), a partir de una familia americana descendiente de alemanes. Posteriomente se realizaron estudios en la India, que demostraron la implicación de 25 familias, donde representa 7 % de todas las ataxias cerebelosas autosómicas dominantes. El fenotipo es inconstante, pero se caracteriza por una ataxia espinocerebelosa. El rango de edad de inicio varía entre los 8 y 55 años, fundamentalmente en la cuarta década de la vida. La enfermedad comienza con tem blor de ERRNVPHGLFRVRUJ acción de los brazos y la cabeza, lo que la distingue de otras SCA. También existe enlentecimiento de los movimientos oculares y demencia en los pacientes mayores. Los estudios imagenológicos evidencian la atrofia cerebelosa y cortical. En el año 1999, Holmes y colaboradores identificaron la mutación. Esta se caracteriza por una expansión de CAG en la región 5´ del gen que codifica para la proteína fosfatasa 2A. Se localiza en el brazo largo del cromosoma 5 (5q32). La repetición de CAG en el alelo normal oscila entre 7 y 32 unidades, mientras que en el expandido es de 55 hasta 93 repeticiones ininterrumpidas. La proteína fosfatasa 2A interviene en una gran variedad de procesos reguladores del crecimiento y la división celular, y la transcripción del gen, entre otros. Esta proteína está compuesta por 36-kD de subunidades catalizadoras, 65-kDa de subunidades estructurales y por una subunidad reguladora que controla su especificidad. La ataxia espinocerebelosa tipo 13 (SCA13) se conoce como ataxia autosómica dominante con retraso mental. Se reportó por Herman-Bert y colaboradores (2000) en 8 miembros de una extensa familia francesa. Los estudios de ligamiento indican la localización del locus en la región 19q13.33. En el año 2006, Waters y colaboradores identificaron dos mutaciones en el gen KCNC3, que codifica para un canal de K dependiente de voltaje. Estas consisten en el cambio de una adenina por guanina en la posición 1554 y una adenina por citosina en la posición 1639. La enfermedad se inicia en la niñez temprana con síntomas cerebelosos, retardo en el desarrollo psicomotor, retrazo mental y lenta progresión. Se asocian piramidalismo e hiperreflexia osteotendinosa. No existe el fenómeno de la anticipación genética y los estudios de RMN evidencian una atrofia del puente y el cerebelo. La ataxia espinocerebelosa tipo 14 (SCA14) se describió, inicialmente, en una familia de origen japonés. La enfermedad comienza entre los 12 y 42 años de edad, con una lenta progresión. Se caracteriza por ataxia, temblor y mioclono axial, así como manifestaciones extrapiramidales, cuando se inicia por debajo de los 20 años. En el año 2003, Van de Warrenburg y colaboradores estudiaron una familia holandesa y publicaron la mutación. Se localiza en el brazo corto del cromosoma 19 (19q13,4), al igual que los genes de la SCA6 y SCA13. Se caracteriza por un cambio de guanina por adenina en el nucleótido 353 del ERRNVPHGLFRVRUJ cuarto exón de la proteína C kinasa (PRKCG), lo que implica una sustitución del aminoácido glicina por ácido aspártico en el residuo 118 de este polipéptido. La proteína PRKCG pertenece a un grupo de kinasas de serina y treonina que desempeña un papel importante en la transducción de señales, la proliferación celular, así como la transmisión sináptica; presenta altos niveles de expresión en el cerebro y las neuronas de Purkinje, y la médula espinal. La RMN muestra una atrofia del vermis y de los hemisferios cerebelosos. La ataxia espinocerebelosa tipo 15 (SCA15) y su variante SCA16 se caracteriza por un trastorno genéticamente heterogéneo, ataxia cerebelosa pura de intensidad moderada, edad de inicio tardío y lenta progresión. Los individuos severamente afectados también presentan hiperreflexia, temblor de acción y postural en las manos, el cuello y el tronco. Se describió, inicialmente, por Storey y colaboradores (2001), en una descendencia australiana. Posteriormente, Hara y colaboradores (2004) reportaron otras dos familias que procedían del norte de Japón, con iguales características clínicas. Knight y colaboradores (2004) encontraron, en los descendientes australianos reportados por Storey y colaboradores (2001), que la alteración se localiza en el brazo corto del cromosoma 3. Por otra parte, Hara y colaboradores (2004) identificaron la región candidata, en las familias japonesas, en la región 3p26,1, donde se localiza el gen del receptor de inositol-trifosfato tipo 1 (ITPR1). La mutación causante de la enfermedad consiste en la deleción de un segmento del gen. Los estudios de conducción nerviosa evidenciaron velocidades normales. La RMN demostró atrofia del vermis superior, conservación de las amígdalas y de los hemisferios. La ataxia espinocerebelosa tipo 17 (SCA17) o “ataxia con deterioro intelectual” es una enfermedad producida por poli-Q, cuya alteración genética se localiza en el brazo largo del cromosoma 6 (6q27). La mutación fue identificada por Nakamura y colaboradores (2001) y consiste en la repetición expandida de CAG en el gen que codifica para la proteína de unión a la secuencia de bases nitrogenadas TATA. La proteína de unión a TATA (TBP, del inglés TATA binding protein) es un componente importante de las reacciones bioquímicas que intervienen en el proceso de transcripción. El tamaño de la expansión en el alelo normal es de 29 a 42 repeticiones de CAG, mientras que en el patológico es de 47 a 55. En esta enfermedad existe el fenómeno de la anticipación genética. Este tipo de ataxia se reporta, ERRNVPHGLFRVRUJ fundamentalmente, en familias japonesas y menos frecuentes en Europa, sin conocerse el comportamiento en los Estados Unidos de Norteamérica. La edad de inicio de la enfermedad varía desde la primera hasta la séptima décadas de la vida, con mayor frecuencia en la tercera. El cuadro clínico se caracteriza por ataxia, disminución de la capacidad intelectual y manifestaciones extrapiramidales. Aunque las manifestaciones cerebelosas suelen constituir los síntomas iniciales, algunos pacientes pueden debutar con parkinsonismo, trastornos psiquiátricos o demencia. También se presentan disfagia, movimientos oculares sacádicos lentos, hiperreflexia, Babinski y convulsiones de gran mal y crisis de ausencia. Los signos extrapiramidales se caracterizan por distonías (del pie, blefaroespasmos, tortículis y espasmo del escribiente), corea, bradicinesia y parkinsonismo. El hipogonadismo hipogonadotrópico ocurre en casos aislados. La ataxia espinocerebelosa tipo 18 (SCA18) también se conoce como “ataxia con trastornos sensoriales y atrofia muscular neurogénica”. El defecto genético está ligado al brazo largo del cromosoma 7 (7q31-32) y aún no se conoce la mutación. Se describió, recientemente, por Brkanac y colaboradores (2002) como una ataxia asociada con neuropatía sensoriomotora en una familia americana de origen irlandés. Se inicia con dificultad de la marcha, fundamentalmente nocturna, en edades comprendidas entre 13 y 27 años. Otras características son las alteraciones piramidales, pérdida de la audición en 20 % de los casos, cognición normal, progresión lenta, postración en la silla de ruedas en edades tardías y expectativa de vida normal. Los estudios de conducción nerviosa evidencian una neuropatía axonal sensitiva, con denervación en el electromiograma. Los estudios de RMN muestran una ligera atrofia cerebelosa. La ataxia espinocerebelosa tipo 19 (SCA19) también se denomina “ataxia con daño cognitivo”. La alteración genética está ligada al cromosoma 1 (1p21q21) según reportó Verbeek (2002), en una familia holandesa descrita, clínicamente, por Schelhaas y colaboradores (2004). Se caracteriza por ataxia moderada, mioclonus, temblor postural de baja frecuencia y deterioro cognitivo moderado. También existen manifestaciones de lesión del tracto piramidal y neuropatía periférica. La edad de inicio oscila entre 20 y 45 años. No se observa la anticipación genética. ERRNVPHGLFRVRUJ La ataxia espinocerebelosa tipo 20 (SCA20) o “ataxia con disfonía y calcificación del núcleo dentado”, fue descrita por Knight y colaboradores (2004) en una familia del sudeste australiano, de origen anglocéltica. La edad promedio de inicio de los síntomas es de 46,5 años (desde 19 hasta 64). Existe una anticipación genética de aproximadamente 10 años. La disartria es el síntoma más común, seguido por la ataxia de la marcha y de los miembros superiores. También existen manifestaciones piramidales, bradicinesia, sácadas hipermétricas y nistagmo ligero, así como movimientos involuntarios de los dedos, disfonía tipo espasmódica, temblor palatino y mioclonus. El defecto genético se localiza en el cromosoma 11 (11p13-q11), muy próxima a la región candidata de la SCA5. Aunque la homogeneidad del sitio con el de la SCA5 no se excluye, los autores consideran bastante improbable que se trate de una misma enfermedad por las características epidemiológicas y el fenotipo. En la tomografía de cráneo se describe una pronunciada calcificación del núcleo dentado. La RMN evidencia una atrofia cerebelosa generalizada. Los estudios de conducción nerviosa son normales. La ataxia espinocerebelosa tipo 21 (SCA21) o “ataxia con manifestaciones extrapiramidales” se describió por Devos y colaboradores (2001), en una familia francesa. La alteración genética se mapeó en el cromosoma 7 (7p21.315.1) por Vuillaume y colaboradores (2002). Las principales manifestacio nes clínicas se relacionan con el síndrome cerebeloso, acinesia, hiporreflexia, temblor postural, rigidez y deterioro cognitivo. La progresión de la enfermedad es más lenta que en otras SCA. La edad de inicio varía entre 6 y 30 años, con una media de 17 años, y se asocia con el fenómeno de anticipación genética. Los estudios de RMN muestran atrofia cerebelosa con normalidad del tallo encefálico y los ganglios basales. La ataxia espinocerebelosa tpo 22 (SCA22) se reportó por Chung y colaboradores (2003), como una nueva forma molecular de SCA ligada al cromosoma 1 (1p21-q23). Se observó en cuatro generaciones de una familia china, cuya edad de inicio tuvo un rango de 10 hasta 46 años. Se caracteriza por la presencia de un síndrome cerebeloso asociado con hiporreflexia, manifestaciones bulbares, persecución microsacádica intermitente, velocidad sacádica normal y nistagmo horizontal evocado por la mirada, con lenta evolución. También existe una anticipación de 10 años en la edad de inicio. ERRNVPHGLFRVRUJ En los estudios de resonancia se demuestra una atrofia cerebelosa homogénea con compromiso del tallo cerebral. El electromiograma y los estudios de conducción nerviosa son normales. Aunque Chung y colaboradores (2003) excluyeron las SCA conocidas, a principios del año 2004 Schelhaas y colaboradores refirieron que el sitio cromosómico para la SCA22 (1p21-q23) ya se había designado para la SCA19 por el Comité de Nomenclatura del Genoma, con evidencias de solapamiento para los genes de ambas SCA. Estos autores señalan que no puede excluirse la íntima aproximación de los genes de ambas SCA, pero es más probable que las familias holandesas y chinas presenten una mutación en el mismo gen, por lo que la SCA19 y la SCA22 representarían una misma condición patoló gica. En el año 2004, Verbeek y colaboradores mapearon la región candidata del gen de la ataxia espinocerebelosa tipo 23 (SCA23) en el brazo corto del cromosoma 20 (20p13-12.2), en familias holandesas. Se caracteriza por una edad de inicio tardía, promedio de 50 años (rango desde 43 hasta 56). Las manifestaciones clínicas más frecuentes son las cerebelosas, pérdida de la sensibilidad vibratoria en las piernas, signos piramidales y curso evolutivo lento. La RMN muestra atrofia cerebelosa. El defecto genético consiste en una mutación sin sentido en el gen de la prodinorfina. Los estudios patológicos evidencian atrofia del cerebelo, tallo cerebral y médula espinal, con pérdida de las neuronas de Purkinje y del núcleo dentado. El defecto genético de la ataxia espinocerebelosa tipo 25 (SCA25) se mapeó en el brazo corto del cromosoma 2 (2p15-21) por Stevanin y colaboradores (2004). Se describió en familias procedentes del sudeste de Francia, con una penetrancia incompleta. Los síntomas, generalmente, se inician en la edad pediátrica, con un rango desde 17 meses hasta 39 años, sin anticipación genética. El cuadro clínico evidencia variabilidad intrafamiliar y se caracteriza por trastornos cerebelosos, neuropatía sensitiva, vómitos, dolor gástrico episódico y otras alteraciones gastrointestinales. También se observan movimientos de persecución ocular enlentecidos Los estudios de conducción nerviosa periférica muestran respuestas sensitivas ausentes y motoras normales. La RMN evidencia una atrofia cerebelosa severa y global, con tallo encefálico normal. En el año 2005, Yu y colaboradores publicaron que la región candidata del gen de la ataxia espinocerebelosa tipo 26 (SCA26) se localiza en el brazo ERRNVPHGLFRVRUJ corto del cromosoma 19 (19p13,3), adyacente a los genes de la ataxia de las Islas Gran Caimán (Hipoplasia Cerebelosa) y la SCA6, en descendientes de una familia noruega. Se caracteriza por una ataxia cerebelosa de lenta progresión, con ataxia de tronco y de las extremi dades, disartria y nistagmo en algunos casos. La inteligencia es normal y no se alteran la fuerza muscular, los sistemas sensitivos, ni la vía piramidal. La edad de inicio es variable, entre los 26 y 60 años, sin demostrarse la anticipación genética. Los estudios de RMN demostraron una atrofia limitada al cerebelo. La ataxia espinocerebelosa tipo 27 (SCA27) es causada por una mutación en el gen que codifica para el factor 14 de crecimiento de fibroblastos (del inglés Fibroblast Growth Factor-14, FGF14 ), el cual interviene en el desarrollo y el funcionamiento del cerebro. Este gen se localiza en el brazo largo del cromosoma 13 (13q33.1). Fue descrita por van Swieten y colaboradores (2003), en una familia holandesa con temblor de inicio en la infancia, disquinesias orofaciales y ataxia cerebelosa de lenta progresión. Existe dismetría sacádica, trastornos en los movimientos de persecución ocular, nistagmo evocado por la mirada e hipopalestesia. No se ha demostrado anticipación genética. La expectativa de vida llega hasta los 80 años de edad. Los trastornos del aprendizaje, el déficit cognitivo y la agresividad-depresión en algunos de los pacientes se han relacionado con cambios en el desa rrollo y la supervivencia de poblaciones neuronales en la corteza cerebral, la amígdala y los ganglios basales. La RMN es normal o evidencia atrofia cerebelosa en algunos de los pacientes. Existe neuropatía axonal periférica en los estudios de conducción nerviosa. Hay dos variantes alélicas conocidas, la de la familia holandesa descrita por Van Swieten y colaboradores (2003) en la que encontraron una mutación en este gen (fenilalanina por serina en la posición 145, F145S), la cual concurre de conjunto con el cuadro clínico en el ratón Knockout Fgf14. Esta mutación le confirió una pérdida de la estabilidad estructural de la proteína. La otra se identificó en un paciente con retraso mental moderado e inicio temprano de la enfermedad, caracterizada por la delección heterocigótica de la adenina ubicada en la posición 487 (487delA), en el exón 4 del gen FGF14, produciendo truncamiento prematuro de la proteína y pérdida de un tercio de los residuos aminoacídicos. Esta mutación no se identificó en sujetos controles. Ataxia espinocerebelosa tipo 28 (SCA28) fue descrita por Cagnoli y colaboradores (2006), en una familia italiana con ataxia cerebelosa de inicio juvenil, ERRNVPHGLFRVRUJ lenta progresión y sin anticipación genética. Los síntomas iniciales son el desequilibrio a la estancia de pie, la incordinación de la marcha y el nistagmo evocado por la mirada. Después de largo tiempo de evolución aparecen la oftalmoparesia, sácadas enlentecidas, ptosis palpebral e hiperreflexia osteotendinosa. La enfermedad es causada por una mutación sin sentido en el gen AFG3L2 que se encuentra en el brazo corto del cromosoma 18 (18p11,22-q11,2) y codifica para una metaloproteasa involucrada en el desarrollo axonal. La RMN muestra atrofia cerebelosa. Los estudios de conducción nerviosa son normales, igual que la morfología y las enzimas oxidativas mitocondriales en la biopsia de músculo. La ataxia espinocerebelosa tipo 29 (SCA 29) es también conocida como “ataxia cerebelosa congénita no progresiva” debido a su inicio temprano y la lenta evolución de los síntomas. Se caracteriza por un síndrome cerebeloso ligero con nistagmo bilateral horizontal y la ocurrencia de vértigos en pacientes con edades más avanzadas. Los estudios de imagenología por RMN revelan una atrofia o aplasia del vermis cerebeloso y conservación del tallo cerebral. Los estudios genómicos desarrollados por Dudding y colaboradores (2004) en una familia caucasiana identificaron ligamiento al cromosoma 3p26, en una región muy cercana al locus definido por la SCA15, por lo que algunos autores la consideran como una variante de esta última. El gen asociado con la enfermedad no se ha identificado aún. La ataxia espinocerebelosa tipo 30 (SCA 30) se identificó en una familia australiana por Storey y colaboradores (2009). Se caracteriza por un síndrome cerebeloso puro, asociado con signos piramidales. Su inicio es después de la tercera década de la vida y su progresión es lenta. Los estudios de RMN muestran una atrofia cerebelosa con preservación del tallo cerebral. El análisis del ligamiento ubicó al gen en el cromosoma 4 (4q34.3q35). Se considera que el gen ODZ3 ubicado en esta región sea el más probable en provocarla. La ataxia espinocerebelosa tipo 31 (SCA31) fue identificada en familias japonesas y representa la tercera forma de ataxia dominante más común en Japón, detrás de la SCA3 y la SCA6. Se caracteriza por un síndrome cerebeloso moderadamente puro, con hipotonía y pérdida auditiva ligera, que puede o no estar asociada con la ataxia. Los pacientes no presentan signos piramidales y ERRNVPHGLFRVRUJ desde el punto de vista oculomotor poseen nistagmo horizontal. La edad de inicio es tardía, aproximadamente en la quinta década de vida. Los estudios de RMN indican una atrofia cerebelosa. La región candidata de la mutación fue primeramente identificada por Nagaoka y colaboradores (2000) en el cromosoma 16q y posteriormente refinada por Hirano y colaboradores (2004) en la región 16q22.1. En el año 2005, Ishikawa y colaboradores reportaron que la enfermedad era causada por una sustitución de un nucleótido 16 C-T en el gen PLEKH64 que codifica para la purotrofina 1; sin embargo, la presencia de dos individuos afectados sin esta mutación condujo a una reconsideración del locus relacionado con la SCA31, a partir de lo cual Sato y colaboradores demostraron que esta era causada por la inserción del pentanucleótido TGGAA ,en una región intrónica de los genes BEAN (del inglés brain expressed, associated with Nedd4) y TK2 (del inglés thymidine kinase 2), los que se localizan en cadenas opuestas y se transcriben en direcciones contrarias. La ataxia espinocerebelosa tipo 32 (SCA32) fue identificada en familias chinas por Jiang y colaboradores (2010). Se caracteriza por una edad de inicio variable, generalmente anterior a los 40 años. La presentación clínica está dada por ataxia cerebelosa, deterioro cognitivo y azoospermia en los individuos del sexo masculino. Los estudios de RMN muestran una atrofia cerebelosa. Los estudios moleculares demostraron un ligamiento de enfermedad a un locus en el cromosoma 7q32-q33. Teniendo en cuenta la alta prevalencia de la SCA2 en Cuba, y por constituir la segunda forma molecular más frecuente a nivel internacional, se dedicará el capítulo 2 al estudio de las características epidemiológicas, clínicas, fisiopatológicas y los principales pilares para el diagnóstico, así como la evolución, pronóstico y tratamiento de esta. ALEMAN, T. S. et al. (2002): “Spinocerebellar ataxia type 7 (SCA7) shows a cone-rod dystrophy phenotype”, Exp Eye Res. 74:737-745. AMINO, T. et al. (2007): “Redefining the disease locus of 16q22.1-linked autosomal dominant cerebellar ataxia”, J. Hum. Genet. 52:643-649. BABOVIC-VUKSANOVIC, D. K., M. C. S NOW, V. PATTERSON AND V. MICHELS (1998): “Spinocerebellar ataxia type 2 (SCA 2) in an infant with extreme CAG repeat expansion”, Am. J. Med. Genet. 79:383-387 BASRI, R., I. Y ABE, H. 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Estas agrupan a 753 enfermos y 7 173 descendientes con riesgo de enfermar; de ellos, 666 pacientes presentan una ataxia espinocerebelosa autosómica dominante, 69 casos ataxia autosómica recesiva, y 18 con ataxia esporádica. De los enfermos con ataxias autosómicas dominantes, 578 (86,78 %) se encuentran clasificados molecularmente como ataxia espinocerebelosa tipo 2 (SCA2) se agrupan en 106 familias y dos casos esporádicos, con 5 448 descendientes con riesgo. La SCA2 representa 15 % de todas las ataxias a nivel internacional; sin embargo, la frecuencia de presentación de esta en Cuba es la más alta reportada a nivel internacional. En la provincia de Holguín, un 96,4 % de los enfermos y el 95,7 % de las familias con ataxias autosómicas dominantes pertenecen a la forma molecular SCA2, por lo que se invoca un efecto fundador. En 1978, Vallés reportó, en la región oriental de Cuba, una prevalencia de 41,3 enfermos por cada 100 000 habitantes, para todas las ataxias autosómicas dominantes. En la década de los 80 Orozco y colaboradores (1989) reportaron una prevalencia de 41 enfermos por cada 100 000 habitantes. En 1998, Velázquez y colaboradores realizaron un tercer estudio epidemiológico, (pu blicado en 2002), que abarcó la totalidad de los enfermos y descendientes con riesgo de la provincia de Holguín; reportaron una prevalencia de 41,8 enfe rmos por 100 000 habitantes (Fig. 2.1). La tasa más alta se encontró en el municipio de Báguanos, 141,66 por cada 100 000 habitantes. Estos estudios sugieren que esta enfermedad mantiene un curso estable a lo largo de los años. En un estudio más reciente, que se realizó en toda la isla, se demostró que las tasas de prevalencias en Holguín se mantienen constantes. Este fenómeno se debe a la existencia, dentro de la población sana no portadora, de individuos predispuestos a sufrir premutaciones y transmitir alelos mutados a su descendencia. ERRNVPHGLFRVRUJ Fig. 2.1. Tasa de prevalencia de las ataxias hereditarias en los diferentes municipios de la provincia de Holguín. Existen mayores prevalencias en los municipios de Báguanos, Cacocum y Holguín. En la provincia de Holguín existen 5 132 descendientes en riesgo de enfermar, los que representan 94,19 % del total del país. De ellos, 2 060 son descendientes directos de los enfermos y 3 388 descendientes no directos, distribuidos entre las generaciones II y VIII. De los descendientes directos, 87,33 % se concentró en la región oriental de Cuba y 67,18 % (1 384 casos) perteneció a la provincia Holguín. Los municipios más afectados fueron Báguanos (242 casos) y Holguín (628 casos). Fueron estudiados por técnicas moleculares 1 614 descendientes directos de todo el país (78,34 %). En 479 de los casos se identificó la mutación SCA2, de ellos 72,86 % (349 casos) perteneció a la provincia de Holguín. Entre enfermos y descendientes, se estima que existen, en Cuba, 2 330 personas con la mutación SCA2; de estos, 1 697 son de la provincia de Holguín . Las tasas de prevalencia estimadas son de 20 y 182,75 casos por cada 100 000 habitantes para Cuba y Holguín, respectivamente. Estas cifras demuestran que la ataxia SCA2, presenta la más alta prevalencia a nivel mundial, no sol o en relación con otras ataxias, sino también al compararse con otras neurodegeneraciones. En el estudio realizado durante el período 1998-1999 se diagnosticaron 45 nuevos enfermos en la provincia de Holguín, para una incidencia general de 4,39 casos por cada 100 000 habitantes. Con la excepción de los municipios de Gibara y Cueto, en todos los demás que existían enfermos, se detectaron ERRNVPHGLFRVRUJ casos nuevos. Las tasas más elevadas se encontraron en los municipios de Holguín, Báguanos y Cacocúm. Sin embargo, en el estudio realizado entre los años 2002 y 2003, se diagnosticaron 19 casos nuevos, es decir, 26 casos menos que el estudio anterior. Los municipios de Antilla, “Urbano Noris”, Báguanos, Holguín y Cacocum presentaron las tasas de incidencias más elevadas. En el período 2002-2003 fallecieron 15 casos de ataxias hereditarias, todos del tipo SCA2 (tasa de mortalidad de 1,44 fallecidos por cada 100 000 habitantes). El estudio molecular demostró que 44,19 % de los descendientes estudiados presentó expansiones patológicas de Citosina Adenina Guanina (CAG), en al menos uno de los dos alelos. Se identificaron 1 249 alelos normales y 563 alelos patológicos. Los valores de los alelos normales oscilaron entre 13 y 31 unidades de CAG (22,62 ± 1,95); predominó el alelo de 22 CAG (70,69 %). Los valores de los alelos patológicos oscilaron entre 32 y 79 unidades de CAG (38,64 ± 3,67); predominó el alelo de 37 CAG (12,78 %). La comparación de medias del número de CAG del alelo expandido no demostró diferencias significativas (F = 1,0715; p = 0,3015); entre los dos sexos de los enfermos (40,14 ± 4,32 unidades de CAG en el masculino, y 39,65 ± 3,65 unidades, en el femenino); tampoco demostró diferencias significativas (F = 0,2535; p = 0,6150) en relación con el sexo del progenitor (40,03 ± 4,83 CAG, en la transmisión paterna, y 39,79 ± 3,18 CAG en la materna). En 102 parejas de padres e hijos, se estudió el cambio intergeneracional de CAG del alelo patológico. En 82 casos (80,39 %) se produjo un cambio en el número de CAG. La expansión de CAG predominó (89,02 %), mientras que la contracción se presentó en 10,97 %. La intensidad del cambio varió entre -6 y +38 unidades de CAG, con un promedio de +2,12 CAG (Fig. 2.2). El tamaño de las contracciones osciló entre -1 y -6 unidades de CAG (-3,22 ± 1,92), y el de la expansión entre 1 y 38 unidades de CAG (3,36 ± 4,68). El cambio que predominó fue de 1 unidad de CAG con una frecuencia de 33,33 % en las contracciones, y 28,76 % en las expansiones. De las grandes expansiones (7-38 CAG), 100 % se presentaron en transmisiones paternas. S e demostró un incremento significativo (F = 8,3264; p = 0,0234) de la intensi dad de la expansión intergeneracional de CAG en las transmisiones paternas (4,55 ± 6,17 CAG), en relación con las maternas (2,08 ± 1,29 CAG). En la actualidad, no se conocen con exactitud todos los mecanismos fisiopatológicos que conllevan a las alteraciones propias de esta enfermedad. ERRNVPHGLFRVRUJ Fig. 2.2. Representación de la inestabilidad intergeneracional en 102 parejas de padres e hijos. La intensidad del cambio varió entre -6 y +38 unidades de CAG. Sin embargo, se han sugerido hipótesis que tratan de explicar la neurodegeneración en la ataxia espinocerebelosa tipo 2 (SCA2). La SCA2 se produce por una mutación dinámica que se localiza en el brazo largo del cromosoma 12 y se caracteriza por el incremento en el número de repeticiones del trinucleótido CAG en el primer exón del gen respectivo, conocido como ATXN2. Como resultado de la traducción se forma la proteí na ataxina-2 que contiene un dominio poliglutamínico debido a que el CAG codifica para el aminoácido glutamina. Esta proteína se expresa de manera ubicua y es eminentemente citoplasmática; se localiza en el complejo de Golgi, retículo endoplasmático y mebrana citoplasmática. Una vez sintetizada de forma expandida, la proteína ataxina-2 adquiere una conformación anormal, por lo que es ubiquitinada, para luego ser degradada por el proteosoma celular 26 S; no obstante, se ha demostrado la disfunción de este mecanismo, lo que produce la acumulación de la proteína mutada en la célula. De esta manera, la ataxina-2 sufre un proceso de agregación, del que resulta la formación de inclusiones, fundamentalmente, citoplasmáticas. La acumulación de inclusiones de la proteína en la célula desencadena una serie de efectos que conducen a la muerte celular y, por ende, a la neurodegeneración asociada con esta enfermedad. Tales efectos pueden ser la activación de vías apoptóticas, estrés oxidativo, alteraciones de la expresión génica, disregulación de mecanismos de neuroprotección, interferencia con el transporte axonal, ruptura de estructuras subcelulares, como el complejo de Golgi, disfunción del proteosoma, alteraciones del metabolismo del calcio y excitotoxicidad (Fig. 2.3). En su conjunto estas alteraciones fisiopatológicas se traducen en diferentes manifestaciones fenotípicas, que se inician desde estadios subclínicos. El estudio de estas alteraciones no siempre ERRNVPHGLFRVRUJ se puede evidenciar por medio de la evaluación clínica, de ahí la importancia de los estudios electrofisiológicos para la caracterización de la enfermedad. Las primeras alteraciones neurofisiológicas se detectan en cerebelo, tallo cerebral y ganglios de la raíz dorsal, según los estudios de aprendizaje visuomotor, electronistagmografía y polisomnografía, respectivamente; por su importancia, se analizarán en los capítulos siguientes. Fig. 2.3. Principales mecanismos fisiopatológicos que caracterizan a la SCA2, desde el gen hasta la neurodegeneración. El gen asociado con la SCA2 se identificó de manera independiente, en el año 1996, por 3 laboratorios diferentes, en los Estados Unidos de Norteamérica, Francia y Japón. Este ocupa una secuencia génica de 130 kb dentro del brazo largo del cromosoma 12 (12q 23-24,1) y codifica para una proteína llamada ataxina-2. El gen está constituido por 25 exones, cuyas extensiones varían con un rango entre 37 y 890 pb. El tamaño de las regiones intrónicas varía entre 323 pb y más de 15 kb. Mediante los estudios de Northern Blotting se detectó un ERRNVPHGLFRVRUJ ARNm de 4,5 kb como principal transcripto, el que posee un marco abierto de lectura de 3 936 pb. De manera muy interesante se ha comprobado la presencia de diversas variantes de empalme alternativo en el gen de la SCA2. En seres humanos y ratones se han identificado variantes sin los exones 10, 12 y 24. Se sugiere que los exones eliminados mediante el proceso de empalme alternativo tienen una función reguladora que depende de las necesidades de cada tejido en el que se expresa el gen. En la secuencia que conforma el primer exón del gen de la SCA2 se encuentra una región repetitiva del trinucleótido CAG; interrumpida, en dos ocasiones, por el trinucleótido CAA. Esta región tiene una gran importancia patológica, ya que en ella ocurre la mutación que provoca la enfermedad. La alteración genética, clasificada como una mutación dinámica, consiste en la expansión del número de repeticiones del trinucleótido CAG por encima de un valor límite definido. En la mayoría de los sujetos normales (84 %) esta región se compone de 22 tripletes (CAG) 8, CAA (CAG)4, CAA (CAG)8, aunque su tamaño puede variar entre 13 y 31 repeticiones. Esta región no se encuentra en secuencias homólogas de ratones. La presencia de 32 o más tripletes en esta región provoca la aparición de la enfermedad, aunque no es hasta valores superiores a 37 unidades de CAG, que se expresa la penetrancia completa del gen. El alelo de mayor expansión en pacientes cubanos es de 79 tripletes. La expansión del trinucleótido CAG influye en 60 % de la variabilidad de la edad de inicio de los pacientes con SCA2. De la variabilidad residual, 4 0 % debe estar determinado por la influencia de varios factores genéticos, epigenéticos y ambientales. Entre los factores genéticos modificadores que influyen sobre la variabilidad, en la edad de inicio de los síntomas, están el tamaño del alelo no expandido en el gen SCA2, así como los genes rai I y cacna I. Además, se encontró una influencia significativa de una variante polimórfica del complejo mitocondrial I sobre la edad de inicio de la SCA2. Características físico-químicas La ataxina-2 es una proteína citoplasmática de aproximadamente 140 kDa y 1 312 residuos aminoacídicos. El punto isoeléctrico de este polipéptido es de 9,6, lo que la ubica como una proteína básica, a pesar de contar con una región que comprende 46 aminoácidos ácidos, codificados por los axones 2 al 7. Esta región consiste en 2 dominios globulares denominados Lsm (del inglés like Sm) y LsmAD (del inglés Lsm-Associated Domain) (Fig. 2.4). El primero adquiere una estructura tridimensional de tipo barril ß abierto y se sugiere que participa en el procesamiento del ácido ribonucleico (ARN). El dominio ERRNVPHGLFRVRUJ LsmAD adopta una estructura en hélices  y contiene señales para la ubicación de la proteína en la porción trans del Complejo del Golgi y su salida del retículo endoplasmático. Fig. 2.4. Representación esquemática de la estructura primaria de la ataxina-2 humana. Poli-Q: dominio poliglutamínico, Lsm: dominio semejante a sm. LsmAD: dominio asociado con Lsm. PABC: dominio de unión con la PABP, A2D: dominio de ataxina-2. Hacia su extremo C-terminal, la ataxina-2 posee un motivo PABC [Polyadenine Binding Protein C-terminal Domain ; en español: dominio Cterminal de PABP [del inglés Poliadenilate (PoliA)-Binding Protein ] de interacción con la proteína de unión con colas de poliadeninas en el ARNm. Esta última proteína ejerce un papel fundamental en la traducción del ARNm y regula la estabilidad de este. La ataxina-2 consta de otro dominio con posible importancia funcional hacia la región C-terminal de esta. Este es el caso del dominio A2D (del inglés Ataxin 2 Domain Protein), el que se asocia con el receptor de trompoyetina Mpl. La ataxina-2 no tiene sitio de glicosilación, pero sí está fosforilada. Es probable que el sitio de fosforilación se localice en un motivo estructural com prendido entre los aminoácidos 853-858, que por homología con un motivo presente en la ataxina-1 puede interactuar con diversas moléculas reguladoras de la transcripción, el ciclo celular o estar involucradas con el proceso neurodegenerativo. Patrones de expresión La ataxina-2 es una proteína de expresión ubicua, razón por la cual su síntesis no está restringida al sistema nervioso central. La caracterización de la proteína homóloga con la ataxina-2 humana en ratones (las que conservan 91 % de identidad) arrojó que esta proteína además de expresarse en el cerebro, se encuentra en tejido cardíaco, riñones, músculos, pulmones y bazo. En el cerebro humano, la ataxina-2 se localiza en el citoplasma apical de neuronas piramidales en las capas III, V y VI del lóbulo frontal, pero no en la sustancia blanca. Otras estructuras cerebrales donde se ha detectado la presencia de la ataxina-2 son las neuronas piramidales del hipocampo y las granulares del giro dentado. En los ganglios basales solo se ha podido determinar la expresión de la proteína en las neuronas del g lobo pálido y el núcleo amigdalino. A nivel del mesencéfalo y el bulbo raquídeo, la ataxina-2 se ERRNVPHGLFRVRUJ expresa en las grandes neuronas de la sustancia negra y el núcleo troclear. El marcaje inmunohistoquímico de la ataxina-2 en los núcleos olivares y el colículo superior fue moderado, lo que sugiere una baja expresión de esta proteína en estas estructuras. Las neuronas de Purkinje muestran los mayores niveles de expresión de la ataxina-2, en el sistema nervioso central. En estas, la proteína se distribuye por toda la célula, incluyendo las dendritas. El marcaje inmunohistoquímico de estas neuronas indica que la ataxina-2 tiende a ubicarse perinuclearmente y polarizarse hacia un extremo de estas. La localización subcelular de la proteína parece ser muy variada. Diversos estudios han revelado su presencia en la fracción citosólica y la fracción retículo endoplasmático/complejo de Golgi, así como a lo largo de la membrana citoplasmática. Estudios más recientes evidencian una asociación entre la ataxina-2 y los polirribosomas, a través de los dominios Lsm/LsmAD y el motivo de interacción PAM2. Características funcionales Aunque la estructura primaria y conformacional de la ataxina-2 permite predecir algunas propiedades funcionales, hasta este momento no se conoce la función que esta realiza en las células. Sin embargo, se plantea que la misma está involucrada en el metabolismo del ARN y el funcionamiento de las membranas citoplasmáticas. Metabolismo del ácido ribonucleico Las principales evidencias que sustentan esta función parten de estudios de homología estructural y funcional con otras proteínas, como las proteínas con dominios Lsm, las que participan en el procesamiento del ácido ribonucleico (ARN) a diversos niveles. La proteína análoga con la ataxina-2 humana en levaduras (Pbp1) regula la poliadenilación del ARNm y se une a una proteína análoga a la PABP humana. Recientemente se demostró una interacción entre la ataxina-2 humana con la proteína A2BP1, la que posee un motivo estructural muy conservado entre las proteínas de unión al ARN. Por último, la identificación de la ataxina-2 en los gránulos de estrés de mamíferos, sugiere su papel en la estabilidad y funcionalidad del ARNm, en presencia de condiciones ambientales estresantes para las células. Estudios realizados con el polipéptido homólogo con la ataxina-2 humana en C. elegans indican que la función de esta proteína está más relacionada con la traducción del ARNm que con su síntesis. Otros autores han sugerido que la ataxina-2 forma parte de un complejo que participa en la traducción a proteínas de algunos ARNm. ERRNVPHGLFRVRUJ Según lo que estas evidencias indican, la ataxina-2 parece estar relacionada funcionalmente con el procesamiento de los ARNm, ya sea mediante la unión directa con estos o por medio de otras proteínas. Tales interacciones podrían tener significación para la traducción de los ARNm en proteínas, así como para garantizar su estabilidad y transporte. Funcionamiento de las membranas citoplasmáticas Entre las evidencias que apuntan hacia un posible papel de la ataxina-2 en las membranas citoplasmáticas, está su interacción con las endofilinas A1 y A3, las que participan en el proceso de endocitosis. Estudios previos realizados en Drosophila sugieren la participación de la ataxina-2, en el control de la formación de filamentos de actina, probablemente regulando la traducción, localización y estabilidad de los ARNm de las proteínas que participan de manera directa en la polimerización de esta. Efectos neurotóxicos de la ataxina-2 mutada Al igual que muchas proteínas con expansiones poliglutamínicas, la ataxina2 mutada se agrega en forma de inclusiones. Como rasgo distintivo de esta enfermedad, estas se localizan fundamentalmente a nivel del citoplasma. Las inclusiones intranucleares ubiquitinadas solo se detectan en 1 a 2 % de las neuronas pontinas de pacientes con SCA2, pero no en las células de Purkinje. En un paciente afectado con SCA2 se reportaron inclusiones intranucleares en las células gliales. La acumulación de estas inclusiones en la célula desencadena diversos efectos que conducen a la muerte celular y por ende a la neurodegeneración. Entre los principales mecanismos neurotóxicos aparecen la activación de vías apoptóticas, alteraciones de la expresión génica, disregulación de mecanismos de neuroprotección, interferencia con el transporte axonal, ruptura de estructuras subcelulares como el complejo de Golgi, disfunción del proteosoma y afectación de la excitotoxicidad. Hace poco se reportó una interacción entre la ataxina-2 normal y mutada con una proteína asociada con un fenotipo parkisoniano de herencia autosómica recesiva. Esta proteína, denominada parkina, tiene función de ubiquitina-ligasa y parece modular el efecto neurotóxico de la ataxina-2 mutada. La caracterización bioquímica de la mayoría de las enfermedades aporta informaciones objetivas para la identificación y caracterización de los mecanismos patogénicos. Las enfermedades neurodegenerativas se caracterizan por una disfunción de los mecanismos bioquímicos relacionados con la de neuroprotección, el balance oxidativo y la homeostasis del sistema nervioso. ERRNVPHGLFRVRUJ Una de las principales características bioquímicas de la SCA2 es la disminución significativa de los niveles de cinc, cobre, hierro y magnesio en el suero y el líquido cefalorraquídeo de los pacientes, así como el aumento de los niveles de calcio. Los bajos niveles de cinc se han relacionado con otras enfermedades neurodegenerativas, como es el caso de las enfermedades de Parkinson y Alzheimer, y la esclerosis múltiple. Este oligoelemento reviste gran importancia para el mantenimiento de la homeostasis y desempeña diversos papeles en el funcionamiento correcto del sistema nervioso. Una de las funciones más conocidas es la modulación de la neurotransmisión glutamatérgica. En tal sentido, se conoce que cuando estos iones se unen a los receptores N-metil-D-aspartato (NMDA) impiden la interacción de estos últimos con las moléculas de glutamato, lo que detiene las señales de excitación nerviosa enviadas a las neuronas. Teniendo esto en cuenta, la disminución de los niveles normales de cinc podría alterar la regulación de la neurotransmisión glutamatérgica, activando mecanismos que conducen a la excitotoxicidad. Otros autores asocian el cinc con los fenómenos de plasticidad neuronal y los procesos de aprendizaje y memoria. El cinc es un importante cofactor de numerosas enzimas. Unas de las de mayor importancia en el proceso patológico de la SCA2 son las proteínas, miembros de la familia de las endopeptidasas cinc dependientes, las que en condiciones normales deben participar en la degradación de la proteína mutada, pero su función se debe comprometer ante la deficiencia de cinc. El hierro es otro cofactor esencial de muchas enzimas en el sistema nervioso central, como el caso de la tirosina hidroxilasa. Esta participa en la síntesis de un neurotransmisor muy importante como la dopamina. De manera interesante, entre los sitios del sistema nervioso central que concentran grandes cantidades de hierro aparecen dos estructuras sometidas al proceso neurodegenerativo de la SCA2: la sustancia nigra y el locus coeruleus, lo que puede influir en la reducción de los niveles normales de este oligoelemento en el sistema nervioso central. El cerebro es uno de los órganos del cuerpo humano con mayores concentraciones de cobre; este mineral participa en importantes procesos que permiten el correcto funcionamiento del sistema nervioso central. Tal es el caso de la formación y compactación de las vainas de mielina que rodean los axones de numerosas fibras nerviosas. Esto podría estar asociado con los signos desmielinizantes que muestran los pacientes con SCA2. La disminución de los niveles de cinc, hierro y cobre en el líquido cefalorraquídeo y el suero de sujetos enfermos con SCA2 puede tener ERRNVPHGLFRVRUJ relación con la alteración genética que provoca la enfermedad. La ataxina-2 mutada y agregada en forma de inclusiones podría atrapar estos metales divalentes, formando complejos de poca solubilidad y limitando su utilización en los procesos fisiológicos donde estos se requieren. Se refiere al conjunto de mecanismos destinados a prevenir o limitar los daños al tejido cerebral provocados por diversos factores etiológicos. Entre los principales mecanismos protectores del sistema nervioso central se incluyen los que están mediados por la eritropoyetina humana (EPO). Esta molécula fue identificada en 1994, primero como un factor de crecimiento hematopoyético, su circulación es importante para el control de la oxigenación de los tejidos, por medio de la regulación de la eritropoyesis. Las acciones protectoras de la EPO en el sistema nervioso central se basan en la activación de mecanismos antiapoptóticos, antioxidantes, neurotróficos y angiogénicos. En los pacientes con SCA2 existe una disminución de los niveles de EPO en el líquido cefalorraquídeo, lo que sugiere una disfunción de estos mecanismos neuroprotectores. Las enfermedades neurodegenerativas se asocian, con frecuencia, a fenómenos relacionados con el estrés oxidativo y a la neurotoxicidad. Numerosas evidencias indican que estos fenómenos pueden desempeñar un importante papel en la muerte neuronal observada en regiones específicas del cerebro de pacientes afectados por las enfermedades de Alzheimer, Parkinson, Corea de Huntington y algunas ataxias hereditarias como la ataxia de Friedreich. En los enfermos con SCA2 existe un incremento significativo en los niveles de malonil-di-aldehído (MDA) y de glutatión reducido (GSH), en el suero y el líquido cefalorraquídeo. Esto refleja un bajo nivel en la capacidad de defensa de los sujetos ante los metabolitos tóxicos, lo que favorece la ocurrencia de fenómenos asociados al estrés oxidativo. El estudio de la actividad antioxidante endógena en sujetos enfermos de SCA2 ha demostrado una disminución significativa en la actividad funcional de las enzimas glutation S-transferasa (GST), superóxido-dismutasa (SOD) y catalasa (CAT). Estas proteínas desempeñan un papel muy importante en la actividad antioxidante de las células. La primera cataliza las reacciones de neutralización de varias moléculas oxidadas, al mediar su interacción con las moléculas de GSH. La SOD lleva a cabo la conversión catalítica del ión superóxido (O 2-) en peróxido de hidrógeno (H 2O2), mientras que la CAT convierte esta última molécula tóxica en H 2O. ERRNVPHGLFRVRUJ En un reporte reciente se comprobó que los pacientes con SCA2 cubana muestran, además, una reducción significativa en su capacidad antioxidante no enzimática. Estos resultados fundamentan la aplicación de terapias antioxidantes para la modulación y tratamiento de la SCA2, así como la promoción de hábitos sanos en estos pacientes y los portadores asintomáticos. Hasta el momento, no se ha estudiado con profundidad la posible contribución del sistema inmunológico al fenotipo clínico de la SCA2. Recientemente, se ha identificado la prevalencia de anticuerpos antigliadina en el suero de varios sujetos enfermos, aunque su efecto sobre el síndrome clínico merece ser aclarado. El principal marcador neuropatológico de la SCA2 es la atrofia olivopontocerebelosa temprana, que se acompaña con degeneración de las vías somatosensoriales, el tálamo, la sustancia nigra, el puente, el lóbulo frontal, la médula oblonga, los nervios craneales, y los cuernos anteriores de la médula espinal, así como una palidez de la sustancia nigra del mesencéfalo, donde se ha reportado una pérdida superior a 70 % de las neuronas. Desde el punto de vista neuropatológico, los hallazgos indican que la SCA2 representa la forma más grave de las ataxias hereditarias. El examen macroscópico de autops ias muestra una significativa atrofia del cerebelo, con reducción de su peso. Los análisis microscópicos muestran una pérdida temprana y significativa de las neuronas de Purkinje a lo largo de ambos hemisferios y el vermis, pero fundamentalmente en la corteza del paleo y neocerebelo. Se aprecia también una disminución del árbol dendrítico, especialmente en las ramas d istales, así como formaciones en forma de torpedo y pobre densidad en las fibras de los pedúnculos cerebelosos medios e inferiores. En estadios más avanzados de la enfermedad, se produce la disminución de las neuronas de la capa granulosa en la corteza del cerebelo y del núcleo dentado. En un reporte reciente se comprobó que el proceso degenerativo se extiende también de forma pronunciada al flóculo cerebeloso. En el tallo cerebral, se identificó la disminución del volumen y del peso. Se observó además la pérdida de fibras pontinas del pedúnculo cerebeloso medio, y una marcada disminución de las neuronas de la oliva inferior. El proceso ERRNVPHGLFRVRUJ degenerativo del tallo cerebral en pacientes con SCA2 también se caracteriza por la reducción de las fibras olivocerebelosas, las neuronas pontinas y los núcleos precerebelares del tallo. La neurodegeneración afecta además, el locus coeruleus, las motoneuronas de núcleos craneales y las cervicales. Otro hallazgo anatomopatológico de gran relevancia es la degeneración de núcleos talámicos. Entre estos sobresalen el núcleo ventral anterior, ventral lateral, ventral lateral posterior y ventral medial posterior, así como el núcleo reticular y el cuerpo geniculado pos terior. La médula espinal muestra una desmielinización severa de los cordones posteriores y moderada en los haces espinocerebelosos dorsales. Además, se observa una disminución de las motoneuronas del asta anterior y de las columnas de Clarke, así como desmielinización parcial de las raíces anteriores y posteriores y de las fibras intraganglionares. De igual manera se identificó una disminución moderada de las neuronas sensitivas a nivel de las columnas dorsales, más pronunciada en los núcleos de Goll que en los de Burdach. Para el diagnóstico positivo de la SCA2 se deben precisar los antecedentes familiares, con el objetivo de conocer si existen otros miembros afectados y de esta manera confeccionar el árbol genealógico. Este permitirá identificar la presencia de enfermos en todas las generaciones, lo que es típico del patrón de herencia autosómico dominante. Es preciso definir la edad de inicio de los enfermos, teniendo en cuenta que para esta afección se estima una edad promedio en la tercera década de la vida. Existen pacientes en los que no se pueden definir antecedentes familiares de la enfermedad, lo que pudiera estar en relación con mutaciones de novo y falsa paternidad, entre otras. El síntoma inicial más frecuente es la dificultad para la marcha en 94,28 % de los enfermos, mientras que en 5,72 % es la del habla y la incoordinación de los movimientos alternativos de los miembros superiores. Las manifestaciones clínicas más frecuentes son la ataxia de la marcha, disartria cerebelosa, dismetría, adiadococinesia, trastornos de los reflejos osteotendinosos dados por hiporreflexia o arreflexia de las cuatro extremida des ERRNVPHGLFRVRUJ y movimientos oculares sacádicos enlentecidos. Las alteraciones de la expresión facial se caracterizan por pérdida de la grasa periorbitaria, exageración de la hendidura palpebral, atrofia de los músculos faciales y pronunciamiento de los relieves óseos. Estas alteraciones muestran una facie carac terística, conocida como facie de asombro. Otra manifestación clínica frecuente son las contracturas musculares dolorosas de las extremidades inferiores. Las manifestaciones clínicas menos frecuentes son los trastornos de la sensibilidad profunda, la disfagia intermitente, fundamentalmente para los líquidos, fasciculaciones de las extremidades y la cara, y el temblor postural de miembros o cabeza. Otros pacientes muestran manifestaciones de tipo parkinsonianas. En los pacientes de estadios avanzados existen síntomas de tipo disautonómicos caracterizados por alteraciones vasomotoras, de la regu lación de apetito y del peso corporal. También, las alteraciones cognitivas dadas por alteraciones frontoejecutivas, de la atención, memoria y concentración se evidencian en más de 80 % de los enfermos. Los trastornos del sueño más frecuentes son los del movimiento, como síndrome de piernas inquietas, contracturas musculares dolorosas y movimientos periódicos de las extremidades. Hacia los estadios finales, la queja más frecuente es el insomnio. El diagnóstico de certeza se obtiene mediante los estudios moleculares que permiten identificar y cuantificar el tamaño de la expansión poliglutamínica. La identificación de la mutación se realiza por medio de electroforesis horizontal en geles de poliacrilamida, en los que se aplica la muestra del ácido desoxirribonucleico (ADN), aislado de la sangre periférica, previamente amplificada mediante técnicas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR), y se compara su movilidad electroforética con muestras patrones de ADN expandidos. Los tamaños de la expansión se determinan por electroforesis en gel de poliacrilamida polimerizables por luz ultravioleta (UV) en un secuenciador automático de genes. Los sujetos portadores de la mutación poseen tamaños de la expansión que oscilan entre 32 y 79 repeticiones. Otros estudios que también se utilizan son la resonancia magnética nuclear, que evidencia la atrofia de estructuras como cerebelo y tallo cerebral (Fig. 2.5). Los estudios neuroquímicos muestran una disminución de la actividad específica de la GST y un incremento de los niveles de MDA y de GSH, en suero y en líquido cefalorraquídeo. Estos resultados indican un bajo nivel de la capacidad de defensa ante el nivel tóxico y oxidativo. También se puede detectar una disminución significativa de los niveles de cobre, hierro y cinc en el suero y líquido cefalorraquídeo (LCR). Los estudios neurofisiológicos son muy importantes y permiten conocer la extensión del proceso degenerativo; entre estos, los de mayor importancia son los de conducción nerviosa periférica, la ERRNVPHGLFRVRUJ Fig. 2.5. RMN de un paciente con SCA2 (edad 40 años; tiempo de evolución, 8 años; CAG, 39 unidades; SARA score, 19 (A); y un sujeto control [edad 40 años (B)]. Observe la severa atrofia del cerebelo y el tallo cerebral en el paciente. electronistagmografía (ENG) y la polisomnografía. Los estudios de conducción evidencian una neuropatía periférica sensitiva de tipo axonal. La ENG muestra una significativa disminución de la velocidad sacádica en más de 98 % de los enfermos. Los estudios de sueño permiten identificar la presencia de movimientos periódicos de las extremidades y una importante reducción del sueño REM. Las principales alteraciones de estos estudios aparecen descritos en los capítulos siguientes, dada la importancia de ellos en el diagnóstico de esta enfermedad. Se debe establecer con el resto de las afecciones que forman el grupo de las llamadas enfermedades por expansiones poliglutamínicas: 1. Ataxia espinocerebelosa tipo 1 (SCA1). 2. Ataxia espinocerebelosa tipo 3 (SCA3). 3. Ataxia espinocerebelosa tipo 6 (SCA6). 4. Ataxia espinocerebelosa tipo 7 (SCA7). 5. Ataxia espinocerebelosa tipo 17 (SCA17). 6. Corea de Huntington. El curso de la SCA2 es inexorablemente progresivo hasta la invalidez total y el fallecimiento. La evolución y el pronóstico son variables y dependen de la ERRNVPHGLFRVRUJ edad de inicio de la enfermedad. En los estadios iniciales, los pacientes presentan trastornos ligeros de la marcha, pueden desempeñar, de forma independiente, las actividades básicas e instrumentadas de la vida diaria. Con el transcurso del tiempo, la enfermedad progresa y los pacientes necesitan de apoyo externo para caminar. Comienzan a utilizar bastones o andadores. En esta etapa, tienen dependencia parcial de otras personas para la ejecución de algunas de las actividades básicas de la vida diaria. Posteriormente, no logran trasladarse, son dependientes para realizar todas las actividades de la vida diaria y están confinados en una cama o silla de ruedas. En los pacientes donde la enfermedad se inicia antes de los 15 años de edad, esta dura aproximadamente 11 años, mientras que en los que debutan después de los 15 años puede superar los 20 años y, en casos aislados, ha durado hasta de 40 años. Los estadios finales de la enfermedad son muy dramáticos debido a que se afecta, notablemente, la deglución, la fonación, el sueño y las funciones autonómicas. Muchos enfermos fallecen por cuadros de broncoaspiración y sepsis respiratorias u otras enfermedad es intercurrentes en un estado de delgadez e inmunodepresión importante. Hasta este momento, no se cuenta con un tratamiento efectivo que detenga o bloquee la degeneración de la SCA2, aunque se están realizando numerosos esfuerzos encaminados a la identificación de blancos terapéuticos y las consiguientes estrategias de intervención. Sin embargo, se conoce que 60 % de la variabilidad de la edad de inicio y de la expresión clínica de la SCA2 depende de la mutación; el resto, 40 %, se relaciona posiblemente con factores modificadores que aceleran la progresión de la enfermedad, como el daño oxidativo, el deterioro de los mecanismos neuroprotectores, déficit de oligoelementos, etc. Unido a la anterior se ha identificado la presencia de otras manifestaciones de la enfermedad que se pueden atenuar o modificar con estrategias medicamentosas, como la neuropatía periférica, la presencia de movimientos periódicos de las extremidades (MPE) y las contracturas musculares dolorosas. Por tanto, los ensayos clínicos en la SCA2 se encaminan a mantener los pilares siguientes: 1. Rehabilitación física y cognitiva. 2. Suplementación con sulfato de cinc. 3. Antioxidantes. 4. Neuroprotectores. 5. Agonistas dopaminérgicos para contrarrestar los MPE. 6. Megadosis de vitaminoterapia. ERRNVPHGLFRVRUJ Está demostrado que la rehabilitación constituye la única alternativa de tratamiento para los pacientes con afecciones neurodegenerativas, como la SCA2. En los enfermos va dirigida a mejorar dos aspectos básicos: 1. Las manifestaciones clínicas del síndrome cerebeloso. 2. Las funciones cognitivas. Para evaluar el efecto de la rehabilitación neurológica sobre estos dos aspectos se investigaron 200 enfermos cubanos, durante tres meses, con diagnóstico clínico y molecular de SCA2. Todos se evaluaron en dos ocasiones, antes del tratamiento o estudio basal y a los tres meses. Se demostró que 68 % de estos mejoraron algún parámetro clínico relacionado con la enfermedad. La escala para la estimación de la ataxia (SARA; en inglés, Scale for the Assessment and Rating of Ataxia ) evidenció que al final del tratamiento se logra una mejoría significativa de la coordinación, el equilibrio y la marcha. Los estudios estabilométricos demostraron una significativa reducción del índice de Romberg (área), después de tres meses de rehabilitación, en comparación con el estudio basal, lo que sugiere una mejoría de la estabilidad postural y la coordinación (Fig. 2.6). Fig. 2.6. Comparación de medias del índice de Romberg (área) antes del tratamiento (basal) y a los tres meses posterior a este. Se observa la disminución significativa al finalizar la rehabilitación (p = 0,001). ERRNVPHGLFRVRUJ Las alteraciones cognitivas están presentes en más de 90 % de los pacientes. La rehabilitación de esas funciones mejora, significativamente, la aten ción, concentración, memoria y las funciones ejecutivas. Para la evaluación se utilizó la latencia de los movimientos sacádicos. Esta variable disminuyó de manera significativa, en relación con el estudio basal, luego de tres meses de tratamiento (Fig. 2.7). Este hallazgo traduce dos resultados significativos, uno es la mejoría de la cronometría sacádica, función regulada por el cerebelo; el otro es la recuperación parcial de la capacidad de reacción del enfermo ante el estímulo presentado, evento cognoscitivo regulado por estructuras corticales. Fig. 2.7. Comparación de medias para la variable latencia sacádica antes del tratamiento (basal) y tres meses posteriores a este. Se observa la disminución significativa al finalizar la rehabilitación (p = 0,023). Otra de las estrategias de tratamiento se dirige a potencializar el efecto de la rehabilitación mediante la suplementación de cinc, el cual se encuentra disminuido en suero y el LCR en los pacientes con SCA2. Este oligoelemento desempeña importantes funciones neuromoduladoras a nivel del cerebelo. En varios estudios de marcaje para la localización del cinc en la corteza cerebelosa se ha encontrado su presencia, predominando en la capa de células granulosas, a nivel de la sinapsis que se forma en los glomérulos. El cinc -T5 está comprometido en el transporte de cinc en las células granulosas y el cinc-T6 y T7 facilitan el movimiento del cinc dentro del aparato de Golgi. ERRNVPHGLFRVRUJ En el cerebelo de los ratones, existen grandes niveles de los transportadores de cinc (cinc-T1, T3, T4 y T6), fundamentalmente en las células gliales de Bergman, las que se localizan en la capa de células de Purkinje. Esto sugiere que estas células pueden desempeñar un papel importante en la homeostasis cerebelosa del cinc. Por otra parte, participa en los procesos cognitivos del ser humano y también modula la actividad específica de los canales iónicos quimiosensibles. Estudios recientes indican que estos canales son inhibidos por bajos niveles de cinc, pero su actividad se restablece ante altas concentraciones de este oligoelemento; estos canales son importantes en procesos fisiológicos, como el aprendizaje y la memoria. La presencia de canales quimiosensibles en el cerebelo sugieren que bajo condiciones de pH ácido, como la hipercapnia, las neuronas cerebelosas pueden volverse más excitables y activarse los mecanismos de excitotocicidad, los que pueden controlarse por la liberación de cinc bajo estas condiciones. En un ensayo clínico fase II realizado en pacientes cubanos con SCA2, tratados con sulfato de cinc, se demostró la mejoría de la estabilidad postural, la adiadococinesia, el daño oxidativo a lípidos y la latencia de los movimientos sacádicos, como resultado del incremento significativo de los niveles de cinc en el suero y LCR. Otra de las manifestaciones sintomáticas en esta enfermedad son los trastornos del movimiento durante el sueño que incluyen el síndrome de piernas inquietas y los movimientos periódicos de las extremidades debido a una disfunción de la transmisión dopaminérgica. Por tanto, se han utilizado agonistas dopaminérgicos para mejorar estas alteraciones. Existen otras estrategias terapéuticas muy prometedoras, pero dada su complejidad se necesita de mayor tiempo para la aplicación directa en los seres humanos. Tal es el caso de la terapia génica y celular, así como el bloqueo de la agregación de proteínas mutadas. Sin lugar a dudas, la mejor solución terapéutica para la SCA2 es la sustitución del gen defectuoso o su transcripto (ARNm), mediante terapia génica. Los resultados obtenidos en ensayos preclínicos con terapia de ARN- interferente en SCA1 y SCA3 han identificado una mejoría. Sin embargo, su aplicación en seres humanos se retardará hasta que sean evaluadas las pruebas de toxicidad apropiadas. El desarrollo de terapia con células madres en SCA2 tiene como principal obstáculo la extensión sistémica de la neurodegeneración. El bloqueo de la agregación poliglutamínica consiste en el empleo de fármacos inhibidores de la formación de inclusiones citoplasmáticas de ataxina-2, cuyo propósito es evitar el desencadenamiento de las cascadas patogénicas que conducen a la muerte neuronal y la degeneración. ERRNVPHGLFRVRUJ El programa para el diagnóstico predictivo de la ataxia espinocerebelosa tipo 2, que se ofrece en el Centro para la Investigación y Rehabilitación de las Ataxias Hereditarias (CIRAH), es una experiencia única de su tipo en Cuba y en el resto del mundo. Se le brinda a personas y parejas con riesgo, desde febrero del año 2001. Su objetivo fundamental es el de informar a las personas con riesgo, la posibilidad de padecer o no la enfermedad y el diagnóstico precoz de esta en las primeras semanas de embarazo. Beneficios Con este programa se espera: 1. Diagnosticar precozmente la SCA2, en las primeras semanas del embarazo. 2. Disminuir la aparición de nuevos casos con SCA2 cada año. 3. Elevar la calidad de vida de las familias afectadas a nivel nacional. 4. Disminuir los costos de la atención médica y social en esta enfermedad. El diagnóstico presintomático permite conocer el status genético de una persona con riesgo de enfermar. Este se realiza a: 1. Los mayores de 18 años de edad que sean asintomáticos y tengan 50 % de riesgo a priori, siendo su progenitor un enfermo (o aún asintomático), en el caso de que este así lo apruebe. 2. Los hijos de un progenitor fallecido sin estudios moleculares, pero descendiente de una familia con diagnóstico molecular de la SCA2. Este programa permite disminuir la ansiedad propia del desconocimiento, mejorar la preparación para enfrentar la enfermedad y determinar el riesgo de sus descendientes. En la experiencia cubana no se han presentado reacciones psicológicas severas. El Diagnóstico prenatal (DPN) consiste en la realización de un conjunto de procedimientos y técnicas que tienen por objetivo evaluar si un determinado feto es portador de la mutación SCA2. Este ofrece a las parejas la oportunidad de tomar decisiones sobre su descendencia. Se realiza a las parejas que asisten de mutuo acuerdo, y en las que se cumpla lo siguiente: 1. Que uno de los miembros de la pareja sea enfermo de ataxia SCA2, demostrado por estudios moleculares. 2. Que uno de los miembros sea un presintomático de SCA2, demostrado por el estudio molecular. En el Centro de Ataxias se han inscripto 943 descendientes con riesgo, procedentes de todo el país. Se han concluido 645 casos, de estos 475 negativos ERRNVPHGLFRVRUJ y 170 positivos. El diagnóstico prenatal se ha solicitado por más de 200 parejas; han tenido criterios de inclusión en el programa, 48, de estos 27 negativos y 21 positivos. AFFAITATI,A., T. DE CRISTOFARO, A. FELICIELLO AND S. VARRONE (2001): “Identification of alternative splicing of spinocerebellar ataxia type 2 gene”, Gene. 267: 89-93. AGUIAR, J. et al. (2006): “Ubiquitous expression of human SCA2 gene under the regulation of the SCA2 self promoter cause specific Purkinje cell degeneration in transgenic mice”, Nerosci. Let. 392: 202-206. ALBRECHT, M., M. GOLATTA, U. WULLNER AND T. LENGAUER (2004): “Structural and functional analysis of ataxin-2 and ataxin-3”, Eur. J. Biochem. 271: 3155-3170. ALMAGUER , D. Y OTROS (2006): “Estrés oxidativo y muerte neuronal: una visión biomolecular”, Rev. Mex. Neuroci 7(4):330-337. ALMAGUER , L., D. ALMAGUER , Y. GONZÁLES, E. MARTINEZ Y P. VALCÁRCEL (2005): “Capacidad antioxidante total de en pacientes cubanos con ataxia Espinocerebelosa tipo 2”, Rev. Mex. 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Para la ejecución de cualquier movimiento, especialmente los que involucran varios grupos musculares, es necesario que los agonistas, antagonistas, sinergistas y fijadores funcionen armónicamente. Los agonistas se contraen para ejecutar el movimiento, los antagonistas se relajan o modifican su tono para facilitar este, los sinergistas refuerzan el movimiento; mientras que los fijadores evitan los desplazamientos y mantienen la postura apropiada de las extremidades. Los músculos individuales que participan en un movimiento se asocian de manera armónica con contracciones sucesivas y sincrónicas para regular su control. En el complejo mecanismo de la coordinación intervienen: 1. El cerebelo. 2. Los sistemas piramidal y extrapiramidal. 3. Las vías de la sensibilidad propioceptiva consciente e inconsciente. 4. El laberinto y las vías vestibulares. 5. La visión. 6. Las múltiples y complejas conexiones nerviosas entre estos centros. El cerebelo es esencial para la sinergia y se considera el centro de la coordinación. Tiene tres características importantes para garantizar esta función: 1. Recibe información relacionada con el movimiento. Esta proviene de las regiones del cerebro que se encargan de su programación y ejecución, es la llamada retroalimentación interna o descarga corolaria . ERRNVPHGLFRVRUJ 2. Durante la ejecución motora, el cerebelo recibe información sobre las características de estos actos por medio de los haces espinocerebelosos. Esta se denomina reaferencia o retroalimentación externa. 3. El cerebelo proyecta a los sistemas motores que descienden desde el cerebro. Este órgano recibe información procedente de todas las estructuras del sistema del equilibrio. También almacena los programas reflejos y motores necesarios, para el mantenimiento del equilibrio que necesita de un aprendizaje. Toda la información que va almacenando, junto con la nueva que recibe, la utiliza para sus funciones de comparador. Por esta razón, el cerebelo se considera como el órgano que jerarquiza los circuitos biocibernéticos del equilibrio, y ejerce su función sobre la actividad refleja y voluntaria. Para el estudio de las afecciones del sistema nervioso existen varias técnicas que permiten cuantificar la función sensorial y motora. Sin embargo, las pruebas para evaluar la ataxia no son comunes. Las técnicas automatizadas de neurología cuantitativa tienen sus aplicaciones en: 1. Evaluación terapéutica. 2. Formulación de escalas clínicas objetivas. 3. Evaluación de la rehabilitación. 4. Descripción de etapas evolutivas. 5. Desarrollo de modelos pronósticos. 6. Correlación clínico-cuantitativa con variables moleculares. La ataxia de la marcha es un marcador clínico del proceso degenerativo del cerebelo y sus vías. Los cambios en la intensidad de la ataxia ocurren cada dos años, aunque algunos pacientes empeoran más rápido. Sin embargo, su evaluación neurofisiológica es compleja y difícil de obtener. Otro signo cardinal de la enfermedad es la adiadococinesia, por lo que su evaluación cuantitativa da una medida del grado de disfunción cerebelosa. La diadococinesia es la facultad de ejecutar movimientos alternativos rápidos que dependen del correcto funcionamiento de la inervación recíproca de los músculos agonistas y antagonistas. Sus alteraciones provocan la pérdida de la capacidad para detener un acto motor y, de inmediato, continuar con otro movimiento diametralmente opuesto al anterior. El paciente cerebeloso carece de la facultad de efectuar movimientos rápidos y rítmicos, alternativos, como la pronación y la supinación. Este signo clínico está presente en casi todos los casos de ataxia espinocerebelosa tipo 2 (SCA2) cubana, aun desde los estadios más precoces; sin embargo, las manifestaciones iniciales que los pacientes informan ERRNVPHGLFRVRUJ son los trastornos de la marcha y del lenguaje, lo cual se debe a que esas funciones se ejecutan en las actividades de la vida diaria y en el desempeño social del individuo. No sucede lo mismo con la adiadococinesia; para demostrarla es necesario realizar una maniobra específica. La evaluación cuantitativa de la diadococinesia permite examinar la coordinación motora de los miembros superiores, para lo cual se utiliza un sistema computarizado al que se le acopla un par de guantes diseñados, adaptables al tamaño de las manos del sujeto y con interruptores en el dorso y la palma. Se obtiene un grupo de variables a partir del análisis matemático del registro gráfico. La utilidad de esta técnica se resume en tres aspectos fundamentales: 1. Evaluación de la rehabilitación físico-motora. 2. Clasificación de la severidad de la ataxia. 3. Seguimiento evolutivo de los enfermos. El estudio cuantitativo de la adiadococinesia demuestra la pérdida de la sincronización de los movimientos alternativos en los enfermos de ataxia espinocerebelosa tipo 2 (SCA2). Los movimientos son complejos, rígidos y mecánicos; su descomposición se caracteriza por la incapacidad de sintetizar e integrar los componentes individuales de ellos. Estos trastornos se incrementan, cuando se le indica al sujeto que cierre los ojos. Para lograr una coordinación dinámica normal se necesita la participación de al menos dos de los sistemas relacionados con la coordinación; por ese motivo en el enfermo de SCA2, que ya tiene una de las vías alteradas, la cerebelosa, al cerrar los ojos se le suprime la visión y, por tanto, no puede realizar la corrección parcial de los movimientos. La conservación de la integridad anatomofuncinonal de la vía visual atenúa la ataxia durante la realización de los actos motores. Existe un grupo de factores que contribuye en la variabilidad de los resultados de los métodos cuantitativos, como manualidad, edad, sexo, nivel de aprendizaje y motivación. En la SCA2 cubana, se demostró la utilidad de esta técnica en la evaluación del efecto beneficioso de la rehabilitación físico-motora (Fig. 3.1). Por tanto, la rehabilitación sistemática de la coordinación en la SCA2 contribuye a mejorar la ataxia, posiblemente, por un entrenamiento del sistema neuromuscular y la plasticidad neuronal. Existe una correlación significativa entre la cantidad de repeticiones del triplete CAG y la adiadococinesia. Estos trastornos son más severos en los enfermos ERRNVPHGLFRVRUJ Fig. 3.1. Distribución del porcentaje de pacientes, antes y después de la rehabilitación, según intervalos de la variable integral de la diadococinesia. con grandes expansiones poliglutamínicas (Fig. 3.2). Sin embargo, para expansiones pequeñas, predomina una gran variabilidad de la diadococinesia, lo que pude relacionarse con la existencia de otros factores genéticos y ambientales que interactúan con el gen SCA2, potencializando su efecto. Fig. 3.2. Correlación entre el tamaño de la expansión poliglutamínica y la transformación logarítmica de la variable integral. El equilibrio es una actividad refleja que permite mantener una correcta postura corporal con respecto a la gravedad y al medio inercial, tanto en ERRNVPHGLFRVRUJ reposo como en movimiento, lo que significa que cuando se percibe el entorno se tiene la impresión de que es estable. Esta capacidad la adquiere el ser humano de forma natural mediante un aprendizaje. Por medio de este proceso se forman patrones, modelos y mecanismos de reajustes fisiológicos de la actividad muscular. Para mantener el equilibrio intervienen múltiples estructuras que se localizan en diferentes partes del sistema nervioso, como cerebro, tallo cerebral, cerebelo , sistemas vestibular, visual, propioceptivo, cinestésico y táctil, vías de interconexión entre estos y el sistema musculoesquelético. Estos elementos anatómicos funcionan como un todo armónico, mediante una intrincada red de circuitos, que realizan las funciones de orientación temporoespacial y regulación del equilibrio, tanto estático como dinámico. La postura es la posición relativa de las diferentes partes del cuerpo con respecto a sí mismas y al medio circundante. Para mantener el control postural, se necesita que la actividad muscular se oponga a la fuerza de gravedad, la que tiende a flexionar las articulaciones. Esta actividad muscular se denomina tono postural. Se mantiene por la acción tónica de los músculos esqueléticos. En el ser humano los músculos posturales están representados, fundamentalmente, por los extensores de las extremidades inferiores, los del cuello y la espalda. Su frecuencia de contrac ción se regula al nivel espinal y parcialmente por los niveles superiores. En el control central de la postura intervienen tres sistemas sensoriales que se integran en el tallo cerebral y el cerebelo: visual, vestibular y exteropropioceptivo. La información aferente que viaja por estos permite ajustar los programas motores para mantener una postura erguida apropiada. Cuando existe un defecto en la regulación de los sistemas posturales, las vías aferentes envían información a las estructuras del tallo y del cerebelo. De esta manera se regulan las eferencias motoras, para que se logre una mejor orientación temporoespacial. El estudio de la estabilidad postural se realiza por medio de la estabilometría. Esta consiste en una plataforma equipada con transductores mecánicos y electrónicos, capaces de registrar cualquier desplazamiento de la proyección del centro de gravedad. Se acopla a una computadora que dispone de un software para el registro de las señales y otro para la edición y su análisis (Fig. 3.3). Las variables utilizadas para el análisis y la evaluación del control postural se agrupan de la manera siguiente: Estatoquinesiograma. Reproduce el trazado de las oscilaciones sobre la plataforma, a partir de los movimientos del centro de presión; perm ite calcular el área subtendida y el camino recorrido por los movimientos. Estabilograma. Permite conocer los movimientos del centro de presión en dos ejes (lateral y anteroposterior) y calcular la velocidad de estos . ERRNVPHGLFRVRUJ Fig. 3.3. Sistema de estabilometría para el estudio de la estabilidad postural. Índice de Romberg. Se calcula para el área y el “camino”, a partir de la relación que se establece para cada uno de estos parámetros, con los ojos abiertos y cerrados. En los pacientes con ataxia se presentan importantes alteraciones de la estabilidad postural. Dentro de estas, las más evidentes son el incremento en la cantidad de oscilaciones y en la frecuencia de estas. De igual manera, se incrementa el área subtendida, la velocidad de las oscilaciones y el índice de Romberg (Fig. 3.4). Estas alteraciones se incrementan con los ojos cerrados, al igual que las de la diadococinesia. Los trastornos de la estabilidad postural en los enfermos de SCA2 tienen un origen mixto. Se deben a los cambios anormales del sistema exteropropioceptivo y a la degeneración del cerebelo. Las alteraciones exteropropioceptivas se producen por un daño del ganglio de la raíz dorsal y de los cordones posteriores de la médula espinal. El cerebelo desempeña una función importante en el aprendizaje motor. Por este motivo, a los pacientes con ataxias hereditarias se les dificulta realizar los cambios adaptativos del control postural. Fay Horak (citado por Subramony, 1995) estudió la adaptación del control postural en pacientes con lesiones del lóbulo cerebeloso anterior, al igual que ERRNVPHGLFRVRUJ en los experimentos de Nashner (citado por Wadia y Seami, 1971), donde los individuos se mantenían de pie sobre una plataforma que podía ser desplazada de repente hacia atrás. Ese desplazamiento se realizó en dos condiciones: en una primera serie, las pruebas se ejecutaron a diferentes distancias de forma impredecible, mientras que en la segunda los movimientos tenían la misma amplitud en todas las pruebas. Durante los primeros 75 ms del estímulo, Fig. 3.4. Índice de Romberg. Se incrementan los valores promedios en los enfermos, en relación con los controles. antes de que pudiera existir una retroacción sensitivo-motora del fenómeno, se tomaron registros del momento de torsión y electromiogramas integrados. Ninguno de los pacientes ni los controles pudo graduar sus respuestas en las pruebas de desplazamiento aleatorio; sin embargo, cuando la plataforma se desplazó a una misma distancia en pruebas sucesivas, las personas normales aprendían de forma sistemática a graduar sus respuestas de manera apropiada, mientras que los pacientes con lesiones cerebelosas no lo conseguían. En los enfermos de SCA2, los trastornos de la estabilidad postural no dependen de la duración de la enfermedad, pero sí del tamaño de la expansión poliglutamínica en el alelo expandido, lo que convierte a esta variable en un importante marcador fenotípico (Tabla 3.1). En resumen, la estabilidad postural se altera en los enfermos con SCA2 debido al efecto degenerativo que la ataxina-2 produce so bre el sistema ERRNVPHGLFRVRUJ exteropropioceptivo y el cerebelo. Por otra parte, el análisis de estas alteraciones por medio de técnicas cuantitativas ofrece una oportunidad para el estudio de la fisiopatología de la enfermedad; por tanto, estas variables son marcadores fenotípicos que se pueden utilizar para evaluar el efecto de tera pias que modulen el estado funcional del sistema nervioso central, específicamente, el sistema postural, que de conjunto con las alteraciones de la coordinación forman parte de las manifestaciones fenotípicas más importantes de los pacien tes con SCA2. Tabla 3.1. Correlación entre el tamaño de la expansión poliglutamínica y los parámetros cuantitativos de la estabilidad Variables Área Camino Velocidad lateral Oscilaciones laterales Tiempo de evolución r p Unidades de CAG r p 0,1239 0,358 0,4063 0,007 0,1276 0,344 0,3212 0,036 0,0962 0,476 0,2960 0,025 -0,0109 0,936 0,3712 0,014 Las técnicas electroneurográficas facilitan el estudio de los componentes de la unidad motora. La conducción nerviosa periférica, el reflejo H y el reflejo T se utilizan en la práctica neurológica, para evaluar el estado funcional del sistema nervioso central. El estudio clínico de los reflejos de estiramiento muscular permite evaluar la excitabilidad de la neurona motora en distintas afecciones, como la espasticidad y otras condiciones relacionadas. Sin embargo, la observación clínica es poco objetiva en la evaluación de las características de los reflejos, como la viveza, la velocidad y la simetría. Los registros electrofisiológicos ofrecen la ventaja de cuantificar estas respuestas ante un estímulo mecánico en los tendones o eléctrico, en un nervio. El examen electrofisiológico de los reflejos permite evaluar el estado funcional de la transmisión segmentaria espinal, mediante un arco reflejo que implica las conexiones monosinápticas entre las fibras aferentes y eferentes. Se utiliza un martillo de reflejo, acoplado por medio de un trigger externo al sistema de registro. Se percute el tendón del músculo con intensidades variables, determinadas individualmente para obtener una respuesta máxima. Para el registro se emplean electrodos de superficie, con el activo sobre el vientre del músculo que se estudiará. ERRNVPHGLFRVRUJ Reflejo T bicipital. La percusión se realiza sobre el tendón del músculo bíceps. Se le indica al paciente mantener el antebrazo en semiflexión y semisupinación. El electrodo activo o de registro se coloca sobre el vientre del músculo bíceps y el de referencia distal a este. Reflejo T tricipital. Se coloca el antebrazo del paciente en ángulo recto en relación con el brazo. Se estimula percutiendo el tendón del músculo tríceps. La respuesta se registra con un electrodo colocado en el vientre del músculo (activo) y el otro distal a este (referencia). Reflejo T rotuliano. Se sienta al paciente sobre el borde de la cama, con los pies péndulos. La estimulación se realiza percutiendo, directamente, sobre el tendón rotuliano. El electrodo activo se coloca en el vientre del músculo recto femoral y el de referencia distal a este. Reflejo T aquíleo. Se registra con el paciente en posición decúbito prono, en estado de reposo. El examinador coloca la planta del pie del paciente en semiflexión y, posteriormente, percute sobre el tendón de Aquiles. El sitio de registro se ubica en el vientre del músculo gemelo medial y el de referencia en la porción distal del tendón de Aquiles. En los enfermos de SCA2 existen alteraciones del reflejo T de miembros superiores e inferiores; se caracterizan por la prolongación de la latencia que puede o no combinarse con la disminución de las amplitudes de los potenciales. La primera sugiere una lesión de tipo mielínica; la segunda una degeneración axonal severa. Esta última indica una pérdida de las neuronas del ganglio la raíz dorsal, posiblemente por la acción neurotóxica de la ataxina-2 sobre las estructuras periféricas. Esas alteraciones se relacionan, directamente, con la disminución de la amplitud de los potenciales sensitivos, la cual se observa también en los descendientes portadores de la mutación SCA2. En otros tipos de neurodegeneraciones existen signos de daño axonomielínico en las porciones proximales del sistema nervioso periférico. En las atrofias olivopontocerebelosas predominan la prolongación de latencias para el reflejo H y la onda F, así como el bloqueo total de la conducción. En las dolencias que afectan las motoneuronas del asta anterior, las anormalidades más frecuentes se relacionan con la latencia, la duración y las amplitudes. En la figura 3.5 se muestran los tipos de respuestas de los reflejos periféricos y el porcentaje de anormalidades de estas en los enfermos con SCA2. Aproximadamente 80 % de los pacientes presentan los reflejos de miembros superio res anormales. El tipo de respuesta predominante es la ausencia del reflejo T, por tanto, esta ausencia de respuesta, que coincide con la arreflexia clínica, se inicia en los miembros superiores (bicipital y tricipital) y, después, se extiende a los miembros inferiores. ERRNVPHGLFRVRUJ Fig. 3.5. Principales tipos de respuestas del reflejo T en pacientes con SCA2. En resumen, las alteraciones de los reflejos constituyen otro de los signos clínicos cardinales de la SCA2. A pesar de la variabilidad de alteraciones intrafamiliares, estas evidencian el efecto deletéreo de la proteína mutada sobre las estructuras periféricas del sistema nervioso central. BRADDOM, R. I. AND E. W. JOHNSON (1974): “Standarization of H reflex and diagnostic use in S1 radiculopathy”, Arch. Phys. Med. Rehábil. 55:161- 166. CHOKROVERTY, S. et al. (1985): “Neurophysiologic study of olivo-ponto-cerebellar atrophy with or without glutamate dehydrogenase deficiency”, Neurology 35:652-658. EISEN, A., D. SCHOMER AND C. MELMED (1977): “The application of F­wave measure­ments in the differentiation of proximal and distal upper limb entrapments”, Neurology 27: 662- 668. E STRADA , R. et al. (1999): “Spinocerebellar ataxia 2 (SCA2): morphometric analyses in 11 autopsies characterize it as an olivo-ponto-cerebellar atrophy (OPCA) plus”, Acta Neuropathol. 97:306 –310. FISHER, C. M. 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El análisis del campo visual es una tarea compleja. En la actualidad no se conocen, con exactitud, todos los aspectos fisiológicos que intervienen en el procesamiento de la información visual. La mayoría de las áreas visuales en la corteza coprocesan varios atributos visuales diferentes; sin embargo, por qué existen tantas áreas corticales para la visión es todavía una interrogante sin resolver. Los movimientos oculares permiten definir con mejor calidad los objetos que existen en el campo visual del individuo, ya que estabilizan la imagen de interés en la zona de máxima agudeza visual . Existen cinco tipos de movimientos oculares: 1. Sistema sacádico. 2. Sistema de persecución lenta. 3. Sistema reflejo vestibuloocular. 4. Sistema de movimientos optoquinéticos. 5. Sistema de vergencia. Desde el punto de vista funcional, estos movimientos se agrupan en tres tipos: 1. Para el mantenimiento de la mirada . Son los que compensan el movimiento de la cabeza o de los objetos, para que la mirada permanezca fija sobre el blanco de interés. Estos incluyen los movimientos vestibulooculares (compensan los movimientos de la cabeza) y optoquinéticos (compensan los movimientos del objeto). 2. Para el desplazamiento de la mirada . Permiten cambiar la atención de un objeto a otro, e incluyen los sacádicos, de persecución o de seguimiento y vergencias. 3. De fijación o micromovimientos . Garantizan que el ojo permanezca en una posición fija en el objeto de interés, evitan el llamado fenómeno del fading: temblor, microsacádicos y fluctuaciones. ERRNVPHGLFRVRUJ El aparato oculomotor lo integran estructuras intracraneales y extracraneales, como: 1. Supranucleares. Incluyen las vías corticonucleares de origen frontal y occipital, y las áreas pretectal, comisural posterior y subtalámica; además de las cortezas en las que se originan las vías corticonucleares, el fascículo longitudinal medial (FLM), que es internuclear, y la formación reticular pontina paramediana (FRPP). 2. Nucleares. Las forman el núcleo oculomotor principal del III par, con sus componentes eferentes somático y visceral, el núcleo troclear del IV par y el abductor del VI par. 3. Nervios oculomotores. Son los pares craneales III, IV y VI. 4. Músculos oculomotores. Son los rectos (superior e inferior, externo e interno), oblicuos (mayor y menor), elevador del párpado superior, el esfínter del iris y el músculo ciliar. Los movimientos oculares son importantes para el examen del ambiente visual, ya que permiten fijar el objeto de interés sobre la fóvea. Las sácadas se obtienen indicándole a un sujeto que siga los movimientos de un punto luminoso con sus ojos. Después que el punto salta, se produce un retardo de 200 a 300 ms. Una vez que la sácada se activa, los movimientos de los ojos se aceleran rápidamente hasta alcanzar las velocidades máximas y luego disminuyen para llevar la fóvea con precisión hacia el blanco, sin rebasar el objeto de interés (overshoot), ni presentar oscilaciones. Así, las sácadas no solo son los movimientos más rápidos del organismo, sino también los más coordinados. Los movimientos sacádicos funcionalmente se dividen en cuatro tipos: 1. Sacádicos automáticos. Se presentan en las fases rápidas del nistagmo, se desencadenan por los estímulos vestibulares y optocinéticos, para recentrar la posición ocular excéntrica. 2. Sacádicos espontáneos . Se producen de forma aleatoria, cuando no hay ninguna tarea conductual específica. Alrededor de 230 000 sacádicos ocurren diariamente sin que se tenga conciencia de estos. 3. Sacádicos reflejos. Se desencadenan por estímulos visuales, auditivos o táctiles inesperados. 4. Sacádicos voluntarios . Forman parte de una actividad conductual propositiva. Estos, a su vez, se subdividen en: a) Sacádicos a la orden: movimientos que se realizan en respuesta a una orden. ERRNVPHGLFRVRUJ b) Sacádicos predictivos: movimientos que surgen para la búsqueda de un objeto que, predictivamente, aparecerá en una determinada localización. c) Sacádicos memorizados: surgen en dirección a un objeto que ya ha desaparecido. d) Antisacádicos: movimientos que se realizan en dirección opuesta a la del estímulo visual. En el ser humano, la visión aporta 80 % de la información del medio ambiente. Esto se debe a la capacidad de procesamiento del cerebro humano. Gran parte de la neocorteza se relaciona con el procesamiento de la información visual. El sistema visual se compone de aproximadamente 1 500 000 fibras, mientras que el auditivo solo se forma por 200 000 fibras. Las sácadas se modifican por variables fisiológicas, como la edad, el grado de desplazamiento de los objetos en el medio, la atención visual y el estado de conciencia. Las variables electrofisiológicas que permiten caracterizar al sistema de movimientos oculares sacádicos son: 1. Velocidad sacádica. Expresa la velocidad del movimiento sacádico ante la aplicación de un estímulo visual. Una de las características más significativas de estos movimientos es la relación existente entre la amplitud del movimiento y la velocidad: a mayor amplitud del movimiento o ángulo de estimulación, mayor velocidad. Por ejemplo, un sacádico que abarque 30º de ángulo alcanzará hasta 450 °/s, si el ángulo es de 60º puede llegar a 500 °/s y si el estímulo es de 80º, la velocidad puede incrementarse hasta 700°/s. 2. Latencia sacádica. Se define como el tiempo que transcurre entre la aparición de un estímulo y el inicio del desplazamiento ocular hacia este. Entre los sacádicos sucesivos existe un período refractario motor de unos 100 a 200 ms. Esta latencia se incrementa con la amplitud del movimiento o ángulo de estimulación, es decir, que a mayor ángulo, mayor latencia; por ejemplo, a 10º la latencia es de 170 ms, a 30º alcanza 197 ms, mientras que a 60º supera los 200 ms. 3. Desviación sacádica. Representa el desplazamiento del ojo hacia la derecha o la izquierda, ante la aplicación del estímulo visual, y se expresa en porcentaje. Por tanto, brinda información sobre la coincidencia, entre la amplitud del movimiento ocular y la del estímulo que se presenta en la pantalla del monitor. Las estructuras neurales involucradas en la génesis y la regulación de los movimientos oculares se localizan, tanto a nivel cortical como subcortical. Dentro de estas se encuentran: ERRNVPHGLFRVRUJ 1. Áreas corticales frontales y prefrontales. 2. Corteza parietal posterior. 3. Sustancia nigra (Pars Reticulata, SNpr). 4. Ganglios basales. 5. Colículo superior. 6. Tronco cerebral. 7. Tálamo. 8. Cerebelo. En los sujetos normales, la velocidad sacádica disminuye con el incremento de la edad, mientras que la latencia aumenta. Estos cambios se relacionan con los procesos normales del individuo, propios del envejecimiento. Las sácadas más sensibles al envejecimeinto son las voluntarias. Estas están sometidas a un estricto control del lóbulo frontal, que presenta la mayor susceptibilidad a los cambios fisiológicos propios de la edad. Sin embargo, estudios imagenológicos recientes indican una sobreactivación de estructuras frontoparietales durante una tarea sacádica, lo que puede ser reflejo de un fenómeno de compensación fisiológica. En 1997, Beguería estudió 30 pacientes con ataxia autosómica dominante, pertenecientes a 19 familias de la región Norte de Oriente, donde encontró alteraciones oculomotoras en todos los enfermos. El enlentecimiento de los movimientos oculares y la disminución de la amplitud de estos, fueron los más frecuentes. Esta investigación se realizó en una pequeña muestra, no se tuvo en cuenta el tipo molecular de ataxia, ni tampoco el tiempo de evolución; además, de este estudio, Orozco y colaboradores (1989) reportaron la presencia de alteraciones clínicas de estos movimientos en los sujetos enfermos. Las principales anormalidades de los movimientos oculares sacádicos en los enfermos con SCA2 evidencian alteraciones cualitativas relacionadas con la morfología del potencial y también de la amplitud (Fig. 4.1). Desde el punto de vista cuantitativo se caracterizan por: 1. Disminución de la velocidad sacádica. 2. Retardo en la iniciación de las sácadas, con incremento anormal de las latencias. 3. Dismetría sacádica. Desviación hipermétrica del movimiento sacádico, para ángulos de estimulación de 10º, 20º y 30º, y desviación hipométrica para 60º. ERRNVPHGLFRVRUJ Fig. 4.1. Registro de los potenciales de los movimientos oculares sacádicos: en un sujeto normal (A), un enfermo de SCA2 con 34 repeticiones de CAG y 5 años de evolución (B), y un enfermo de SCA2 con 40 repeticiones de CAG y 15 años de evolución de la enfermedad (C). Disminución de la velocidad sacádica Las sácadas se definen como lentas o rápidas, cuando su velocidad máxima está fuera del rango normal de la relación velocidad-amplitud. Las sácadas de amplitud pequeña son, generalmente, rápidas y ocurren cuando una sácada se interrumpe en medio del movimiento, es decir, cuando no alcanzan su posición final. Las anormalidades en la órbita que se relacionan con el movimiento del globo ocular, como los tumores, pueden producir sácadas aparentemen te rápidas. Las sácadas que muestran velocidades más rápidas que las normales también se observan en pacientes con oscilaciones sacádicas, como el flutter y el opsoclonus. Las sácadas lentas y de baja amplitud reflejan anormalidades periféricas (paresia de músculos o de nervios oculomotores) o centrales (FLM). Los trastornos de la atención, somnolencia, intoxicación por drogas, así como las alteraciones de los hemisferios cerebrales y del colículo superior, generan sácadas lentas. De los enfermos con SCA2, 98 % presenta una disminución de la velocidad sacádica, por lo que esta variable se convierte en un marcador endofenotípico para los enfermos y portadores de la mutación SCA2. Los valores de la velocidad sacádica máxima en los pacientes presentan muy poco solapamiento con los sujetos normales. En los sujetos controles, la velocidad sacádica máxima oscila entre 294 º/s y 776 º/s (media, 415; DE, 79), mientras que en los pacientes oscilan entre 17 º/s y 464 º/s (media 135; DE, 79). La sensibilidad diagnóstica de la velocidad sacádica máxima a 60º es de 0,98758. ERRNVPHGLFRVRUJ Este enlentecimiento de la velocidad sacádica en los enfermos y los portadores del gen SCA2 puede obedecer a la degeneración de las neuronas fásicas de la FRPP, la pérdida de las aferencias desde estructuras superiores como el colículo superior o los hemisferios cerebrales, así como a la atrofia y desmielinización de los nervios oculomotores. Alteración en la iniciación de las sácadas con incremento anormal de las latencias De los enfermos con SCA2, existe prolongación de la latencia sacádica en 80 % (Fig. 4.2). Esta expresa, fisiopatológicamente, un retardo en la iniciación de las sácadas. También se puede apreciar en afecciones metabólicas y neurodegenerativas. Se produce por una lesión de cualquiera de las estructuras que intervienen en la generación de las sácadas, debido al efecto tóxico de la ataxina-2 sobre estas. Las evidencias neuroanatómicas que explican la prolongación de la latencia sacádica en pacientes con SCA2 provienen de estudios morfológicos e imagenológicos que reflejan la atrofia de los lóbulos frontal y parietal con hipometabolismo de la glucosa en este último, así como los cambios neurodegenerativos a nivel de los ganglios basales, específicamente en el núcleo caudado y la SNPr. Fig. 4.2. Representación de la comparación de la latencia sacádica entre enfermos y controles. Se aprecia el incremento de la latencia para todos los grados en el grupo de enfermos en relación con los sanos. ERRNVPHGLFRVRUJ Otra de las causas que incrementan la latencia sacádica son los déficits en la atención visual, ya que existe solapamiento anatomofuncional de las estructuras que intervienen en la génesis sacádica y la atención visual a nivel de la corteza frontal. Dismetría sacádica La dismetría sacádica, especialmente la hipermetría, constituye el signo electrofisológico clásico de las afecciones cerebelosas, aunque se puede encontrar en las lesiones del tallo cerebral. La hipometría sacádica también se observa en enfermedades que afectan al cerebelo y al tallo cerebral. Los pacientes con lesiones en la corteza parietal posterior y otras regiones del cerebro presentan dismetría sacádica. Las alteraciones hemisféricas unilaterales desvían las sácadas verticales hacia el lado de la lesión. Los defectos visuales pueden conducir a una dismetría sacádica. Por ejemplo, los pacientes con una hemianopsia presentan hipermetría o hipometría sacádica (dependiendo de la dirección) para mantener el tarjet enfocado dentro de la parte intacta del campo visual. La desviación sacádica para estímulos de 10º, 20º y 30º tiene un rango de normalidad entre 96 y 100 %. Sin embargo, para 60° oscila entre 90 y 95 %. En los enfermos cubanos de SCA2 existen dos tipos de respuestas que se relacionan con el ángulo de estimulación: para estímulos que oscilan entre 10º y 30º predomina la hipermetría sacádica, mientras que para 60º existe una hipometría en 51,06 % de los enfermos, y un a hipermetría en 39,37 % (Fig. 4.3). Fig. 4.3. Representación de dos tipos diferentes de respuestas, relacionadas con el ángulo de estimulación (hipermetría para 10º, 20º y 30º e hipometría para 60º), en enfermos. ERRNVPHGLFRVRUJ Estas alteraciones refuerzan las descripciones morfológicas de la SCA2 a nivel del cerebelo y el tronco cerebral, porque los principales centros generadores de estos movimientos se localizan a nivel de la FRPP y en el cerebelo. En los enfermos existe una correlación negativa significativa entre la edad de inicio y el tamaño de la expansión poliglutamínica (Fig. 4.4A). El tamaño de la expansión poliglutamínica y, en menor grado, la duración de la enfermedad, son las variables que más modifican la velocidad sacádica máxima. Esta correlaciona, negativamente, con la puntuación de la escala clínica (Fig. 4.4B, C y D). Por tanto, la expansión poliglutamínica controla, fuertemente, la velocidad sacádica máxima. Los valores anormales de la velocidad sacádica máxima en enfermos, con tiempo de evolución entre 1 y 5 años, demuestran que la SCA2 se puede diagnosticar con este estudio, de modo confiable, desde etapas muy tempranas. Se estima que la velocidad sacádica máxima tenga mayor confiabilidad entre los diferentes observadores de la propia edad de inicio, y que podría ser menos dependi ente de los factores medioambientales. Fig. 4.4. Correlación entre la edad de inicio y CAG (A), de la velocidad sacádica con el tamaño de la expansión de CAG (B), con el Score clínico (C) y con el tiempo de evolución (D). ERRNVPHGLFRVRUJ La velocidad sacádica es un marcador neurofisiológico cuantitativo y objetivo que está bajo un fuerte control genético en la SCA2. Por consiguiente, esta parece ser un marcador prometedor para las investigaciones relacionadas con la modulación de la toxicidad de la poliglutamina por genes modifica dores. Los estudios de la velocidad sacádica son particularmente interesantes, ya que esta se relaciona directamente con la función del tallo cerebral, el cual está sometido a una degeneración severa en la SCA2. En un estudio longitudinal en el que se incluyeron aleatoriamente 40 pacientes y 30 controles, evaluados con una frecuencia anual en un período de 3 años, se demostró la marcada progresión de las alteraciones sacádicas en pacientes con SCA2, expresadas mediante la disminución significativa de la desviación sacádica como principal cambio, seguido por el incremento de la latencia sacádica y disminución de la velocidad. Como promedio, el cambio anual de la velocidad sacádica es de 26 º/s, siendo mayor en aquellos sujetos con mayores expansiones poliglutamínicas. La latencia se incrementa en 20 ms, mientras que la desviación disminuye en 8 unidades cada año. Estos resultados son una evidencia objetiva de que estos estudios sobre los movimientos oculares constituyen, posiblemente, los mejores marcadores que describen la progresión y evolución de la enfermedad a través del tiempo, lo cual está mediado por el daño genético y otros factores. El enlentecimiento máximo de la velocidad sacádica es un signo clínico frecuente en los pacientes con ataxia espinocerebelosa tipo 2 (SCA2). Este se encuentra en 98 % de los enfermos. En los sujetos portadores de la mutación SCA2 los movimientos oculares son normales al examen clínico; sin embargo, los estudios de electronistagmografía evidencian como alteración preclínica básica el enlentecimiento de la velocidad a 60º (Fig. 4.5). La velocidad sacádica de los portadores se superpone a 10º, 20º y 30º con la de los no portadores; por tanto, las alteraciones preclínicas precoces se inician por la disminución de la velocidad sacádica a los grados extremos de estimulación. Las alteraciones presintomáticas pueden obedecer a dos posibles causas, según Jung y colaboradores (2011): degeneración presintomática y trastornos en el desarrollo embriológico. La primera se basa en una degeneración de las estructuras pontocerebelosas, que aparecen, aproximadamente, 8 años antes del inicio de los síntomas. Este fenómeno se ha observado en ERRNVPHGLFRVRUJ Fig. 4.5. Velocidad sacádica en los portadores y no portadores de la mutación SCA2. Se observa la superposición para 10º, 20º y 30º, entre ambos grupos; sin embargo, para 60° existe un enlentecimiento de esta en los sujetos asintomáticos que presentan la mutación. otras enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Huntington y la SCA7, y posiblemente esté ocurriendo también en la SCA2. La degeneración preclínica puede ser compensada, inicialmente, por mecanismos de reajustes fisiológicos hasta un determinado umbral que una vez superado por los niveles incrementados de muerte neuronal, conlleva a la aparición de las primeras manifestaciones clínicas. Los trastornos del desarrollo embriológico se podrían explicar por las alteraciones en los sistemas de señales intracelulares de calcio. Estudios recientes demostraron que la ataxina-2 expandida sensibiliza al receptor tipo 1 de inositol-trifosfato (ITPR1, del inglés Inositol-Triphosphate Receptor 1) en la membrana del retículo endoplasmático, provocando una excesiva liberación de calcio intracelular que produce las alteraciones de mecanismos celu lares que intervienen en la embriogénesis. Esta hipótesis se sustenta en estudios en un modelo animal knock-out del gen ITPR1, donde se observaron trastornos en el desarrollo embriológico. Estos resultados sugieren la existencia de un efecto tóxico precoz de la carga poliglutamínica sobre el control de los movimientos oculares sacádicos. Se puede estimar que la velocidad sacádica comienza a enlentecerse, progresivamente, desde alrededor de 15 años antes de la aparición del síndrome ERRNVPHGLFRVRUJ cerebeloso, lo que la convierte en la variable neurofisiológica que primero comienza a deteriorarse en los sujetos portadores de la mutación, de ahí su utilidad para evaluar el inicio de la degeneración. En sujetos portadores de la mutación SCA2, con edad promedio de 30 años, la velocidad sacádica no se relaciona con la edad, la cantidad de repe ticiones de CAG en el alelo normal, ni con el tipo de herencia; pero sí depende del tamaño del alelo patológico (Tabla 4.1). Tabla 4.1. Correlación entre las variables electrofisiológicas y parámetros moleculares en los sujetos presintomáticos Variables Edad Desviación 10 o Latencia 10 o Velocidad 10 o Desviación 20 o Latencia 20 o Velocidad 20 o Desviación 30 o Latencia 30 o Velocidad 30 o Desviación 60 o Latencia 60 o Velocidad 60 o -0,01 0,31 -0,07 0,24 0,14 0,13 0,31 0,10 0,17 0,27 0,36 0,01 Alelo normal -0,04 -0,02 -0,13 0,27 0,22 0,15 0,17 -0,10 0,01 0,16 -0,17 0,14 Alelo patológico -0,08 0,19 -0,42** -0,15 0,04 -0,36** -0,28 0,06 -0,53*** 0,29 -0,02 -0,30* Herencia -0,05 0,27 0,05 0,30 0,33 0,17 0,30 0,20 0,08 0,31 0,15 0,05 Nota: Los asteriscos representan los niveles de significación estadística (*: p < 0,05; **: p < 0,001; ***: p < 0,0001). B EGU ERÍA , R (1977): “Alteraciones de la motilidad ocular en las Enfermedades Heredodegenerativas Espinocerebelosas Tipo Pierre Marie en la región del Norte de Oriente. Estudio prospectivo de 30 enfermos” [Tesis], Instituto de Neurología y Neurocirugía, La Habana. 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ERRNVPHGLFRVRUJ Los estudios anatomopatológicos realizados a pacientes fallecidos con diferentes tipos de ataxias espinocerebelosas, demostraron que la ataxia espinocerebelosa tipo 2 (SCA2) es la forma molecular más severa, debido a la significativa reducción de las neuronas de Purkinje y del tallo cerebral. Por otra parte, los estudios morfológicos más recientes evidencian que la muerte neuronal afecta también a estructuras sensoriales; sin embargo, aún no existe una descripción detallada acerca de los cambios degenerativos que ocurren en estas enfermedades a través del tiempo. Los estudios electrofisiológicos realizados a enfermos con SCA2 han presentado varias limitaciones, como la poca cantidad de enfermos, el estudio de pacientes con diferentes tiempos de evolución, la heterogeneidad molecular y clínica, la ausencia de investigaciones en estadios preclínicos y la falta de un seguimiento evolutivo de las principales alteraciones. Estos elementos limitaron la posibilidad de conocer los patrones y el modelo de progresión de estas dolencias a través del tiempo, así como, cuándo y dónde se inicia el proceso degenerativo. La situación epidemiológica de las familias con SCA2 en Cuba, en relación con la alta prevalencia mundial, permite el desarrollo de investigaciones electrofisiológicas únicas en el ámbito internacional. La relevancia funcional, la objetividad y el carácter no invasivo de estos los convierten en fuertes candidatos para la identificación de marcadores de la progresión de la ataxia. Para la identificación y caracterización de estos biomarcadores se desarrolló una investigación longitudinal en un grupo de 55 individuos, familiares asintomáticos de pacientes con SCA2, es decir, familiares de un paciente con ataxia hereditaria, hijo de este, con edades por debajo de la edad de inicio de la enfermedad en su generación y, por lo tanto, con probabilidad de desarrollarla, pero que en el momento del primer estudio se encontraban completamente asintomáticos y sin signo alguno de afección del sistema ERRNVPHGLFRVRUJ nervioso central. Otro criterio fue extender la duración del estudio hasta que todos los sujetos portadores de la mutación desarrollaran la enfermedad, con el objetivo de contar con una representación del espectro de cambios degenerativos, que con el decursar del tiempo se producen en esta afección. Se realizó el estudio molecular de todos los sujetos incluidos en la investigación. De esta manera, se pudo identificar quiénes eran los portadores de la mutación. El grupo con estudio normal sirvió como control para establecer las comparaciones respectivas con los portadores. A partir del tamaño de la expansión poliglutamínica se pudo estimar la edad de inicio probable para enfermar, la que se pudo comparar con el valor real de esta variable. Para estimar cuándo aparecen las principales alteraciones electrofisiológicas de la SCA2, se analizaron todos los registros neurofisiológicos obtenidos, teniendo en cuenta el tiempo que les restaba antes de enfermar y el tiempo de evolución de la patología. Para ello se confor maron cinco grupos de registros, dos para estimar el inicio de las alteraciones preclínicas y tres para las alteraciones en estadio clínico. Los grupos para el estudio preclínico contaban con los registros obtenidos con 5 o más años previos al inicio de la ataxia y entre 1 y 4 años antes de enfermar, respectivamente. En el tercer grupo se incluyeron todos los registros obtenidos desde el inicio hasta los primeros 4 años de la enfermedad, mientras que en el cuarto se agruparon los registros obtenidos entre los 5 y 9 años de evolución de esta. El último grupo contaba con los registros de los pacientes entre 10 y 19 años de duración de la afección. Con el objetivo de estimar la velocidad de progresión de las principales alteraciones electrofisiológicas, se aplicó un modelo matemático exponencial (y = aebx) con el conjunto de datos obtenidos para las variables que se estudiaron, por cada paciente. Según este modelo, a representa el valor de la variable analizada en tiempo cero, es decir, en el primer estudio, y b representa la velocidad con que varía esta, con el paso del tiempo. Se obtuvo la velocidad de progresión individual y promedio para las variables estudiadas, y se realizaron estudios de correlación con otras variables clínicas y la expansión poliglutamínica. Los estudios electrofisiológicos que se realizaron fueron conducción nerviosa periférica motora de los nervios mediano y peroneo profundo. Los sensitivos se evaluaron en los nervios mediano y el sural. También se realizaron potenciales evocados visuales, auditivos de tallo cerebral y somatosensoriales por estimulación de los nervios mediano y tibial posterior. La ataxina-2 tiene una expresión multisistémica. Dentro de las estructuras que más afecta están las neuronas de Purkinje y las del puente. También a nivel periférico daña a las del ganglio de la raíz dorsal. ERRNVPHGLFRVRUJ Las manifestaciones clínicas pasan por diferentes fases evolutivas y presentan una evolución progresiva con un incremento de la intensidad de estos signos clínicos. La primera etapa clínica se caracteriza por una ataxia ligera, de duración variable. Esta no afecta las actividades básicas e instrumentadas de la vida diaria. En la segunda etapa, los pacientes requieren de apoyo externo y se caracteriza por un incremento de la ataxia de la marcha, y de la incoordinación de los miembros superiores y movimientos sacádicos enlentecidos. Aparecen trastornos de los reflejos osteotendinosos, generalmente hiporreflexia, entre 5 y 10 años posteriores al inicio de la enfermedad, aunque es variable y depende del tamaño de la expansión poliglutamínica y la asociación de factores exógenos y endógenos que pudieran incrementar el efecto tóxico de la mutación. El tercer estado evolutivo se define por la confinación del enfermo a la silla de ruedas y después a la cama. El paciente requiere de apoyo para la gran mayoría de las actividades básicas. El examen clínico evidencia una arreflexia de las cuatro extremidades, con incoordinación severa, así como temblor postural, entre otros. En el estadio final de evolución, el paciente no puede deambular; presenta movimientos oculares sacádicos casi ausentes, severa disartria y trastornos de la deglución que limitan la alimentación. Es frecuente la aparición de infecciones intercurrentes respiratorias que unidas al cuadro de inmunodepresión determinan el desenlace fatal de este. Los estudios de conducción nerviosa periférica permiten evaluar, funcionalmente, la mielina, y el axón de los nervios motores y sensitivos. Aportan información, también, de estructuras periféricas proximales, como las raíces nerviosas y las neuronas del ganglio de la raíz dorsal. Los estudios de conducción nerviosa periférica sensitiva realizados a los portadores asintomáticos de la mutación SCA2 demostró la existencia de una lesión subclínica en la porción sensorial de los nervios periféricos mediano y sural. Estas alteraciones se expresan por una caída de amplitud seguida, posteriormente, por el incremento de la latencia y la disminución de la velocidad de conducción sensitiva; sin embargo, la porción motora no se afecta en los estadios preclínicos. El seguimiento evolutivo de un grupo de estos sujetos y la comparación con un grupo de individuos descendientes también de enfermos, pero que no heredaron la mutación, permitieron caracterizar la degeneración de estas estructuras, así como evaluar cómo progresan estos cambios y de qué dependen. En el primer estudio, todos los portadores de la mutación mostraban valores normales (>5 µV) de amplitud sensitiva del nervio mediano (Fig. 5.1A), aunque el promedio de esta variable estaba significativamente reducido con respecto a los controles. En los estudios siguientes se va incrementando la cantidad de individuos con amplitudes sens itivas anormales para el nervio ERRNVPHGLFRVRUJ mediano y a partir del cuarto estudio, aparecen los primeros casos en los que no se detectó respuesta. Al término de la investigación solo un portador (4,76 %) de la mutación mostraba valores normales de la amplitud sensitiva de nervio mediano, el que se encontraba aún en estadio presintomático. De los portadores, 47,62 % mostraban amplitudes inferiores a los 5 µV y en 38,1% de estos no se obtuvo respuesta (Fig. 5.1A). Para el nervio sural, a pesar de que al iniciar el estudio no se observaron diferencias significativas entre los dos grupos, se reportaron amplitudes anormales en 9,52 % de los sujetos portadores de la mutación. Al término de la investigación, 23,81 % mostraba potenciales con amplitudes disminuidas y 52,39 % no tenían respuesta (Fig. 5.1B). Fig. 5.1. Frecuencia de aparición de alteraciones de la amplitud de los potenciales sensitivos. A: nervio mediano. B: nervio sural. La disminución de la amplitud sensitiva del nervio mediano en el grupo de portadores de la mutación SCA2 fue significativa en los cinco grupos de registros, lo que indica que es una de las alteraciones electrofisiológicas más tempranas de la SCA2, que aparece antes de los cinco años previos al inicio de la enfermedad (Fig. 5.2A). ERRNVPHGLFRVRUJ A diferencia del nervio mediano, la amplitud sensitiva del nervio sural no fue significativamente diferente a la de los controles en el primer grupo de registros, pero si en el resto. Esto refleja que el daño axonal en este nervio aparece más tarde que en el nervio mediano, aproximadamente en los últimos 4 años del estadio preclínico (Fig. 5.2B). Fig. 5.2. Disminución de la amplitud sensitiva del nervio mediano (A) y sural (B), en el grupo de portadores de la mutación SCA2. Las barras en negro refieren los controles y las grises los portadores de la mutación. Estas anormalidades suelen progresar de manera insidiosa o variable, pero con la aparición de los primeros signos clínicos se intensifican. Los valores de la amplitud de los potenciales sensitivos se reducen a valores inferiores a los 5 µV. Por otra parte, aparece la ausencia de respuesta sensitiva en 60 % de los casos, aproximadamente. En este estudio se realizó un análisis de la influencia del estadio clínico o grado de afectación de la ataxia sobre esta variable electrofisiológica, para validar de manera más objetiva su utilidad como marcador de progresión de ERRNVPHGLFRVRUJ la SCA2. En la figura 5.3 se muestra la disminución progresiva de las amplitudes sensitivas en los nervios mediano y sural, en la medida que avanza el estadio clínico de la enfermedad. También, esas anormalidades guardan relación con la escala SARA ( Scale for the Assessment and Rating of Ataxia ; en español, escala para la estimación y cuantificación de la ataxia). Fig. 5.3. Disminución de la amplitud sensitiva del nervio mediano (A) y el sural (B), según el estadio clínico de los pacientes. En los enfermos con mayor puntaje, las amplitudes de los potenciales sensoriales están más reducidas. Las alteraciones de la latencia de los potenciales sensitivos y su velocidad de conducción nerviosa, se inician antes de los primeros 10 años de evolución de la enfermedad y guardan una estrecha relación con la disminución de la amplitud de los potenciales sensitivos. La comparación de medias de las velocidades de progresión de la neuropatía sensitiva, entre el grupo de sujetos portadores de la mutación y no portadores se muestran en la tabla 5.1. Se observa que la disminución de la amplitud del nervio sural progresa más rápido que la del nervio mediano. De manera muy relevante, se identificó una estrecha relación entre la velocidad de progresión de las alteraciones sensitivas con la magnitud del daño genético, lo que pudiera reflejar el efecto negativo de la expresión de la ataxina-2 mutada en las neuronas del ganglio de la raíz dorsal. De igual manera se observó una significativa correlación positiva entre la progresión de estas alteraciones con el score total de la escala SARA, la que fue aplicada en el último estudio, reflejando de manera más objetiva la existencia de patrones coincidentes para la progresión clínica y la electrofisiológica. A pesar de esto, existe una importante variabilidad de los resultados electrofisiológicos. Esta se expresa por la ausencia de potenciales sensitivos en pacientes con expansiones poliglutamínicas por debajo de 41 unidades de CAG. ERRNVPHGLFRVRUJ Es posible que en estos pacientes existan otros factores que estén incrementando la degeneración periférica, como genes modificadores o alteraciones neuroquímicas (estrés oxidativo y disminución de los mecanismos de neuroprotección). Tabla 5.1. Comparación de medias para las velocidades de progresión de las amplitudes sensitivas Nervios Portadores Controles Mediano Sural 0,16 ± 0,10 0,33 ± 0,26 0,03 ± 0,01 0,03 ± 0,02 p Correlación con CAG 0,005 R = 0,38; p = 0,09 0,005 R = 0,65; p = 0,01 Correlación con SARA R = 0,63; p = 0,003 R = 0,62; p = 0,003 En orden evolutivo, le continúan las alteraciones de los estudios de conducción nerviosa periférica motora de los nervios mediano y peroneo profundo; sin embargo, estas aparecen tardíamente, por lo general, después de los 15 años de evolución. La reducción de la amplitud de los potenciales motores es la anormalidad motora más frecuente que aparece en los enfermos. Coincidiendo con estas alteraciones, el electromiograma (EMG) evidencia signos de denervación y reinervación colateral, como potenciales de unidad motora (PUM) polifásicos de unos 5 mv de amplitud con un patrón de contracción aislado. Las alteraciones de la conducción nerviosa periférica motora no dependen del tamaño de la expansión poliglutamínica, por lo que se consideran como una manifestación tardía del proceso degenerativo en la SCA2. Dentro de los principales aspectos novedosos de este estudio está el seguimiento evolutivo, durante 20 años, de las vías aferentes por medio de los potenciales evocados multimodales. Estos permitieron identificar las alteraciones sensoriales en la SCA2, tanto a nivel periférico como central y determinar las primeras alteraciones en los portadores asintomáticos de la mutación, así como conocer el tipo de lesión predominante en cada vía y el grado de afectación de estas. Además, se pudo conocer el modelo que mejor describe la progresión de estas estructuras. Las alteraciones que se identificaron confirman que en la SCA2 existe una severa afectación de las vías sensoriales, en diferentes sitios de relevo de estas. Esos resultados, en unión de la importante muerte neuronal de las neuronas de Purkinje y las del puente, le confieren a la SCA2 cubana características distintivas en cuanto a la severidad del cuadro clínico anatomofuncional. ERRNVPHGLFRVRUJ El estudio de la vía visual no mostró cambios significativos entre los grupos portadores y no portadores. Este resultado indica que este sistema no se afecta en los portadores asintomáticos de la SCA2. Se considera como otro rasgo distintivo de la SCA2 y es un elemento para el diagnóstico diferencial en relación con otras ataxias espinocerebelosas. Las primeras alteraciones de los potenciales evocados auditivos del tallo cerebral (PEATC) aparecen en estadio subclínico y son cualitativas. Se caracterizan por la poca replicabilidad y la morfología anormal de los componentes periféricos y centrales. La reducción de la amplitud de los componentes I, III y V aparece unos dos años antes de los primeros síntomas de la ataxia. Estas anormalidades indican una asincronía en la transmisión del impulso nervioso a nivel intraxial, posiblemente por una lesión axonomielínica del tallo cerebral. Con la progresión del síndrome cerebeloso, existe un incremento de estas alteraciones. A partir de los 5 años posteriores al inicio de la enfermedad se añaden la prolongación de las latencias interpicos III-V y la ausencia de respuesta. Estas alteraciones no dependen del tamaño de la expansión poliglutamínica; sin embargo, la velocidad de progresión del tiempo de conducción central (latencia interpico III-V) sí depende de la cantidad de repeticiones de CAG. Estos resultados sugieren que la degeneración del puente se inicia desde los estadios preclínicos en los portadores asintomáticos de la mutación SCA2 y que sigue un curso progresivo a través del tiempo. Los PEATC también se pueden emplear como marcadores de la progresión de la ataxia SCA2. Los potenciales evocados somatosensoriales (PESS) de los nervios mediano y tibial posterior constituyen un método objetivo para la cuantificación electrofisiológica de las principales alteraciones de las vías largas aferentes. Estos aportan información del estado funcional de los nervios periféricos, ganglios de la raíz dorsal, raíces posteriores, cordones posteriores de la médula espinal, tallo cerebral, tálamo, proyecciones talamocorticales y corteza somestésica. Los PESS realizados a sujetos con SCA2 indican que el proceso degenerativo afecta a las porciones periféricas, medular y del tallo cerebral del sistema ERRNVPHGLFRVRUJ dorsal-lemniscal. Las primeras alteraciones se inician desde los estadios subclínicos de la enfermedad y son fundamentalmente de tipo central. Las principales alteraciones subclínicas fueron las alteraciones en la morfología y la replicabilidad de los componentes periféricos y centrales de los PESS de nervio mediano y tibial posterior, además de la caída de amplitud del potencial de Erb y la prolongación de la latencia del componente P40 de los PESS del nervio tibial posterior. En el primer estudio, todos los portadores de la mutación mostraban respuestas de los PESS de nervio mediano; sin embargo, a los 10 años, en el estudio de 1996, 5 de estos ya habían perdido estos potenciales y al concluir la investigación 2 tenían ausencia de respuesta; de estos 7 individuos, 6 poseían tamaños de la expansión superior a las 40 unidades del CAG con un promedio de 46,3. Los análisis de correlación indican una estrecha relación entre la velocidad de progresión de estas alteraciones con el tamaño de la expansión poliglutamínica, más rápida y severa en los sujetos con grandes expansiones. El análisis, teniendo en cuenta el tiempo previo a la enfermedad y el tiempo de evolución de esta mostró que las alteraciones de los componentes N9 y N13 aparecen antes de los cinco años previos al inicio del síndrome cerebeloso, mientras que el aumento significativo del componente cortical comienza en los últimos 4 años antes de enfermar. Al igual que las amplitudes sensitivas, existe una estrecha relación entre la latencia de los potenciales N9, N13 y N20 con el estadio clínico de la enfermedad, lo que identifica a estas variables como marcadoras del curso progresivo de la ataxia cubana (Fig. 5.4). De las tres variables, la latencia del poten cial cortical N20 es el que mejor permite discriminar entre los cuatro estadios, al observarse un menor grado de solapamiento de los valores correspondientes a estadios diferentes. El incremento significativo de latencia del componente P40 aparece antes de los cinco años previos al inicio de la enfermedad y se va acentuando con el paso del tiempo. El análisis individual de los casos permitió conocer que en 50 % de los descendientes portadores de la mutación existe un incremento de la latencia del componente P40 de manera significativa, entre uno y tres años previos a la enfermedad. Dos de los portadores, ya en estadio clínico, habían perdido este componente a los 10 años de investigación. En el último estudio, 11 (58 %) individuos tenían más de 40 repeticiones de CAG (media de 43,7). Esto indica que la dinámica de la progresión de esta variable está fuertemente influenciada por la cantidad de repeticiones del CAG, lo que fue corroborado por los análisis de correlación (Fig. 5.5A). Esta alteración electrofisiológica guarda estrecha relación con el grado de afectación de la ataxia, ya sea desde un punto de vista cuantitativo (SARA) ERRNVPHGLFRVRUJ Fig. 5.4. Alteraciones de los potenciales evocados somatosensoriales de nervio mediano, según el estadio clínico de la enfermedad. y cualitativo (Fig. 5.5B y C). Este hallazgo identifica a la latencia del componente P40 como un marcador de progresión para la SCA2, muy importante en la estimación del curso evolutivo de esta enfermedad. Los resultados del estudio neurofisiológico de la vía dorsal lemniscal sugieren dos tipos de alteraciones: en fibras nerviosas periféricas de grueso calibre que se expresa por la caída de amplitud del potencial de Erb y por la ausencia de respuesta de ese potencial. El otro tipo de anormalidad es una lesión axonal intraxial dada por la ausencia de respuesta de los componentes cervicobulbares y corticales de los PESS, y de la prolongación de latencias interpicos N13-N20, del tiempo de conducción medular y de L1-P40; estas pusieron de manifiesto un daño axonomielínico en las fibras de grueso calibre, que pueden ser secundarias a la lesión ganglionar. En resumen, las primeras alteraciones electrofisiológicas encontradas en los pacientes con SCA2 fueron una disminución de la amplitud de los potenciales sensitivos, PESS de morfología anormal, con prolongación de la latencia del componente P40, del tiempo de conducción central y medular así como PEATC poco replicables. Estas alteraciones se establecieron sin acompañarse de manifestaciones clínicas. ERRNVPHGLFRVRUJ Fig. 5.5. Relación entre las alteraciones de los PESS de nervio tibial posterior con el tamaño de la expansión poliglutamínica (A), la puntuación total de la escala SARA (B) y el estadio clínico de la enfermedad (C). Las estructuras del sistema nervioso central que primeramente resultaron afectadas, según los resultados electrofisiológicos fueron los nervios periféricos y ganglios de las raíces dorsales de la médula espinal seguidos por las vías somestésicas a nivel intraxial, la vía auditiva a nivel del tronco cerebral y, finalmente, los tractus motores, mientras que la vía visual no se afectó. La naturaleza de la lesión inicial es de tipo axonal, según los resultados de la conducción nerviosa periférica sensitiva y axonomielínica a nivel de las vías sensoriales intramedulares o difusamente a lo largo del tronco cerebral, según los PESS de nervios mediano y tibial posterior. ARPA, J. AND J. 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Este descubrimiento revolucionó las concepciones clásicas sobre las mutaciones que existían anteriormente; permitió clasificar estas enfermedades, atendiendo al tipo de trinucleótido expandido y a su localización en la región respectiva del gen correspondiente. Dentro de estas se encuentran: 1. Mutaciones en las regiones no codificantes . En este grupo están las expansiones de los trinucleótidos GGC y GCC. Se presentan en diferentes síndromes, como el del cromosoma X-frágil; también, la expansión del trinucleótido CTG, en la distrofia miotónica. Existe el caso excepcional del trinucleótido GAA expandido dentro de secuencias intrónicas del gen responsable de la ataxia de Friedreich. 2. Mutaciones en las regiones codificantes . En este grupo se conocen las enfermedades, cuya expansión se caracteriza por la repetición del trinucleótido CAG, como la enfermedad de Huntington, la atrofia dentatorubropalidoluysiana, la atrofia muscular espinobulbar, y las ataxias espinocerebelosas: SCA1, SCA2, SCA3, SCA6, SCA7 y SCA17. Las principales características de las mutaciones dinámicas son: las secuencias repetidas se transmiten en la población general de una generación a otra, de modo estable en las familias portadoras de la mutación; la transmisión es inestable de una a otra generación, generalmente incrementando la cantidad de repeticiones y la anticipación genética. Las afecciones neurodegenerativas por expansiones de CAG o enfermedades por poliglutaminas presentan varias características comunes, como: 1. Ocurren una vez expandido el segmento de CAG por encima de cierto valor umbral. 2. En cada una se muestra un patrón de neurodegeneración específico, aunque las proteínas implicadas se expresan ampliamente. ERRNVPHGLFRVRUJ 3. Poseen inclusiones intranucleares, perinucleares o citoplasmáticas como característica patológica unificadora. 4. Son eminentemente neurológicas. 5. Patrón de herencia autosómica dominante, con la excepción de la atrofia espinobulbar que está ligada al cromosoma X. 6. Existe una correlación significativa entre la cantidad de repeticiones del CAG y la edad de inicio de la enfermedad. 7. Presencia de inestabilidad intergeneracional y somática, que conduce a la anticipación genética y a la variabilidad fenotípica. De modo general, estas afecciones muestran gran variabilidad en la edad de inicio, severidad y evolución clínica. Gran parte de esta variabilidad se esclareció al demostrarse la correlación inversa entre la cantidad de repeticiones de CAG y la edad de inicio, la que explica entre 60 y 80 % de esta. Por tanto, deben existir otros factores que contribuyen con esta; dentro de estos, la explicación más importante es la relacionada con la presencia de genes modificadores que modulan la expresión fenotípica en ambos sentidos, ya sea acentuando o disminuyendo la toxicidad de las proteínas y no es despreciable la acción del ambiente. Se ha visto que los alelos largos de los genes que codifican para la subunidad alfa1 de los canales de calcio (CACNA1) acentúan el fenotipo adelantando el inicio de la SCA2 en pacientes cubanos con CAG similares. Otras hipótesis son la cantidad de repeticiones de CAG en el alelo normal que acompaña el expandido, la presencia de polimorfismos en los alelos afectados y otros genes, la homocigocidad, los factores ambientales y el mosaisismo somático. Estas afecciones cursan con alteraciones degenerativas que se extienden hasta las estructuras motoras y sensoriales del sistema nervioso, tanto central como periférico. A continuación se analizan las principales anormalidades de los diferentes estudios electrofisiológicos en la ataxia espinocerebelosa tipo 2 y que evidencian el carácter multisistémico de esta enfermedad. Son variaciones eléctricas que siguen al potencial de acción compuesto en los estudios de conducción nerviosa periférica. Estas permiten evaluar las estructuras proximales del sistema nervioso central. La onda F fue descrita originalmente por Magladery y McDougal, en 1950; es un potencial pequeño que surge cuando un impulso antidrómico viaja, proximalmente, a lo largo del axón motor desde el sitio de estimulación hacia la médula espinal y luego retorna por las fibras alfa que pertenecen a las motoneuronas del asta anterior de la médula espinal hasta alcanzar el músculo inervado por el nervio donde se aplicó el estímulo supramaximal. ERRNVPHGLFRVRUJ El reflejo H es el resultado de la transmisión segmentaria espinal a través de un arco reflejo que implica las conexiones monosinápticas entre las fibras aferentes y eferentes en un nervio mixto, desencadenado por la estimulación submaximal. Nuestros resultados expresaron la existencia de dos tipos de respuestas anormales: una dada por latencias prolongadas con amplitudes disminuidas y la otra por la ausencia de potencial. La primera es sugestiva de una lesión axonomielínica en fibras propioceptivas I a de grueso calibre, debido a la pérdida de las neuronas del ganglio de la raíz dorsal; la segunda sugirió un bloqueo en la conducción y coincidió con la arreflexia osteotendinosa presente en estos enfermos, por lo que esta alteración pudiera ser la explicación de este signo clínico. La comparación de las medias para las variables de la onda F entre la norma y el grupo de enfermos mostró cambios anormales estadísticamente significativos para la latencia mínima, y la diferencia entre ésta y la latencia de la onda M del potencial motor (Tabla 6.1). Otros tipos de anormalidades detectadas fueron la ausencia de respuesta y la disminución de la cantidad de ondas F (Fig. 6.1). Tabla 6.1. Comparación entre las medias de las respuestas tardías Variables Control Enfermos Onda F Latencia mínima Latencia máxima Latencia mínima - Lat. M Latencia máxima - Lat. M 38,15 42,82 27,39 32,06 40,81** 44,33 ns 29,66*** 33,09 ns 26,35 1,82 30,60*** 0,29*** Reflejo H Latencia Amplitud ***: p < = 0,001; **: p < = 0,01; ns: no significativo. Sin embargo, las dos variables del reflejo H (latencia y amplitud) evidenciaron diferencias estadísticamente significativas para los enfermos, con incremento en la latencia y disminución de la amplitud (Tabla 6.1, Fig. 6.2). Los resultados obtenidos en estos enfermos se caracterizan por la prolongación de las latencias, sobre todo la mínima, lo que sugirió un defecto en la conducción eferente debido a los cambios degenerativos proximalmente, quizás en las astas anteriores de la médula espinal, si se le une a esto que los estudios de conducción nerviosa periférica motores fueron normales. Otro hallazgo fue la ausencia de respuesta presente en los pacientes de mayor ERRNVPHGLFRVRUJ Fig. 6.1. Principales cambios de la onda F en los enfermos. tiempo de evolución con patrón neurógeno y también con conducción nerviosa periférica motora normal. En 61,65 % de los enfermos con tiempo de evolución igual o menor a cinco años, el electromiograma se caracteriza por un patrón de contracción aislado con amplitudes normales, reclutamiento gradual y potenciales de unidades motoras con amplitud, morfología y duración normales. En estado de reposo no hay signos de denervación. Estas alteraciones indican una lesión neurógena de topografía central, específicamente a nivel del sistema motor piramidal. En los pacientes de mayor tiempo de evolución, la lesión neurógena es expresión de una degeneración importante a nivel de las motoneuronas del asta anterior de la médula espinal. Los signos de denervación (fibrilaciones y PSW) aparecen en una cantidad reducida de pacientes, con predominio de un patrón que se caracteriza por potenciales de unidad motora de amplitudes ERRNVPHGLFRVRUJ superiores a los 10 mV y muy aislado que llega hasta oscilaciones simples en algunos casos. Por tanto, el electromiograma permite clasificar a los sujetos enfermos en dos grupos: los que presentan solo un patrón electromiográfico neurógeno de topografía central y los demás expresan una lesión de la segunda neurona motora (Fig. 6.3). El estudio del EMG en los descendientes portadores de la mutación de ataxia espinocerebelosa Tipo 2 (SCA2) muestra un patrón normal. Fig. 6.2. Latencia prolongada, amplitud disminuida y ausencia de respuesta en el reflejo H, en los enfermos. Fig. 6.3. Patrones electromiográficos neurógenos de la primera (A) y segunda motoneurona (B). ERRNVPHGLFRVRUJ Uno de los trastornos de mayor prevalencia entre las diferentes enfermedades neurodegenerativas es el deterioro olfatorio. De manera general, las capacidades olfatorias pueden ser medidas en tres dominios no mutuamente excluyentes: sensibilidad (umbral), identificación y discriminación. La sensibilidad depende, en parte, del sistema olfatorio periférico, la identificación y la discriminación olfatoria requieren de la participación de estructuras olfatorias centrales y se consideran como tareas cognoscitivas. Estas funciones se pueden evaluar mediante varias técnicas, como el examen de identificación de olores de la Universidad de Pensilvania (UPSIT) y las pruebas de umbral olfatorio. El examen UPSIT consiste en la evaluación, por el sujeto, de 40 olores diferentes, los cuales se presentan en forma de microcápsulas, que una vez rotas se acercan a la nariz de este para su identificación. La principal alteración encontrada en los enfermos es la disminución de la puntuación total del UPSIT, lo que se traduce en una deficiencia para la identificación de olores (Fig. 6.4). Esta alteración correlaciona con la edad y el índice general de funciones cognoscitivas en los pacientes estudiados. Fig. 6.4. Distribución y cantidad promedio de respuestas correctas del UPSIT en pacientes con SCA2 y controles. Las barras representan el error estándar de la media. Test de Mann-Whitney, ** = p < 0,01. ERRNVPHGLFRVRUJ El estudio del umbral olfatorio permite la estimación de la calidad, discriminación y reconocimiento olfatorio. Este examen se encuentra anormal en los enfermos estudiados y se caracteriza por la disminución de las capacidades olfativas estudiadas. Estas alteraciones constituyen el primer reporte en la población de SCA2 cubana y pudieran obedecer a una alteración primaria de la vía olfatoria o la relación del cerebelo con esta función. El electroencefalograma (EEG) es el registro de la actividad eléctrica espontánea de la corteza cerebral por medio de electrodos de contacto en la superficie de la cabeza. Permite evaluar el estado funcional de estructuras corticales y subcorticales. Su utilidad se ha demostrado como método auxiliar de diagnóstico de las afecciones cerebrales, como epilepsia, tumores, trastornos vasculares o cualquier condición patológica que interfiera en la actividad eléctrica cerebral. Los elevados niveles de expresión de la ataxina-2 a nivel de la corteza cerebral sugieren que, en estado patológico, esta podría interferir con el correcto funcionamiento cortical, lo que pudiera explicar los daños cognitivos asociados con la SCA2. El EEG convencional demostró la existencia de una actividad lenta, de tipo theta difusa, poco reactiva con la apertura de los ojos, en 72,22 % de los enfermos. En 16,77 % de estos, la actividad theta fue de tipo focal (Fig. 6.5). Otras alteraciones son los paroxismos generalizados con forma de puntas. Fig. 6.5. Registro de electroencefalograma convencional en un paciente con SCA2, donde se observa la actividad theta difusa. ERRNVPHGLFRVRUJ En los mapas de actividad eléctrica cerebral se observa un incremento del poder absoluto y relativo para la banda theta, mientras que hay una reducción estadísticamente significativa del poder relativo alfa (Fig. 6.6). También se aprecia una disminución de la frecuencia media total; esta alteración aparece, aproximadamente, en 70 % de los enfermos estudiados, lo que coincide con los resultados del EEG convencional. Estos resultados caracterizan la disfunción que provoca el gen SCA2 sobre la corteza cerebral y es un marcador del daño cognitivo El incremento de la actividad theta se traduce como un sufrimiento cerebral, posiblemente por alteraciones metabólicas y neuroquímicas, generadas por el efecto patológico de la ataxina-2 mutada. Fig. 6.6. Mapas de actividad eléctrica cerebral de un paciente con SCA2. Se observa el incremento del poder absoluto y relativo de la banda theta, así como la disminución de estos para la banda alfa. ABELE, M. K. et al. (1997): “Autosomal dominant cerebellar ataxia type I. Nerve conduction and evoked potential studies in families with SCA1, SCA2 and SCA3”, Brain 120:2141-2148. ————— (2003): “Olfactory dysfunction in cerebellar ataxia and multiple system atrophy”, J. Neurology 250:1453–1455. AKSELROD , S., O. O Z, M. GREENBERG AND L. 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Durante el sueño se producen cambios hormonales, metabólicos, térmicos, bioquímicos y en la actividad mental; estas funciones son importantes, ya que garantizan un equilibrio psicológico y físico, y un correcto funcionamiento durante el día. En el año 1953 se inició una nueva etapa en la investigación y el manejo clínico del sueño: Aserinsky y Kleitman identificaron el sueño REM ( Rapid Eye Movements), como un estado en el que variaba el patrón EEG, caracterizado por bajo voltaje y actividad rápida, que coincidía con la aparición de movimientos oculares rápidos y que se relacionaban con soñar (Tabla 7.1). El desarrollo de la medicina genómica evidencia que existen múltiples genes que pueden ser considerados como candidatos funcionales para conductas complejas como el sueño, el cual es regulado por varias estructuras cerebrales. Se estima que de los 35 000 genes que conforman el genoma humano, aproximadamente 40 % se expresan en el cerebro. Esto implica que la influencia genética sobre el sueño esté relacionada con las múltiples estructuras neurales que intervienen en la fisiología y en la regulación del sueño, cada una influenciada por su propio set de genes y por la interacción entre estos. Cada componente del sueño se considera como un fenotipo complejo. Los estudios en gemelos son de interés significativo para la determinación de la contribución respectiva de factores genéticos y medioambientales a cada fenotipo específico. Existen reportes desde la década de los 30 donde se describe la mayor relación entre los hábitos del sueño en los gemelos monocigóticos, comparados con los dicigóticos. También se ha descrito una importante correlación en la duración del sueño, en los gemelos monocigóticos a diferencia de lo que ocurre en los dicigóticos, donde este patrón es diferente. Similares resultados se obtuvieron con la can- Ausencia de movimientos o movimientos lentos y pendulares Disminución de tono de los músculos antigravitorios del cuello y del tronco Disminución estable de la frecuencia respiratoria, frecuencia cardíaca y la tensión arterial Aumento de la motilidad intestinal Midriasis EMG Características neurovegetativas Complejos K y husos de sueño en menor porcentaje Ondas delta (0,5-2 Hz) Ondas delta (0,5-2 Hz) de 20 % a 50 % de más de 50 % del total de la época 5-23 % Fase 4 EOG Complejos K Husos de sueño y puntas del vértex Actividad theta en más del 80 % de una época Fase 3 Aparición de ritmo theta de bajo voltaje en más de 50 % de una época Ritmo alfa enlentecido fragmentado 39-63 % Fase 2 Sueño profundo (Lento) EEG Densidad Fase 1 Sueño ligero Sueño no REM Tabla 7.1Caracterísitcas generales de las diferentes fases de sueño Atonía muscular Presencia de twitches Variaciones bruscas de la frecuencia respiratoria, frecuencia cardíaca y la tensión arterial Miosis Movimientos oculares rápidos organizados en eventos fásicos Ondas en dientes de sierra bilaterales EEG desincronizado de baja amplitud 15-25 % Sueño REM ERRNVPHGLFRVRUJ ERRNVPHGLFRVRUJ tidad de horas de sueño en gemelos monocigóticos que vivían juntos o en lugares diferentes. Este hecho demuestra la fuerte contribución de los factores genéticos a este fenotipo complejo. Otras investigaciones reflejan que la heredabilidad de ciertos patrones de sueño, como la duración y la calidad es de 44 %. En resumen, estos estudios demuestran que los patrones del sueño de los gemelos monocigóticos tienen una similitud mayor que la de los dicigóticos, lo que confirma que este fenotipo puede tener un control genético muy potente. La clasificación internacional de los trastornos del movimiento relacionados con el sueño incluye el Síndrome de Piernas Inquietas (SPI), movimientos periódicos de las extremidades (MPE), contracturas musculares doloro sas (cramps), bruxismo, movimientos rítmicos, trastornos inespecíficos, causados por drogas y los que ocurren por otras condiciones médicas. Los movimientos periódicos de las extremidades (MPE) son trastornos del movimiento que se producen durante el sueño. Se caracterizan por episodios de movimientos estereotipados y repetidos de las extremidades inferiores, aunque también pueden ocurrir en las superiores. Las primeras descripciones las realizó Symonds (1953), quien los confundió con un tipo de epilepsia nocturna y los denominó “mioclonías nocturnas”. Lugaresi y colaboradores (1972) reportaron la primera caracterización polisomnográfica de estos y Coleman (1982) propuso los criterios diagnósticos de los MPE. Los MPE se caracterizan por la dorsiflexión repetitiva de las articulaciones de los miembros inferiores (tobillo, rodilla y cadera). Estos movimientos tienen una duración entre 0,5 y 5 s, y ocurren en intervalos de 5 y 90 s. Un índice de MPE superior a 5 por hora de sueño para toda la noche, es patológic o. Las causas de estos movimientos no se conocen. Un posible factor desencadenante es la desinhibición de mecanismos específicos del sistema nervioso central. Es posible un origen común entre los MPE y el reflejo espinal flexor; en ellos se invoca la desinhibición de la respuesta excitatoria reticuloespinal, la que puede conducir al reclutamiento patológico de las motoneuronas de la médula espinal. Las evidencias clínicas y de laboratorio le confieren un papel importante a las alteraciones de los sistemas dopaminérgicos centrales, particularmente el sistema estriato-nigral, de ahí que se asocie con otros trastornos como el trastorno conductual del sueño, narcolepsia y SPI. Se plantea que los agentes dopaminérgicos reducen la cantidad de MPE en estas afecciones. Por tanto, los MPE pueden ser considerados como marcadores biológicos del deterioro ERRNVPHGLFRVRUJ de los mecanismos dopaminérgicos; se observan con mucha frecuencia en los pacientes con SPI, en enfermos con déficit de hierro sérico, aun en aque llos con niveles subclínicos que no provocan anemia, y también en los ancianos y en el curso de afecciones degenerativas . Las alteraciones del sueño en la ataxia espinocerebelosa tipo 2 (SCA2) se han estudiado mucho menos que otras anormalidades, como las neuropatías periféricas, las alteraciones en la conducción a través del sistema dorsal lemniscal, los movimientos oculares, etc. Por otro lado, los estudios que se han realizado incluyen a pocos pacientes, los cuales además presentan gran variabilidad clínica y genética, dadas por diferentes tiempos de evolución y por expansiones poliglutamínicas variables, respectivamente; estos constituyen importantes limitantes para la interpretación fisiopatológica de los resultados. Los MPE causan despertares frecuentes y alteran la estructura del sue ño. Se reportan en pacientes con ataxia espinocerebelosa tipo 3 (SCA3). En un trabajo realizado en 8 enfermos de SCA2, procedentes de Alemania, se describieron como hallazgos fundamentales la presencia de sueño REM sin atonía, sugiriendo un trastorno conductual del sueño REM subclínico; sin embar go, no detectaron la presencia significativa de MPE. El síndrome de las piernas inquietas (SPI) es un trastorno sensorimotor que se caracteriza por la urgencia, referida por el paciente, de mover las piernas. Aparece, generalmente, en horarios nocturnos, durante el reposo. Esto determina y afecta la calidad del sueño y provoca serios trastornos cognitivos. Su prevalencia es de 3 a 15 % en la población general y aumenta con la edad. Se ha identificado un defecto genético a nivel del brazo largo de los cromosomas 12 y 14. Criterios diagnósticos 1. Criterios esenciales: a) Deseo imperioso de mover las piernas, habitualmente asociado con parestesias o disestesias de estas. b) Los síntomas se incrementan durante el reposo y mejoran con la actividad. c) Inquietud motora dada por deambulación, movimientos en la cama y frote de las piernas. d) Los síntomas empeoran o solo ocurren por la tarde, o por la noche. 2. Criterios que apoyan el diagnóstico: a) Movimientos periódicos de las piernas. b) Trastornos del sueño y fatiga diurna. c) Examen neurológico normal. ERRNVPHGLFRVRUJ d) Historia familiar de SPI. e) Respuesta a terapia dopaminérgica. Los cramps son sensaciones dolorosas debido a contracciones involuntarias de los músculos aislados o de grupos musculares de las piernas, que ocurren de manera súbita y son de gran intensidad; los músculos más afectados son los gemelos y los intrínsecos de los pies. Se inician de modo abrupto y, en algunos casos, pueden estar precedidas por una sensación de dolor de mínima intensidad. Tienen una duración de pocos segundos hasta varios minutos y luego remiten de manera espontánea. Las causas de las contracturas musculares no se conocen. Existen varios factores predisponentes como diabetes mellitus, enfermedades vasculares periféricas, trastornos metabólicos, ejercicios excesivos, uso de contraceptivos orales, deshidratación y trastornos del equilibrio hidroelectrolítico, entre otros. Los registros electrofisiológicos muestran que los cramps comienzan con descargas espontáneas de las motoneuronas del asta anterior de la médula espinal, seguidas por descargas de las unidades motoras y la contracción de las fibras musculares a frecuencias de 300 Hz. El dolor resulta del cúmulo local de metabolitos o por la isquemia local. Los estudios polisomnográficos revelan descargas electromiográficas de los músculos gastrocnemios de forma no periódicas. Estos episodios también pueden ocurrir durante la vigilia. De modo general, se considera que los trastornos del movimiento durante el sueño se presentan con frecuencia en algunas enfermedades degenerativas como Parkinson, Huntington y atrofia multisistémica. En las ataxias espinocerebelosas, los estudios polisomnográficos se caracterizan por la inclusión de pocos pacientes con gran heterogeneidad clínica y molecular. Posiblemente, sea la causa de los pocos reportes que sobre estos trastornos existen, relacionados con estas afecciones. Sin embargo, en Cuba, esta situación no constituye un problema debido a la alta concentración de enfermos y descendientes en riesgo, lo que brinda una oportunidad única para realizar estudios de esta naturaleza. Los trastornos del sueño en enfermos cubanos de SCA2, constituyen una queja importante en los estadios finales de la enfermedad, los cuales afectan ERRNVPHGLFRVRUJ la calidad de vida y constituyen un factor que acelera la evolución y la progresión de la enfermedad. La búsqueda de nuevos blancos terapéuticos, en relación con los trastornos del movimiento durante el sueño, constituye un tema de interés actual en las ataxias espinocerebelosas. En un estudio realizado en familias cubanas sobre los trastornos del movimiento relacionados con el sueño, se investigaron 68 sujetos con la mutación SCA2, de ellos 32 enfermos y 36 portadores asintomáticos. Estos pertenecían a 30 familias. El estadio clínico era ligero o moderado y la cantidad de repeticiones del alelo expandido oscilaba entre 32 y 44 unidades de CAG. Para eliminar el efecto de la primera noche se realizaron dos estudios a cada sujeto, por lo que se registraron 136 polisomnogramas. Se estudió, además, un grupo control de 32 sujetos normales que se utilizaron como controles. Los resultados de este estudio demostraron que la principal alteración en los sujetos presintomáticos fue la reducción del sueño REM (Fig. 7.1). Sin embargo, no se detectaron trastornos del movimiento durante el sueño, excepto las contracturas musculares dolorosas que se observaron en una cantidad reducida de estos. Por tanto, los trastornos del movimiento no aparecen en estadio preclínico en la SCA2. En los sujetos enfermos predominaron los MPE y las contracturas musculares dolorosas (Fig. 7.2). Los MPE se detectaron en 42 % de los enfermos. El índice de MPE mostró valores medios muy elevados en el grupo de los enfermos, al ser comparados con el grupo de sujetos normales (p = 0,013); de la misma manera el porcentaje de sueño REM, la eficiencia de sueño y el índice de microdespertares presentaron diferencias en el grupo de los enfermos al compararse con los controles. Estas alteraciones están muy relacionadas con el estadio clínico de los enfermos y el tiempo de evolución. En los pacientes con mayor deterioro clínico, según la escala SARA ( Scale for the Assessment and Rating of Ataxia; en español, Escala para la estimación y cuantificación de la ataxia), se observó un incremento del índice de MPE y disminución de los intervalos entre estos movimientos (Fig. 7.3). También, existe una correlación estadísticamente significativa entre el tiempo de evolución y las variables que cuantifican los MPE de los pacientes con más de 10 años de evolución, 83 % poseen un índice de MPE superior a 30 por cada hora de sueño. Con el objetivo de evaluar el comportamiento de los MPE en los sujetos con diferentes tamaños de la expansión poliglutamínica, se formaron tres grupos. El grupo 1 incluyó los pacientes con repeticiones entre 34 y 39 unidades de CAG, el segundo a sujetos con CAG entre 40 y 42, mientras que en el tercero se agruparon a los mayores de 43 unidades de CAG. Estos presentaron un comportamiento similar de la eficiencia de sueño, porcentaje de sueño REM y NREM, y las variables que cuantificaron los MPE. La aparición de estos movimientos puede ocurrir desde estadios tempranos de la enfermedad ERRNVPHGLFRVRUJ y la intensidad, la duración y la frecuencia se incrementan con el tiempo de evolución. Estos resultados sugieren una relación entre los MPE y la fisiopatología de la SCA2. Fig. 7.1. Hipnograma de un sujeto normal (A) y de un sujeto presintomático (B). Se observa la fragmentación del sueño y la disminución del sueño REM en el individuo portador del gen SCA2. Las causas que se invocan en los MPE, incluyen alteraciones a nivel del Sistema Nervioso Periférico y del Sistema Nervioso Central, así como factores vasculares, genéticos y metabólicos. Los estudios imagenológicos funcionales durante el sueño, tales como el SPECT cerebral y la PET, evidencian la reducción del receptor D2 del striatum lo que sugiere una disfunción dopaminérgica a nivel postsináptico. Esta hipótesis se sustenta también en los resultados beneficiosos que provoca la terapia con agentes dopaminérgicos en estos enfermos. ERRNVPHGLFRVRUJ Fig. 7.2. Trastornos del movimiento relacionados con el sueño, en pacientes con SCA2. A: épocas de 2 min en fase 4 de sueño donde se muestran los movimientos periódicos de las extremidades en un paciente masculino de 52 años de edad y 20 años de duración de la enfermedad. B: época de 2 min en fase 4 de sueño, donde se muestran las contracturas musculares dolorosas el músculo tibial anterior, en una paciente femenina de 32 años y 10 años de evolución de la enfermedad. El déficit de hierro se asocia, frecuentemente, con MPE y SPI, incluso con niveles bajos que no provocan anemia. Esto ha generado que se postulen varias hipótesis, ya que el hierro es un componente de los receptores dopaminérgicos D2, los que se localizan en los ganglios basales; por tanto, su déficit interfiere con la función de estos receptores, lo que provoca los MPE y el SPI. La mejoría de los síntomas clínicos de este síndrome con la administración de agonistas dopaminérgicos y de dopamina apoya esa hipótesis. Por tanto, estos resultados que se obtuvieron en los pacientes cubanos pueden sugerir la existencia de una degeneración de las estructuras del sistema dopaminérgico, específicamente a nivel del sistema estriato-nigral. Estas aparecen después que se inicia la enfermedad y se incrementa con la duración de la enfermedad. Los estudios morfológicos en pacientes cubanos fallecidos por SCA2 corroboran los resultados antes descritos. Estos demuestran una pérdida neuronal significativa a nivel del estriado y sustancia negra. Este hecho evidencia, definitivamente, la afectación del sistema dopaminérgico en los pacientes con SCA2, y pudiera ser la justificación de la presencia de los MPE en estos enfermos. Otros posibles factores que pueden estar contribuyendo con los MPE son la presencia de un daño neuropatológico sensorial de tipo axonal en estos pacientes y también un compromiso del sistema cordonal posterior pudieran ser factores que potencializan estos trastornos durante el sueño, así como la disminución marcada de los niveles de hierro sérico y del líquido cefalorraquídeo (LCR) en los enfermos cubanos. ERRNVPHGLFRVRUJ Fig. 7.3. Movimientos periódicos de las extremidades y su relación con el grado de deterioro clínico de la SCA2. Incremento del índice de MPE (A) y disminución del intervalo entre estos (B) con el aumento de la puntuación total de la escala SARA. ERRNVPHGLFRVRUJ ABELE, M. et al. (2001): “Restless legs syndrome in spinocerebellar ataxia types 1, 2, and 3”, J. Neurol. 248:311–314. 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Los componentes centrales son: el cortical, el hipotalámico, el tallo encefálico y la médu la espinal. El hipotálamo integra las funciones autónomas y endocrinas; recibe aferencias desde la corteza cerebral, el tronco encefálico y el cerebelo. La porción periférica se compone por fibras mielínicas finas y amielínicas (tipo C) que se integran a los nervios somáticos periféricos, de pares craneales o puramente viscerales. Se divide en tres componentes, el simpático, el parasimpático y el entérico. La primera neurona de la vía periférica se localiza a nivel del tallo cerebral o del asta intermedio lateral de la médula espinal. La de la porción simpática se encuentra en los segmentos cervicales bajos y toráxicos, mientras que la de la parasimpática está en el tallo cerebral, en los últimos segmentos de la médula lumbar y en los sacros. Las prolongaciones nerviosas de ambos componentes emergen a través del asta anterior de la médula espinal. El axón de la vía parasimpática es más largo que el de la simpática y su neurotransmisor es acetilcolina. La segunda neurona de la vía autonómica tiene una localización variable. La simpática está en los ganglios toracolumbares prevertebrales y paravertebrales, y forman la gran cadena ganglionar simpática. El axón de esta neurona simpática es más largo que el de la parasimpática y finaliza en el órgano efector sobre el que ejerce la acción por medio del neurotransmisor norepinefrina (fibra noradrenérgica), excepto a nivel de las glándulas ERRNVPHGLFRVRUJ sudoríparas sobre las que actúa mediante la liberación de acetilcolina (fibra colinérgica). La segunda neurona de la vía parasimpática, generalmente, se encuentra en la pared del propio órgano efector, o en un ganglio parasimpático cercano a este; su neurotransmisor es la acetilcolina (fibra colinérgica). El sistema autonómico entérico lo forman los plexos submucosos de Meissner y mientérico de Auerbach, inmersos en la pared del tracto gastrointestinal. Ejerce su acción con varios mediadores bioquímicos. Estos tienen semejanza estructural y funcional con los neurotransmisores y péptidos cerebrales, por lo que algunos autores lo llaman el “segundo cerebro o cere bro intestinal”. Uno de los métodos para la estimación del daño de las fibras nerviosas simpáticas es el examen de la respuesta simpática de la piel (RSP), la cual involucra en su arco reflejo a las vías aferentes y eferentes periféricas, así como al sistema nervioso central. Se altera por múltiples condiciones patológicas, por lo que es difícil la localización topográfica de estas. Las respuestas anormales de miembros superiores e inferiores pueden obedecer a lesiones en la rama aferente que conducen la sensibilidad del nervio mediano o por una ganglioneuronopatía; no obstante, pueden coexistir lesiones aisladas en la vía eferente simpática. Esta respuesta es polisináptica, puede tener aferencia auditiva (ruido), somática (estímulo a un nervio periférico) y respiratoria (inspiración profunda). El paciente debe estar en reposo, en posición decúbito supino. El laboratorio debe estar en silencio y semioscuro. Se mide esta respuesta en la palma de la mano y en la planta del pie. Para la medición se utiliza un electromiógrafo y se coloca el electrodo activo (negativo) en la palma de la mano o la planta del pie y electrodo positivo en el dorso de la mano o el pie. Las condiciones del registro deben considerar que el filtro de baja frecuencia debe estar en 0,5 Hz y que la velocidad de barrido de 500 ms por división. Luego se procede a evocar la respuesta, según la aferencia elegida. La RSP son variaciones de voltaje que se registran desde la superficie de la piel, representan la actividad sudomotora. Esta se evoca por diferentes tipos de estímulos, como los eléctricos, auditivos, táctiles, etc. La estimulación eléctrica de los nervios periféricos activa las fibras aferentes o sensoriales mielinizadas de grueso calibre (tipo II) y los tractos espinales que alcanzan el tallo cerebral. Esta porción aferente es selectiva e independiente de las vías sensoriales somáticas. La parte eferente está formada por las fibras simpáticas mielinizadas de las neuronas del asta intermediolateral de la porción Th1-L2 de la médula espinal, las cuales terminan en los ganglios simpáticos paravertebrales. Las fibras postganglionares son no mielinizadas (tipo C) e inervan las glándulas sudoríparas. La parte central del arco reflejo no se conoce con exactitud aún, se supone que sean conexiones de tipo polisinápticas que se conectan al hipotálamo, parte ventrolateral del tallo cerebral, las porciones medial y basal del lóbulo frontal, y la medial del lóbulo temporal. ERRNVPHGLFRVRUJ Los potenciales fueron replicables y de fácil obtención, tanto en los enfermos como en los controles. Se caracterizaron por tener una morfología bifásica o trifásica. No se obtuvieron respuestas en 10 % de los enfermos, tanto para los miembros superiores como para los inferiores. La comparación de medias demostró que, en los enfermos, los valores de latencia de los potenciales de los miembros inferiores fueron significativamente mayores que la de los controles; sin embargo, para los potenciales de los miembros superiores, esta variable no mostró diferencias entre ambos grupos. La principal alteración de las amplitudes fue la reducción de estas, tanto para los miembros superiores como para la de los miembros inferiores. En los miembros inferiores, las alteraciones de las respuestas fueron mayores a la de los miembros superiores (Tabla 8.1). Tabla 8.1. Alteraciones de la RSP en sujetos enfermos de ataxia espinocerebelosa tipo 2 comparados con un grupo control SCA2 Variables Miembros inferiores Miembros superiores Media Latencia Amplitud Latencia Amplitud 1,486 1,802 2,280 1,008 Controles sanos Desviación Media estándar 0,260 1,490 0,410 0,975 1,483 2,821 2,021 1,545 t p -0,089 3,645 -4,463 3,014 0,929 0,000 0,000 0,003 Desviación estándar 0,157 1,876 0,270 1,211 Nota: Para las latencias la unidad de tiempo es segundos y la amplitud microvoltios. En 25 % de los enfermos se constató la prolongación de las latencias de esos potenciales para los miembros inferiores, mientras que para la de los miembros superiores solo se demostró en 5,1 %. La reducción de la amplitud de los potenciales de los miembros superiores e inferiores se presentó en 30 % de los enfermos. Al analizar la correlación entre estas variables con la cantidad de repeticiones de CAG y el tiempo de evolución se demostró que esas variables no dependen del tamaño de la expansión poliglutamínica, pero sí del tiempo de evolución. Las alteraciones de las RSP que se presentaron en la mayoría de los pacientes representan una evidencia objetiva de la disfunción del SNA en los sujetos con ataxia espinocerebelosa tipo 2. En la figura 8.1 se muestran tres variantes de las principales alteraciones de la RSP en dos sujetos con ataxia espinocerebelosa tipo 2 y un control. ERRNVPHGLFRVRUJ Fig. 8.1. Variantes de la RSP. A: sujeto control se observan latencias y amplitudes normales. B: sujeto enfermo de SCA2 con 9 años de evolución, se observan latencias prolongadas y amplitudes reducidas. C: sujeto enfermo de SCA2 con 18 años de evolución, no se observa respuesta. La disminución significativa de las amplitudes en los enfermos sugiere la existencia de daño predominantemente axonal de fibras simpáticas periféricas. Estas son fibras finas no mielinizadas. También, la prolongación de las latencias para los potenciales de miembros inferiores sugiere una desmielinización en las fibras nerviosas de los miembros inferiores. La afectación común de latencias y amplitudes para los miembros inferiores y solo de la latencia para los superio res sugiere, además, la posibilidad de que la lesión afecte los componentes centrales del SNA, por tanto, no se puede descartar la existencia de lesiones de múltiples localizaciones, es decir, tanto periféricas como centra les. Los resultados de los estudios anatomopatológicos de enfermos fallecidos de SCA2 indican la existencia de lesiones morfológicas importantes en estructuras autonómicas y somáticas centrales. Los estudios electrofisiológicos también evidencian alteraciones funcionales en las estructuras periféricas y centrales del sistema nervioso somático; estos hallazgos resumen que la degeneración en la SCA2 tiene una localización multisistémica en el sistema nervioso somático y constituyen elementos objetivos que apoyan, que las alteraciones del SNA también se extiendan hasta las porciones centrales. El cerebelo, estructura más afectada en los enfermos de SCA2, interviene en la regulación de la actividad neurovegetativa, y viceversa. Este órgano establece conexiones con las estructuras autonómicas centrales y periféricas (conexiones cerebeloautonómicas), el hipotálamo y las terminaciones autonómicas de los barorreceptores, respectivamente. También se conoce que la norepinefrina, neurotrasmisor simpaticoadrenérgico, ejerce un control regulatorio sobre la función cerebelosa, potencializando el efecto inhibitorio del ácido gamma aminobutírico (GABA; en inglés, Gamma-Aminobutyric ERRNVPHGLFRVRUJ Acid) sobre las neuronas cerebelosas de Purkinje, durante el proceso de “inhibición lateral”. Los núcleos profundos del cerebelo, interpósito y fastigio, ejercen una función reguladora sobre la función visceral cardiovascular. Esta integración del cerebelo con las vías autonómicas periféricas y centrales justifica la disfunción antes descrita y permite sugerir una lesión en las estructuras centrales del SNA. Esto se manifiesta, clínicamente, por los trastornos relacionados con el sueño, las secreciones glandulares, el sistema gastrointestinal, etcétera. Las alteraciones subclínicas somáticas siempre han constituido un resultado interesante en los sujetos portadores de la mutación de SCA2. Están reportadas en más de 90 % de los presintomáticos, principalmente unos tres años previos a la aparición de los primeros síntomas y signos de la enfermedad. El estudio de la RSP, en un grupo de presintomáticos, demostró que las amplitudes de los potenciales plantares se encuentran disminuidas al compararse con un número similar de familiares no portadores de la mutación y que se utilizaron como controles. Esos elementos constituyen los primeros hallazgos que indican la existencia de alteraciones autonómicas preclínicas de las fibras simpáticas de pequeño calibre. ANDRICH, J. et al. (2002): „Autonomic nervous system function in Huntington’s disease”, Journal Neurol. Neurosurg. Psychiat . 72: 726-731. CHOKROVERTY, S. (1984): “Autonomic Dysfuntion in Olivopontocerebellar Atrophy” in R. C. Duvoisin and A. Plaitakis (eds.), The Olivopontocerebellar Atrophies , pp. 105-139, Ed. Raven Press, New York, ESPINOSA, M. L. 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Disord. 12: 133-147. YOKOTA, T., M. HAYASHI, H. TANABE AND H. TSUKAGOSHI (1999): “Sympathetic skin response in patients with cerebellar degeneration”, Arch. Neurol. 56:462-466. ERRNVPHGLFRVRUJ Subtipo SCA Localización genómica Gen/proteína Principales manifestaciones clínicas SCA1 6p22-23 ATXN1/ataxina 1 SCA2 12p24,13 ATXN2/ataxina 2 SCA3 14q32,1 ATXN3/ataxina 3 SCA4 16q22,1 D/D SCA5 SCA6 11q13,2 19p13,1 SPTBN2/espectrina ß-III CACNAIA/subunidad A1 de canal de calcio SCA7 3p21-p12 ATXN7/ataxina 7 SCA8 13q21 ATXN8/ataxina 8 SCA10 SCA11 SCA12 SCA13 SCA14 22q13 15q14-q21 5q32 19q13.33 19q13.4 ATXN10/ataxina 10 D/D PPP2R2B/fostatasa 2A KCNC3/canal de potasio PRKCG/kinasa C SCA15/16 3p26.1 Polineuropatía, amiotrofia y oftalmoparesias Enlentecimiento sacádico y neuropatía sensitiva Manifestaciones piramidales y extrapiramidales, oftalmoplejía y trastornos del sueño Trastornos piramidales y neuropatía axonal Sensitiva Ataxia “pura” Ataxia “pura”, polineuropatías y signos piramidales Pérdida de visión, sácadas enlentecidas y manifestacio nes piramidales Neuropatía sensitiva y espasticidad Epilepsia Ataxia “pura” Temblor de acción Retraso mental Mioclonías, distonías y neuropatía sensitiva Ataxia “pura” SCA17 6q27 SCA18 7q31-q32 SCA19 1p21-q21 ITPR1/receptor de inositol-trifosfato tipo 1 TBP/proteína Distonía, corea, demencia, de unión a TATA. epilepsia, parkisonismo y sácadas enlentecidas D/D Neuropatía sensorimotora y atrofia muscular neurogénica D/D Deterioro cognitivo ERRNVPHGLFRVRUJ SCA20 11p13-q11 D/D SCA21 7p21.3-p15,1 D/D SCA22 1p21-q23 D/D SCA23 20p13-p12.2 PDYN/prodinorfina SCA25 SCA26 SCA27 2p15-21 19p13,3 13q33,1 SCA28 18p11,22-q11,2 D/D D/D FGF14/factor de crecimiento de fibroblastos 14 AFG3L2/ATPasa SCA29 SCA30 SCA31 3p26 4q34-3q35 16q22,1 SCA32 7q32-q33 Disfonía y manifestaciones piramidales Manifestaciones extrapiramidales Hiporreflexia, manifestaciones bulbares y trastornos oculomotores Signos piramidales y neuropatía periférica Neuropatía sensitiva Ataxia “pura” Temblor y retraso mental Oftalmoplejía y signos piramidales D/D Ataxia “pura” D/D Ataxia “pura” BEAN-TK2/factor Ataxia “pura”, hipotonía asociado cerebral asociado y pérdida auditiva a Nedd4-timidin-quinasa 2 A, Dis D/D Deterioro cognitivo y azoospermia Adaptado de “Cellular and molecular pathways triggering neurodegeneration in the spinocerebellar ataxias”, Cerebellum, de Matilla-Dueñas y colaboradores (2010). D: Desconocido . NI: No identificado . A: Ataxia. Dis: Dismetria. N: Nistagmo. PNP: Polineuropatía. NAS: Neuropatía Axonal Sensitiva . NASM: Neuropatía Axonal sensitiva-motora. ERRNVPHGLFRVRUJ ADN: ácido desoxirribonucleico ARN: ácido ribonucleico. ARNm: ácido ribonucleico mensajero. ATTCT: adenina, timina, timina, citosina, timina. CAG: citosina, adenina, guanina. CIRAH: Centro para la Investigación y Rehabilitación de las Ataxias Hereditarias. cM: centi-Morgan. CTA: citosina, timina, adenina. CTG: citosina, timina, guanina. DE: desviación estándar. DPN: diagnóstico prenatal. EEG: electroencefalograma. EMG: electromiograma. EPO: eritropoyetina. GAA: guanina, adenina, adenina. GABA: gamma-aminobutyric acid . En español: ácido gamma aminobutírico. GCC: guanina, citosina, citosina. GGC: guanina, guanina, citosina. GSH: glutatión reducido. kb: kilobases. kDa: kilo-Dalton. LCR: líquido cefalorraquídeo. MPE: movimientos periódicos de las extremidades. ms: milisegundos. mV: milivoltios. PEATC: potenciales evocados auditivos de tallo cerebral. PESS: potenciales evocados somatosensoriales. PUM: potenciales de unidad motora. NMDA: n-methyl-D-aspartate. En español: n-metil-D-aspartato. PABC: polyadenine binding protein C-terminal domain. En español: dominio Cterminal de PABP. PABP: polyadenine binding protein . En español: proteína de unión a poliadenina. PAM2: PABP-interacting motif 2. En español: motivo de interacción a PABP 2. pb: pares de bases. ERRNVPHGLFRVRUJ PCR: polymerase chain reaction . En español: reacción en cadena de la polimerasa. PSW: positive sharp waves. En español: ondas positivas acuminadas. REM: rapid eye movements sleep. En español: sueño de movimientos oculares rápidos. RSP: respuesta simpática de la piel. SARA: scale for the assessment and rating of ataxia . En español: escala para la estimación y cuantificación de la ataxia. SNA: sistema nervioso autónomo. SPI: síndrome de piernas inquietas. TATA: timina, adenina, timina, adenina. TGGAA: timina, guanina, guanina, adenina, adenina. UPSIT: University of Pennsylvania smell identification test . En español: examen de identificación de olores de la Universidad de Pensilvania. ERRNVPHGLFRVRUJ